Penélope buscará la grieta para escapar de los grilletes impuestos por su progenitora para así lograr encontrar su camino y dar rienda suelta a cada aspecto de su vida perdido por tantos años de limitaciones.
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capitulo 15
Martina hizo su magia con Penny, paso el resto de la mañana arreglándole el cabello y las uñas, al verse en el espejo no podía creer que fuera ella, su largo cabello tenía pequeños rulos en las puntas haciéndola ver cómo las mujeres de las revistas sus largas uñas habían pasado de tonos pastel a un color rojo sangre.
— Me veo rara.
— Claro, es primera vez que te ves como una mujer joven, no como una esposa demasiado religiosa.
—¡Martina!.
— ¡Qué! Es la verdad, tantas veces tuve que explicar que eres más joven que yo. Ofelia te tenía como una copia exacta de ella.
— Me gusta como me veo. No sabía que podría verme así.
Penny seguía viéndose en el espejo, su sonrisa se hacía más grande era primera vez que se veía como de su edad y no como una bibliotecaria solitaria. Llegó a un punto en que quiso llorar, su prima sintió sus emociones abrazándola por la espalda dándole calidez en ese momento vulnerable. Pasaron unos minutos sumergidas en el abrazo hasta que Martina rompió el silencio con una pregunta.
—Penny, ¿Has enviado alguna de tus novelas? — No he tenido tiempo. Además, no sé si sea buena idea, me da terror de que no guste.
— Si no las envías como lo sabrás. Es difícil forjar tu camino, pero debes recordar que no estás sola, tienes a muchas personas apoyándote.
— Es que no soy como tú, me da mucho miedo lanzarme.
— Ya diste el primer paso, ahora faltan los demás, para eso estoy aquí. Tengo un amigo que tiene una editorial en Río de Janeiro. Le hablé de ti, así que el lunes enviaremos cualquier manuscrito o dos, no sé los que quieras.
— Gracias, lo enviaré el lunes a primera hora. — Claro, que lo harás por qué me encargaré yo misma de hacerlo, Penélope te conozco, sé que no enviaras nada por qué te matarán los nervios y la inseguridad que tienes no te dejará.
— Está bien, pero yo los elegiré. Además, estoy terminando el último.
— Me alegro mucho por eso. Bueno, ¿cocinarás o pedimos algo?.
— No tengo ganas de hacerlo, así que pide algo.
— Ok, mientras pasa eso necesito organizar mi espacio de descanso.
— No te lo tomes muy en serio, no vas a vivir conmigo, además tienes una mejor casa que está.
— Lo sé, pero a veces quisiera un poco de compañía.
— Cómprate un perro o consigue un novio.
— Ambas cosas son imposibles, ahora mi empresa se está expandiendo y no me queda tiempo.
— Entonces¿por qué estás aquí?.
— Solo para ti tengo espacio, mi primita.
— Gracias, tonta.
El resto del día pasaron hablando de muchas cosas cuando Penny estaba con Martina, era cuando más hablaba con ella, podía ser ella misma sin prejuicios, expresarse con tantas malas palabras como quisiera, había aprendido de ella, que eso era tan liberador y más cuando salía desde el diafragma.
En cuanto a sus padres vivían hace días sumergidos en una luna de miel andando sin pudor como Adán y Eva por toda la casa sin temor a ser observados, estaban retomando su espacio como pareja y eso hizo que doña Ofelia dejara de pensar en la mala idea de dejar vivir sola a su hija.
— Amor, cariño, diosa. Vamos a la playa.
— Hoy no, he retrasado bastante las reuniones en la iglesia. Ya hasta me llaman todos los días creyendo que estoy enferma.
— Deja eso, vamos. ¿Acaso no te gusta?.
—¡Sí!-- dijo mientras se ponía roja como un tomate.
— Bueno, me encargaré de alistar lo que llevaremos para quedarnos el fin de semana.
—¿Qué?.
— ¿No te dije?. Esos son mis planes. Nuestros planes.
— Parecemos novios, Marco.
— Pues eso somos, novios, amigos y esposos. Ven dame otro beso.
— No. De lo contrario nunca saldremos de la cama. Así que levántate y cumple con lo que dijiste, de lo contrario no iré a ningún lado.
— Sus deseos son órdenes mi amada.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
—¿Cómo es posible que hayan hecho eso?.
—Padre, sabes mis razones.
Santiago hablaba por teléfono con su molesto padre, pues se enteró por terceros que había engañado a la esposa de su amigo, enviando en su lugar a su hermano para asumir su papel como pretendiente de su hija.
