La Huida

Zara gimió y lucho contra sus ataduras, el médico entro vio a una mujer alterada, con las muñecas y tobillos lacerados.

El médico puso un calmante y le desató las manos y luego los pies le hizo algunas curaciones y llamó a Jonson.

El hombre iba pulcramente vestido con un traje gris, el cabello canoso peinado hacia atrás, ojos verdes y piel extremadamente blanca, tenía buen aspecto a pesar de su edad y claramente tenía clase.

Pero la mirada y sonrisa malvadas le daban un aspecto aterrador.

Zara lo vio pero no podía mover sus músculos, sólo podía mover algunos músculos de su rostro, ella deseaba atravesarlo con la mirada, trató de decir algo, tenía ganas de decir demasiadas maldiciones, todas las que había escuchado de la boca de Wendy.

Pero no podía, así que cerró los ojos, parecía dormida.

Cuando estaba en ese estado el médico le coloco un ungüento, las heridas más profundas las vengo y la dejó por un momento sin las pataduras.

Jonson la miraba con deseo voraz, alguien llegó a buscarlo.

- Señor lo busca el señor Sáenz, ¿qué le digo? Jonson miró a la chica, el médico había salido, Zara parecía dormida, no la quería dejar de mirar.

- Dile que pase, lo traes aquí por favor.

- Si señor. Casi de inmediato se escucho que alguien tocó la puerta, Jonson abrió y lo hizo pasar.

- Señor Sáenz, ¿a qué se debe su visita?

- Verá, yo sé que ya tiene a mi hija, espero que nuestro trato continúe como estaba estipulado en el contrato.

- Ella escapó de su custodia con ayuda de su hijo, el costo de buscarla no fue barato, usted no ayudó en nada, ella tampoco está aquí por su voluntad como acordamos usted la debería convencer, lo que significa que usted no hizo su trabajo.

- Pero yo se la presente, yo ... yo podría llamar a la policía.

- Jajaja, llamela, cree que alguien le hará caso ... ¿Si ya dijo lo que quería, váyase?

- Aún tengo algo, se lo diré si el trato sigue como acordamos ...

- Ya tengo a la chica, ella no podrá escapar de mí, ella será mi esposa y después de eso ya nada podrá hacer.

- Ella es menor de edad, si usted ya le hizo algo lo acusaré de violación. - Amenazó Adolfo.

- Jajajaja, aún no la he tocado, puedo esperar a nuestra noche como marido y mujer, eso no imprica ningún trabajo, estamos a días de que ella sea oficialmente de mi propiedad.

- ¿De verdad ?, ¿no quiere saber su secreto?

- No hay secretos para mí, su pequeña empresa no es nada, no tiene poder ni dinero, usted no es quien tiene el sarten por el mango.

- ¡Por favor señor Jonson !, salve mi empresa, se lo ruego.

- Puede llorar y suplicar, mi decisión ya está tomada. Usted es completamente inútil.

- Ella es más valiosa de lo que cree, de verdad puede ignorar eso, usted se estaría casando con alguien de la nobleza.

- Jajaja, usted está tan desesperado que ya no sabe que decir.

- Se lo juro, ella es valiosa e importante, más de lo que cree.

- Tu insistencia ya me hizo pensar, ¿que quieres por el supuesto secreto ?.

- El trato original de la boda, el 5% de sus acciones.

- El 2% y es todo lo que puedo hacer.

- Si, si ... Eso está bien.

- Entonces cuál es el "bendito secreto"

- Se lo diré sólo cuando me entregue las acciones.

- Tiene miedo de que todo lo que dice sea basura para mí, le recuerdo que quien manda no es usted.