Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Tu deber
...
Luego de dos días más, Jaden fue dado de alta. Y para este punto, la herida en el hombro ya casi había sanado. Algo que le sorprendió y se vio obligado a agradecer es que literalmente su carne fue atravesada con aire, por lo que no hubo nada que extraer o similar. La herida en su hombro estaba limpia… en teoría.
Y si era sincero, no esperaba que en un mundo —en apariencia— más atrasado que el de su primera vida, hubiese mejores tratamientos médicos. ¿O quizás era la naturaleza de su herida? No lo sabía a ciencia cierta, pero agradeció su salida de la enfermería, así como la rápida recuperación.
—Te dejaron libre justo a tiempo —dijo Fegan mientras caminaba a su lado. El alfa se había ofrecido a recogerle y llevar sus cosas cuando supo que podría irse. Y por supuesto, en cuanto Jaden le escuchó no pudo sentirse más alegre.
—¿Justo a tiempo?
—Desde luego. La próxima semana iremos a una pequeña excursión de entrenamiento.
—¿Con la profesora Cyrene?
—Sí.
—Es así…
El pelinegro tuvo la sensación de que esta nueva noticia podría ser importante, por lo que trató de hacer memoria pensando que algo relevante había sucedido en la novela. Pero lo dejó pasar al cabo de unos minutos, cuando a su mente no llegó nada.
“Como sea, si lo olvidé significa que no era tan importante al final”, se dijo. “Tal vez algún pequeño evento entre los protagonistas durante ese viaje.”
Si había escenas en la novela que Jaden pasó por alto mientras leía eran las de tinte romántico, pues cada acercamiento entre Bel y Dathan significaba un engaño a Fegan, por lo que solía saltarlas parcial o totalmente. Así que era normal que ahora no recordara nada.
Mandando el tema al fondo de su mente, el pelinegro siguió caminando junto a Fegan. Él iba en su propio mundo, y estaba muy concentrado en disfrutar de la compañía de su favorito. Sin embargo, antes de girar en una esquina tuvo que detenerse y mirar a los alrededores.
—¿Todo bien? —preguntó el pelirrojo, con el semblante serio. —¿Te sientes mal?
—No es eso… que extraño. —Miró en todas direcciones. No obstante, no vio a un solo alumno o profesor. De hecho, no vio a un solo ser vivo.
—¿Qué sucede?
—Tengo la sensación de estar siendo observado —respondió antes de encogerse de hombros. Jaden se había olvidado de la herida, por lo que su movimiento le provocó un ligero dolor en el área afectada. —Hisss…
—¡Cuidado! —Fegan se acercó con rapidez, estudiándole de pies a cabeza. Y en determinado momento se acercó un poco más a él, colocando su rostro a escasos centímetros del suyo; lo que por supuesto, puso nervioso al menor de los dos. —¿Te duele demasiado? ¿Deberíamos volver con la doctora?
—¡No! Fue un accidente. Pero ya estoy bien.
—Por cierto, ¿te sentiste observado?
—Olvídalo. Debe ser mi imaginación —negó con la cabeza. De todos modos, si alguien le estaba mirando, ya no le importaba. —Estar encerrado tantos días en la enfermería de seguro debió afectarme.
—En ese caso vámonos de aquí. —Fegan sonrió cuando Jaden aceptó irse. Sin embargo, antes de cruzar aquella esquina, volteó el rostro y en un ángulo que no había notado el omega, encontró a un chico.
Este, igual que Jaden, era pelinegro. Esa simple característica no supondría un problema, salvo por el hecho de que en la Academia Evisine solo había dos individuos con ese color de cabello. Uno estaba a lado suyo, así que aquella persona en la distancia solo podía ser el primer príncipe del imperio.
Este chico miraba con una intensidad abrumadora al más bajo de los dos. Y aún cuando desapareció de su vista, no dejó de ver el punto por el que había pasado.
—¿Astor? —llamó un alfa a su espalda. Para sorpresa de nadie resultaba ser Rainer.
—Vámonos.
Sin decir algo más, Astor dio media vuelta y caminó en dirección contraria a la de Jaden. En su rostro no había emoción alguna, pero sus manos eran un tema aparte. Sus dedos eran blancos debido a la fuerza que estaba aplicando en los puños.
.
Los días pasaron, y la herida del pelinegro se curó por completo. No sabía a qué se debía, pero agradeció la libre movilidad de sus extremidades nuevamente. Y esto le permitió integrarse a clases sin problemas el lunes siguiente.
Por cierto, esa misma mañana retomó su hora de ejercicio matutino. Y no le sorprendió el hecho de que su cuerpo resintiera la pausa, pero mientras corría por el campo volvió a acostumbrarse a la agitación física y pudo terminar sin problemas.
Fue luego de eso que tomó un baño rápido y se dirigió a clases. Hasta ese momento, su mañana podía considerarse normal. Había una sensación de comodidad en recuperar su rutina. Sin embargo, eso cambió apenas entrar por la puerta del 2B.
