Débora es una mujer con una vida monótona. Tras llevar una vida de actriz, no se siente lo suficientemente segura de sí misma. Todo cambia radicalmente después de un reencuentro con aquel hombre que prometió formar parte de su vida, con aquel hombre del que ha estado enamorada desde su adolescencia; Ángel.
Pero, ¿qué pasará cuando sepa que él olvidó esa promesa que ella siempre ha llevado en su corazón, cuando sepa que éste ya tiene dueña?
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#15: ¿Consumes ésta porquería?
—¿Mal momento para venir, Ángel?
—No...toma asiento. ¿Escuchaste algo?
—¿Algo como qué? ¿La discusión que tuviste con tu prometida hace unos segundos?
—Tiffany no es mi prometida, es solo mi mejor amiga — su mirada se pierde por algún rincón de la casa, como analizando la respuesta que di —. ¿Te sientes bien?
—Si... venía para preguntarte por mi hermana, ayer estaba algo rara, como tensa — oculto una sonrisa.
—Pues no sé, deberías preguntarle que sucedió.
Hoy es día de actuación, hablo por el trabajo que está siguiendo Débora. Sé que en estos días se ha dedicado más a los negocios de su padre que a los de su vida como una actriz profesional.
—Quiero ver a la Srta. Débora — abotono la manga de mi camisa.
—En este momento está de rodeje, pero puede esperarla hasta que termine una escena.
—Bien — la sigo a donde están las cámaras grabando a Débora que está al lado de otro hombre que jamás he visto.
La cercanía... esa cercanía me vuelve loco. Me consta que es una película pero me hierve la sangre.
Débora mira a mi dirección de reojo, con lo profesional que es no se me queda mirando y finge que no está más que con ese imbécil desconocido que la toma de la cintura para besarla, y lo hace... se están besando.
—¡Corte! — interrumpo.
—¡Ángel! ¡¿Qué mierda haces?!
—No me gusta que estés cerca de otro hombre que no soy yo.
—¡Deja de ser tan ridículo, por Dios! ¡Tú y yo no tenemos nada! Continuemos con la grabación y saquen a éste tarado de aquí.
—¿Tarado? ¿Y los tarados también hacen ésto, Débora? — sus piernas las tomo fácilmente en mis manos, llevándolas alrededor de mis caderas para introducir mi lengua en su boca y jugar con la de ella. Al sentir que la dejo sin aire, me aparto regresando a mi puesto —. ¿Lo grabaron? Bien, ya saben que escena sacar en la película.
—¡Idiota!
—Me pregunto si ya no tienes idea para decirme otro insulto mejor.
—¡Completo idiota del demonio!
...DÉBORA...
¿El imbécil de Ángel se creé dueño de mi vida para realizar estupideces sin consentimiento? De solo recordar su comportamiento de ésta tarde, me place estrellarlo contra la pared.
Como sea, ahora para quien tengo cabeza es para el idiota estúpido de Dusan a quien estoy yendo ver ahora.
—Buenas noches, ¿está Dusan?
—En su despacho, pero dijo que nadie lo molestara — con la rebeldía que gana, entro a la mansión —. Señorita...
—Es importante, ¿dónde queda?
Señala la tercera puerta del pasillo. Agradezco y sigo mi camino.
Toco la puerta pero está con seguro.
—Dusan, soy Débora. Abre la puerta, quiero que hablemos.
No responde, aún así le quita el seguro a la puerta.
—¿Creíste que no vendría luego de la estupidez que dejaste en mi cuello?
—Jure que no permitiría que estés con Ángel, haré lo que sea para que sea así.
—¿Oyes lo que dices? No soy nada tuyo Dusan.
—Lo serás, ten seguro que serás mi mujer algún día Débora. Sabré esperar — sus ojos están tan rojos.
—Pues seguirás haciéndolo. Lamento darme cuenta de tu verdadera cara, ¿por qué habiendo tantas mujeres pones los ojos en mí?
—¿Y por qué teniendo muchos pretendientes, decides mirar al imbécil de Ángel?
Me inclino con las manos en el escritorio.
—Porque no es algo recientemente, sino algo de mi infancia.
Un polvo blanco está esparcido en la mesa. Su rostro está sudado y luce intranquilo.
—Ahi está la puerta, Débora. Déjame a solas.
Tomo el polvo en mis dedos, esto parece mucho a... la droga.
—¿Consumes ésta porquería?:
—No te metas en mis decisiones personales, Débora.
—¡¿Dónde tienes la cabeza?! Esta maldita cosa es dañina para tu cuerpo.
—¿Y no es justo lo que vendes?
—Es problema de otros dañarse o no, pero eres mi amigo y quiero lo mejor para tí. ¿Desde cuándo consumes ésto?
—Vete por favor, no quiero gritarte...
—¡¿Desde cuándo te metes droga, Dusan?!
—...Desde hace unos meses. Los efectos de ésto es sentirme en el cielo, no? pues es ese el paraíso donde estoy cuando piensas en Ángel, cuando estás con ese imbécil.
felicitaciones autora gracias por compartir tu maravilloso talento