Voluntades Inquebrantables

Todavía no era de noche, pero ya estaba fresco el clima, después de tremendo sol que ha hecho hoy. Tal vez, se sentía fresco gracias a la sanación de Estella, su esencia de voluntad se fundía con mi cuerpo, cerrando los pequeños cortes que había por mi cuerpo. Los moretones iban desapareciendo y el cansancio acumulado se extinguía.

Era como flotar en el agua… era tan delicioso sentirse así.

– Necesito que te saques la camisa –. Soltó de repente Estella, con un tono calmado.

¿La camisa? ¿Por qué la camisa? La miré con la ceja izquierda levantada, con un deje de confusión. Ella me devolvió la mirada y rechinó los dientes, luego levantó el brazo derecho y lo bajó con fuerza.

Mi cara estaba hinchada de nuevo, y esta vez por reverenda cachetada.

 – No pienses nada loco, pervertido, sanarte es solo parte del trato. Si me da la gana me largo. Necesito que te saques la camisa, porque quiero sanarte al 100%, soy alguien que termina el trabajo bien, y eso es lo que hago >>.

No esperé a que siga reclamando, me saqué la camisa, y la verdad no esperaba ver sus caras de sorprendidos, pero aun así es divertido ver sus caras estupefactas por mi cuerpo en forma y también lleno de magulladuras.

Estella parece que se ruborizó un poco, pero luego soltó unas maldiciones en voz baja, y en cuanto a Richard parecía que estaba asqueado, pero solo dijo que está bien que un hombre esté en forma, solo que las magulladuras no eran una vista bonita.

La verdad no me interesaba mucho el físico, pero tener buena apariencia nunca era rechazada. Y en lo personal no soy feo.

Sentía como mi cuerpo comenzaba a restaurarse lentamente, ya no sentía cansancio en absoluto. La esencia de voluntad de Estella me bañaba en luz etérea, llegando a cada parte de mi cuerpo. Entonces, activé mi propia voluntad

El pequeño pero sutíl cambio se sintió en el aire, ya que, al activar una voluntad, esta se impone a las demás voluntades, por lo que los dos me miraron con preguntas en sus rostros.

– ¿Qué crees que haces? ¿Acaso piensas quedarte sin esencia antes del experimento? –. Preguntó Richard con la ceja levantada.

Miré a Richard, sus ojos carmín me miraban fijamente. Su pregunta era correcta y también molestosa, en realidad quería sentir como fluía la esencia de Estella en mi cuerpo, sin embargo, solo unos segundos después, la esencia se escapó de mi voluntad, dejando solo un núcleo vacío.

– No, no es mi intención quedarme sin esencia de voluntad, pero quería comprobar si podía sentir la esencia de Estella, y en efecto, la pude sentir, más no la pude manipular –. Declaré con nerviosismo.

Para cuando me di cuenta de la mala elección de palabras, ya todo estaba jodido.

Estella se puso sombría tras mi última declaración. Nunca le dije que intentaría manipular su propia esencia de voluntad, ya que aquello es considerado nefasto.

Por eso cuando dije que intenté dirigir la esencia de Estella a mi voluntad, Estella se tensó, porque intenté manipular la voluntad de ella al querer curarme, ya que la esencia se manipula con la voluntad de la persona. Y al manipular la esencia de otro, también se roba el conocimiento de su

voluntad. Y esto se castiga con pena de muerte.

Pero jamás he intentado hacer eso.

Yo traté de hacer es manipular la voluntad de una persona en su contra.

– Valian, entonces lo que querías hacer era manipular la esencia de mi voluntad - la voz de Estella escondía una ira inconmensurable - estás ¡LOCO! ¡Perro desquiciado, en serio ibas a manipular mi voluntad con la tuya! ¡Bastardo! –. Gritó con una ira tangible gracias a su voluntad activa.

Antes de que ella arremetiera con su ira, Richard activó su voluntad, y la detuvo.

– Antes de matarlo deja que hable - me miró con indiferencia - y más vale que des una buena explicación a aquello, porque aquí y ahora te mataré –. Lo dijo sin pensarlo dos veces.

Estella se levantó del suelo su cara estaba deformada por la ira. A paso agigantado salió de la sala de entrenamiento. En cuanto a Richard, se quedó.

– Habla, antes de que te corte la garganta –. Richard se sentó al frente de mí, sin embargo, nunca desactivo su voluntad.

Ahora sí que estoy jodido, tengo que escoger bien mis palabras. Pero, aunque adorne mi teoría con palabras bonitas, lo que tengo pensado hacer no deja de ser tabú.

"Que pase lo que tenga que pasar".

– Te contaré mi teoría entonces. Quiero convergir la esencia de tu voluntad con mi núcleo - la mano se Richard se cerró en mi garganta en un movimiento que no pude ver - te aseguro… que no tengo la intención de robarte nada… quiero crear capas de voluntades… alrededor de mi nú… cleo… Richard –. Traté de formular más palabras pero la asfixia no ayudaba.

Mi conciencia se perdía, la falta de aire provoco que perdiera el conocimiento poco a poco. Las fuerzas de mis manos que se encontraban agarrando el brazo de Richard perdían fuerza. Mis patadas no tenían efecto en él, por más que me retorcía para liberarme de su agarre no me liberaba. Claro después de todo él es diez veces más fuerte que yo.

¿Qué se supone que haga?, el aire me falta, mi visión se nubla. Mi núcleo de

voluntad esta… ¿lleno?

Sin perder el tiempo, activé mi voluntad, y con la menguante esencia que me proporcionaba la junté en mi brazo derecho. Richard ya estaba reaccionando, pues su agarre se apretó más en mi cuello.

Sin esperar a que me matara lancé mi golpe al antebrazo de Richard, puse toda la esencia de mi voluntad en ese golpe, y mi propia voluntad para doblegar la suya.

La mano izquierda de Richard salió disparada al encuentro con mi golpe para interceptarlo, pero puse mi pierna en el proceso bloqueando así su bloqueo, sin embargo, mi pierna se quebró por el choque. Pero valió la pena, porque conecté el golpe, y escuché un dulce sonido de huesos quebrándose.

Richard maldijo, pero en vez de expresar ira en su rostro, sus blancos dientes se mostraban en una amplia sonrisa, sus ojos de color carmín encendidos en la luz etérea, me miraban con una fiera intención de lucha. La esencia recorría su cuerpo, fortaleciéndolo.

El calor que emanaba de su cuerpo era casi palpable.

Era sofocante.

Después de haberle quebrado el antebrazo derecho, me soltó. Caí y rodé por el suelo, gimiendo por el dolor palpitante en mi cuello. Tosí de manera bárbara recuperando poco a poco el aliento, recobrando la visión casi nublada que tenía, deslumbre las espadas que colgaban en la pared.

No había tiempo, metí la mano en los bolsillos y saqué una pequeña perla celeste, sin esperar nada me la comí. Sentí como la esencia de voluntad llenaba mi núcleo vacío, no obstante, la mayor parte de la esencia retenida en la perla

se escapó de mí, ya que mi núcleo no podía albergar más.

Pero eso era suficiente, y aún me quedaban dos perlas, debía salir de esta como sea.