— Regresarás a casa. Te olvidarás de esa dichosa banda y te enfocarás en el trabajo.
— No iré a ningún lado. Ya ganó lo suficiente para mantenerme, así que no lo harás, es mi vida padre.
— Ya te deje jugar suficiente, así que regresarás a casa o haré lo posible para que tu banda no prospere.
— No me amenaces, siempre ha Sido así me tratas como un niño idiota. Soy un adulto y he asumido mi vida, pero te rehúsas a aceptarlo. No quiero que vuelvas a molestarme, padre.
— ¡Muchacho insolente!. Al menos tu hermano si tiene un trabajo y negocio real. No como esos sueños que traen solo drogas e inmoralidad.
Santiago se quedó en silencio y solo colgó la llamada, estaba más que enojado, su padre seguía insistiendo en convertirlo en una copia de él y eso no lo permitiría por la memoria de su madre. Ella amaba escucharlo cantar desde que era un niño y ella a escondidas le había mostrado los discos de Kiss y Guns N'roses.
— Sí, mamá estuviera viva, ella estaría a mi lado. Cuánto te extraño. ¿Cómo pudiste dejarnos con ese lunático?.
El pobre hombre se echó a llorar, no le importo acostarse en el frío suelo con tal de dejar salir el llanto de ira y tristeza que lo carcomía desde la muerte de su madre. Paso el resto del día lamentándose de cada cosa que lo hacía sufrir hasta que unos golpes en la puerta lo sacaron de esa nube negra. Lo primero que hizo fue ir a lavarse la cara, no quería ser visto como un llorón y menos si se trataba de su Penny. Tomo aire y abrió la puerta con una gran sonrisa, pero al ver quién se puso serio.
— ¿Qué haces aquí?.
— Esa es la forma de dirigirte a tu novia.
— Deja de jugar Nikita, hace mucho que no somos eso.
— Como digas, vine por qué me enteré de que andas buscando un hoyo donde meterla.
— Eso no es de tu incumbencia, así que largo. Tu presencia me va a terminar de dañar el día.
—¡No!. Ya me cansé de tu juego Santiago. Eres mío hasta el día en que te mueras, sé que me amas, así que regresaré aquí cuántas veces yo quiera.
Santiago sin pensarlo le tiró la puerta en su cara cerro con seguro y llamo a la policía.
Ella seguía causando estragos en su vida sin importarle la orden de alejamiento que tenía en su contra.
Mientras tanto, Nikita comenzó a patear y a gritar en su puerta haciendo que los vecinos salieran a ver quién ocasionaba tal disturbio, hasta Penny y Martina se asomaron, ellas vieron de primera mano la escena de la mujer vestida con ropas oscuras y el cabello corto quien gritaba improperios como una demente. — ¡Ustedes, qué me ven!
—Nada, solo queríamos saber quién estaba perturbando nuestro día.
Nikita miro a Martina de manera aterradora, cosa que asustó un poco a Penny, pero no causó nada en su prima, quien la miraba fijo en modo de provocación. Cuando de la nada salió un policía quien con confianza comenzó a gritarle a la gótica mujer.
— Otra vez en lo mismo Nikita, hasta cuándo tendré que estar detrás para que no sigas arruinando tu vida por ese tipo. Camina te llevaré a la estación, has incumplido lo de la orden y de paso irrumpes en un lugar privado. — Ya terminaste, no me iré de aquí hasta que Santi me diga que regrese. No lo entiendes, le han lavado el cerebro para que me deje.
— Nikita, estás loca. Todo el mundo lo sabe, así que muévete antes que lleguen el resto de oficiales y ellos no serán amables.
— Bueno, oficial, llévesela de una vez, tratamos de estar tranquilas.
— Señoritas, por favor, no intervengan.
— ¿Qué?. Acaso no estás cumpliendo con tu trabajo, se acaba de confirmar que se conocen, así que tome a la loca o llamaré a su superior.
— Cálmese.
— por fin ya llegó la caballería.
Varios oficiales subían para arrestar a Nikita quien ahora se escondía atrás de su hermano para evitar ser sometida por los demás.
— Aléjese, ella será llevada a la estación por violar la orden de alejamiento. Usted estar treinta días en prisión.
— Espera compañero, yo la llevaré.
— Deja de cubrir a tu hermana. Así que si tienes un problema habla con el jefe. Nikita fue sacada del lugar esposada mientras seguía gritando groserías como un animal salvaje.
— Ya pueden entrar, el espectáculo se acabó.
— Obvio señor agente. --- Le dijo Martina de manera burlona.
—martina.
—¡Qué.!