Una Sirena De Otro Mundo

-Hijo mío!! El momento se acerca, y podremos vengarnos de todos aquellos que nos hicieron daño!!

-Madre, que deseas que este hijo tuyo haga por ti?

-Jajajaja mi niño !!!

-Deberás aventurarte en las Cuevas de Neptuno, allí mi padre resguardó el cuerno del titán!!

-Cómo ordenes madre!!

-Tendrás que recuperarlo para mí, una vez que lo tengamos soltaremos al kraken, Los malditos sharkas y los orgullosos Atlantes se van a arrepentir por todo el daño que han hecho!!

Pero sobre todo haré que mi padre se arrepienta de todo el daño que me causó al quitarme lo único que yo quería!!

-Bien, Me retiro entonces madre ya que el camino será muy largo!!

-Espera mi querido muchacho!!

Recuerda que la curva de Neptuno está resguardada por un poderoso leviatán, toma esta flauta, está impregnada con mi canto, una vez que la toques el leviatán quedara hipnotizado, podrás entrar y salir con el cuerno por un corto tiempo antes de que el hechizo se rompa!!

El joven tomó la flauta que su madre le ofrecía, era más bien como una especie de caracola, El joven sharka la ató a su cuello y se aventuró a las profundidades oceánicas en busca del tesoro que su madre le había pedido, al ser un mestizo, él sabía que era un proscrito, la única persona que lo había amado era su madre, por lo que no había nada que ella le pidiera que él no hiciera por ella

Mientras tanto Orla se quedó en la cueva había seleccionado una zona en el océano que era hostil, era un lugar inhóspito para muchas criaturas marinas pues la densidad de sus aguas y la salinidad de la misma no permitían que creciera ahí la vida, ella había logrado transformar su guarida en un lugar acogedor para ella y su hijo, sabía perfectamente que en ese lugar nadie la encontraría

Su padre Nereo la había mandado buscar durante mucho tiempo, sin embargo siempre era lo mismo, ella no aparecía era como si el mar se la hubiera tragado, primero la pequeña Yemanyá se había quitado la vida por su culpa y ahora su dulce Orla estaba perdida y con el corazón roto, pero ella nunca le dijo nada, él no estaba enterado de su amor secreto por el príncipe Atlante

Trite esposa de Nereo y madre de Orla constantemente trataba de darle ánimos a su esposo, quién cada día se sentía más triste por lo que siempre trataba de tener mucho más cuidado con sus demás hijas no quería que la tragedia los alcanzara de nuevo, había aprendido una gran lección, y era jamás volver a interferir en los asuntos sentimentales relacionados a la selección de pareja de sus hijas, lo que más anhelaba en su corazón era poder pedirles perdón a sus hijas y redimirse por todo el mal que les había causado, por lo que continuaría buscando el modo de hacerlo

Mientras tanto El joven sharka continuaba con su travesía, el camino hasta las cuevas de Neptuno no solo sería muy largo, también sería peligroso, las cuevas de los dioses por lo general estaban en sectores muy protegidos y custodiados por enormes criaturas como los leviatanes, los cuales eran los poderosos seres marinos al cuidado de resguardar los tesoros de los dioses, no sería fácil burlar esa seguridad, pero haría todo lo posible para que su madre estuviese contenta

La vida del joven mestizo No había sido nada fácil, después de que su madre dejara las frías aguas del Ártico, huyendo para que el desprecio de los sharkas no alcanzará a la cría en su vientre, ella llegó a esconderse en una zona limitante con el mar de los muertos, Pues esa inhóspita zona contenía una salinidad malsana para cualquier criatura marina, por lo que no había vida en ese lugar y en caso de que alguien quisiera alojarse ahí definitivamente moriría, ese mar ni siquiera podría ser atravesado por ninguna criatura, para ella y su cría sería el escondite perfecto, ella se ubicó en una zona muy cercana a las aguas del mar de los muertos, y ahí en ese olvidado lugar comenzó a desahogar todo el resentimiento que cargaba en su corazón

Estaban alejados de todo y de todos, El pequeño sharka solía cazar en un lugar cercano para alimentarse él y su madre, pronto, comenzó a explorar algunas zonas peligrosas, fue ahí donde aprendió a sobrevivir, lo cual se resumía en matar o morir, fue entonces que se despertó su instinto asesino natural, pues debido a su raza era algo genético, pero también era mitad Tritón así que una parte de él también contenía la inteligencia y la nobleza de su raza , de no haber sido por su madre quien envenenó su corazón en contra de todos

Orla conocía lo soberbios y prepotentes que llegaban a ser cada una de las especies, siendo los Atlantes los que más tenían el orgullo crecido por su descendencia divina, Orla pensó que era el momento de darles una lección a todos, no solo era por las cuestiones de su corazón roto, también estaba la injusta violación a manos de un sharka, el empeño de su padre en formar una alianza, robándole así la oportunidad de amar y ser amada,y también estaba la actitud prepotente y prejuiciosa por parte de las demás especies, lo cual impediría que su hijo fuera una criatura libre de hacer su vida en todo el vasto océano y en medio de todo el caos también tendría la oportunidad de encontrar el tesoro que había estado buscando durante tantos y tantos años...

- Muy bien es hora de poner todas las cosas en su sitio, tal vez ahora no lo vean como algo bueno, pero sin duda habrá un nuevo orden, una nueva oportunidad de redimir todos sus pecados, les brindaré la oportunidad de dejar atrás toda su maldad y toda su arrogancia!!- La sonrisa de Orla rayaba en lo siniestro mientras idealizaba una sociedad en la que las especies marinas podían convivir sin discordia

Muy pronto se daría cuenta del gran error que había cometido, sin embargo sería muy tarde para remediar las cosas solo un gran sacrificio de amor podría redimir los pecados del pasado