Un antihéroe conocido como Komori y una heroína conocida como Zero deberan unir fuerzas para impedir que el Ragnarok ocurra.
Los problemas que comenzaron el día que se volvieron pareja deberán resolverse en el presente después de quedar varados en Asgard.
Y para ello, junto a sus amigos deberán derrotar a los Aesir que amenazan el planeta Tierra mientras sobrellevan sus problemas.
¿Podrán salvar a la Tierra? ¿Podrán vencer a los dioses nórdicos?
⚠️La novela cambiara al narrador en algunos episodios⚠️
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Capitulo #6: Ser humano
⚠️ EPISODIO NARRADO POR FLOR ⚠️
Cuando era niña me preguntaba; ¿Por qué era distinta a todos?, ¿por qué mi cabello era plateado?, ¿por qué tengo más fuerza?, ¿Por qué siquiera llegué a este mundo? ¿Cuál es mi propósito?
Me sentía perdida, sentía que no pertenecía, mis padres me dieron todo lo que pude desear, una vida llena de amor y felicidad. No viví un divorcio entre mis padres, tampoco tuve hermanos mayores crueles.
Tenía todo lo que un humano puede desear, pero aún a esa corta edad, no me sentía humana. No fue hasta que lo vi en televisión, una película de un hombre que era similar a mí, él también era un alien que perdió su mundo, su vida en su planeta natal.
Era ficción lo sé, pero en mi niñez antes de siquiera volverme Súper Zero, solo lo tenía a él para sentir que alguien me entendía y ese personaje, como se podrán imaginar, era Superman.
No necesitaba existir en carne y hueso, solo verlo en películas o cómics era suficiente para ayudarme a sobrellevar esa desconexión con la raza humana.
El día que decidí volverme una heroína para Bears City, recuerdo haber volado hasta el lugar donde había caído un meteorito, dicho meteorito cayó en una granja abandonada, era asombroso el cráter que dejó en el suelo y por lo que veía el meteorito traía consigo un líquido viscoso similar a K02 o Komori.
Ese líquido me llamaba, como si quisiera concederme un deseo, solo que me mantuve fuerte y usé mi visión láser para transformar todo ese meteorito en mi guarida.
Sin darme cuenta mi visión láser también me abrió paso a una nave de los Titanes —mi especie— había esqueletos con el uniforme de mi planeta natal, ellos siempre llevaban una Z en el pecho, lo curioso fue cuando en la mano del piloto encontré una fotografía borrosa de un perrito con manchas cafés y detrás de la fotografía venía escrito: “Evita el Ragnarok, no lo mates”
No entendía muy bien qué significaba pero tomé prestados sus uniformes para que mi mamá los usara como tela y me creará mi traje de heroína.
Al principio creía que ser una heroína como Superman sería un sueño, pero conforme crecía me di cuenta de que era una maldición, y ahora que estaba en Moncia intenté hacer que mi maldición valiera la pena, e hice lo posible por ayudar a las personas de la ciudad igual que hacía en mi otra ciudad.
Pero no pasaron ni unas cuantas horas para darme cuenta de que la ciudad era sin duda distinta a Bears City. En una de las noches salvé a una chica de ser aplastada por un pilar de piedra viejo; el cual no se cayó por algo externo sino por un mal mantenimiento.
—¿Estás bien?
—S-sí —respondió en shock—
La multitud de personas no tardó en rodearme, solo que en lugar de agradecerme ellos, me comenzaron a insultar y lanzarme cosas.
—¡No te queremos aquí! ¡Zero! —me gritaron mientras me lanzaban una dona de chocolate en la cara—
—¡Largo maldita alienígena! ¡Solo héroes mexicanos! ¡Chingada madre! ¡Wuuu!
—¡No perteneces aquí! ¡Largo!
A pesar de que también intentaba ayudar en Moncia, seguí yendo a Bears City para continuar ayudando.
—¡Asesina! ¡Por tu culpa ellos murieron hace unos días!
—¡Tú debiste estar ahí! —se quejó lanzándome piedras—
Mi tiempo lógicamente se acortó, quería ayudarlos a todos, incluso dejé a un lado mi vida amorosa pero sin importar cuánto lo intentara ambas ciudades comenzaron a detestarme.
Aún cuando los salvaba, me respondían de una forma más agresiva; ellos ahora me odiaban por no poder salvarlos a todos y no me dejaban de comparar con los nuevos superhumanos que aparecieron.
—Oye, escuchaste, apareció una nueva heroína en Bears City
—Ya era hora, desde que la perra de Zero abandonó a su ciudad, ellos necesitaban un héroe —dijo una de mis compañeras de clase pasando por mi lado—
—¡Ja! ¿Viste al nuevo símbolo de Bears City? Está demasiado buena para ser verdad
—Sí, incluso es mucho más linda que Súper Zero —respondió otro compañero—
No entendía ¿Por qué me odiaban? Solo quería hacer lo correcto en ambas ciudades pero esa terquedad me hizo ser detestada por todos.
—En otras noticias, protestantes de Bears City se reunieron en el centro de la ciudad para interceptar a la heroína Súper Zero en uno de sus labores heroicos, y decirle todo lo que piensan de ella —dijo una mujer en las noticias—
—Sí, como sabrán muchos de los ciudadanos culpan a Zero de las muertes causadas por los atentados que no fueron escuchados por la heroína y claro por el regreso del pequeño Kaiju que causó muchos daños, aunque claro, aquí está el debate, ¿Es culpable Zero de todas esas muertes por no atender a las emergencias o es que la ciudad depende mucho de Zero?, lo descubriremos después del corte —añadió el presentador—.
Después de escuchar las noticias, subí a mi habitación y abrumada por la situación observé mi traje de Súper Zero, pensando en si de verdad valía la pena hacer lo correcto, en si de verdad valía la pena sacrificar tanto por un ideal tan irreal como el de mi mayor héroe de la infancia.
—Flor, hija, ¿estás bien? —preguntó mi papá mientras entraba a mi habitación— Vi lo que pasó en Bears City y… —papá dio un largo suspiro mientras cerraba la puerta, creo que lo peor de que una multitud te insulte es que eso llegue a tus padres—. A veces las personas pueden ser crueles y duras como lo fueron contigo
—No sé si pueda soportar más, papá —dije limpiando mis lágrimas—. Primero Andrew, después esto, no sé cuánto más aguantaré
—Lo sé —se sentó a mi lado con una taza de café en su mano—. Sé muy bien cuánto has sacrificado, pero no tienes que hacerlo, eres humana
—Papá ni siquiera soy tu hija, soy un alien de otro planeta, ellos tienen razón, yo no pertenezco a la Tierra
—Te equivocas, perteneces a este mundo más que nadie
—Papá, no, ya los escuchaste y ya lo viste, todo lo que hago sale mal, ni siquiera he sido capaz de terminar la preparatoria y tengo 20 años
—Escúchame —ordenó agarrándome de las mejillas—. Tú has hecho mucho por ellos, dime, ¿Quién sale todas las mañanas para ayudar a las personas? ¿Quién cruza un país entero para salvar a las personas de su antigua ciudad?
—Yo, papá —respondí a regañadientes—
—No tienes que aguantar si no quieres, no tienes que forzarte, eres un ser humano y tienes límites
—Papá…
—No, no me importa que digan en la televisión, toda esa multitud o la nave que te trajo, eres humana, pero ser humano no solo significa no rendirse, también significa que tienes límites y a veces está bien respetarlos
Me dejé caer en los brazos de mi padre mientras lo rodeaba con mis brazos, casi como si no quisiera que se fuera.
—Lo intentaré, papá