Tan pronto como puso un pie en el salón, varios pares de ojos se clavaron en él, haciéndolo sentir expuesto en menos de un segundo. Era como volver al primer día del cambio.
“¿Qué sucede?”, se preguntó. Pensó que podría ser porque no había visto a ninguno de ellos desde el día del accidente. Todavía recordaba que muchos de sus compañeros se habían asustado demasiado al ver la sangre en su hombro. “¿Es por la curiosidad? ¿Les sorprende que un mago oscuro fuera lastimado?”
No obstante, ninguno se acercó a él para preguntar o decirle algo, se limitaron a verle en la distancia. Por lo que Jaden solo pudo ir y sentarse a un lado de Dathan. No sin antes saludar efusivamente a su favorito.
—¡Buenos días, Fegan! —saludó con una sonrisa radiante. Era evidente para cualquiera lo mucho que brillaban sus ojos en cuanto el pelirrojo entraba en su campo de visión.
—Jaden, buenos días. ¿Cómo está tu herida? —El chico creía que Fegan preguntaba solo por cortesía, pero no se decepcionó. Su sonrisa no aminoró. Para él solo cruzar palabras con su favorito ya se consideraba una fortuna y un milagro.
—Mucho mejor. Gracias por preguntar.
Sin poder alargar el saludo, no le quedó otra opción aparte de sentarse a un lado del protagonista. Y no lo hizo sin cierta renuencia, más aún cuando veía el asiento vacío a lado de Fegan.
“Yo debería estar sentado ahí…”
—Tan obvio… —susurró Dathan a su lado con un tono burlón. Esto fue una clara declaración de guerra, y Jaden se preparó para contraatacar.
—Bueno, al menos yo me esfuerzo por acercarme a él. ¿Qué haces tú? Por eso no has avanzado nada con Bel.
—¿Qué? —exclamó el protagonista. Si fuese un gato, en ese momento hubiese parecido que alguien le pisaba la cola.
El pelinegro sonrió, porque el primero que reaccionaba era el que perdía. Y fue tanta su alegría por esto, que no se dio cuenta de que en el segundo exacto en que había mencionado al bottom, la mirada de Dathan se atenuaba un poco, y sus mejillas ni siquiera se habían sonrojado como en el pasado.
Alguien que le conociera por mucho tiempo podría darse cuenta de que eso se debía a la decepción creciente del protagonista por las acciones del omega. Pero Jaden no lo conocía en ese aspecto como para deducir tanto en un corto vistazo. Fue así que dejó pasar esta importante información. En su lugar, giró el rostro y se concentró en la espalda de Fegan, con una sonrisa tímida en los labios.
Dathan vio su rostro entonces, y siguió la dirección de su mirada. Sin saber como reaccionar, miró al pelinegro con un toque de lástima y apartó el rostro.
“Bueno, no soy el único que perderá aquí.”
Poco después de eso, la clase dio inicio como cualquier otro día. Y salvo el hecho de que las miradas hacia él se habían intensificado, Jaden no sintió que las cosas hubiesen cambiado. Claro, ignorando el hecho de que faltaban Bel y Eder en el salón. Pero ninguno de los chicos lo mencionó, y él no sería el primero en hacerlo. De todos modos no le correspondía, dado que ni siquiera se llevaba bien con aquellos dos, encima de que debido a ellos había resultado herido.
Así, las clases continuaron y en determinado momento incluso les dieron los detalles de la próxima excursión. Siendo sinceros, el pelinegro ni siquiera puso atención del todo, pues estaba concentrado en cierto pelirrojo. O más precisamente, en el lunar que tenía detrás de la oreja izquierda, y el cual acababa de descubrir.
“¿Por que luce tan lindo?”, gritó en su corazón. El pequeño lunar era café y tenía la forma de un círculo perfecto. Sus dedos ardían con el deseo de tocarlo. Desde luego, tuvo que resistir el impulso de hacerlo.
Y fue a partir de ese descubrimiento que se perdió los detalles de lo que haría el próximo fin de semana. Cosa que lamentaría con creces en el futuro.
Como fuese, la jornada escolar llegó a su fin, y sin la oportunidad de ir a la habitación del pelirrojo, se despidió del grupo y caminó hasta su propio cuarto.
Lo sorpresivo fue que el encargado del edificio le dio una carta de su padre adoptivo.
Jaden miró el sobre con incredulidad, pues desde su llegada a la Academia nunca había recibido nada del hombre, excepto su asignación mensual. Y eso, sospechaba, era enviado por su secretario a fin de mes.
El chico recordó la fecha.
“No es fin de mes…”
Tomó la carta, y luego de agradecer con rapidez al hombre continuó su camino. Fue solo hasta la soledad de su habitación, que se permitió abrir el sobre.
No sabía por qué, pero sus manos temblaban. ¿De miedo, o anticipación? No podía descifrarlo.
Al desdoblar la carta, se encontró con unas cortas líneas.
“Supe que tuviste un altercado con el hijo de los Windsworn. Ellos se han disculpado en nombre del chico, incluso le otorgaron una cuantiosa remuneración a la familia. Así que no le pongas las cosas difíciles cuando regrese a clases. Si puedes, utiliza esto para acercarte a él. Recuerda lo que te pedí hacer cuando te marchaste de casa.”
Al final de la carta solo había una firma, mostrando la identidad del remitente que había escrito esas pocas palabras.
Jaden releyó la carta dos veces más. Y fue hasta la última vez que descubrió que lo que había sentido antes era anticipación. Sin embargo, solo obtuvo decepción al final.
—¿Qué esperaba de él? —Se preguntó en un severo tono autocrítico. Ese hombre solo era amable con su hijo verdadero.
Sin embargo, a pesar de la renuencia su mente recordó el momento en que se despidió del Conde, así como muchas otras cosas.
Luego de ser adoptado por ese hombre, los años pasaron para Jaden. Cinco para ser exactos.
Y en todo ese tiempo, no tuvo gran cosa de la que quejarse. Tenía un techo sobre su cabeza, y comida en su plato. Eso era suficiente para sobrevivir.
En casa nadie lo maltrataba, aunque tampoco eran cálidos con él. Aunque no le importaba.
Desde que tenía uso de razón, solo su papá había sido bueno con él, y cuando este murió… bueno, ya no hubo nadie más. Pronto se dio cuenta de esto, por lo que no hubo decepción cuando su nuevo padre adoptivo y su hijo no lo trataron como a un familiar. No lo golpeaban, y eso era suficiente.
Sin embargo, comenzó a preguntarse las intenciones del hombre para adoptarlo. Ya había comprobado que no era por un simple sentimiento filial, aunque no fue capaz de pensar en un razón. ¿Tal vez para futuros matrimonios políticos? Algo así era común entre nobles, pero nadie querría a alguien como él, por lo que no parecía una buena opción.
Afortunadamente, la respuesta se hizo clara cuando estaba a unos cuantos días de cumplir quince años.
Una semana antes de su cumpleaños llegó una carta de la Academia Evisine —la institución educativa más destacada de todo el imperio, respaldada por el mismo emperador—, en la que se extendía una invitación para que él asistiera a la escuela. Ni siquiera importaba su pobre calificación en la magia, solo que su cabello era de un penetrante color negro, porque eso se vería bien en los registros.
Poco después se enteró que no eran muchos los invitados personalmente por la Academia. Y el revuelo de eso fue tanto, que los días siguientes su padre adoptivo y demás familiares se la pasaron de banquete en banquete, alardeando de cómo él había sido invitado.
Entonces comprendió. Su padre dedujo que su afinidad con la magia oscura, aunque temida por el pueblo, también era poco usual, por lo que sin duda llamaría la atención de la escuela o la familia imperial tarde o temprano. Y esa clase de invitación mejoraría sus relaciones con otros nobles más poderosos.
Jaden no se molestó por ser utilizado de dicha manera. Por el contrario, lo consideró como un pago por el alojamiento y comida gratis de los pasados cinco años.
“Academia Evisine, ¿eh?”, se encontraba pensando a menudo. Y en cada ocasión algo en su interior se agitaba, como si un sexto sentido le estuviese advirtiendo de un posible peligro. Sin embargo, la extraña sensación desaparecía tan pronto aparecía, por lo que se esforzó en ignorarla hasta que llegó el momento de partir.
—No tenemos el poder para apoyarte en la Academia, así que no te metas en problemas. Estudia, gradúate y vuelve. Y más importante aún, en tu estancia en ese lugar consigue un buen esposo que beneficie a la familia. Como un omega de la familia Softwhisper es tu deber —dijo el hombre con un rostro severo. Y él solo asintió en ese momento.
Ambos se dieron media vuelta y siguieron sus respectivos caminos.
Luego de tan corta y fría despedida, Jaden subió al carruaje y no miró hacia atrás. No había ninguna renuencia especial a marcharse, y tampoco emoción por su destino final. Solo iba porque se le ordenó hacerlo de todos modos.
Tan solo se dejó guiar, esperando pagar un poco de lo que había recibido antes. Claro que, el extraño ba-dum en su corazón, que hacía acto de presencia de vez en cuando, le tomaba por sorpresa.
—Siento que estoy olvidando algo importante… —susurraba mientras miraba a través de la ventana del carruaje. No obstante, los supuestos recuerdos nunca llegaron.
Y así, pronto se incorporó a clases en la Academia Evisine. Aunque hubo que decir que casi todo el tiempo tenía una extraña sensación de déjà vu que no se desvanecía por más que la ignoraba.
Esta se intensificaba cuando sucedían ciertos eventos escolares. Y sobre todo, cuando fue rescatado por el primer príncipe. Quizás por eso creyó que debía acercarse a él. Sin embargo, nunca logró recordar nada.
Solo lo hizo cuando conoció a Fegan por primera vez.
Así, los recuerdos terminaron y Jaden volvió al presente.
No pudo evitar el suspiro que escapó de entre sus labios. Y se dejó caer en la cama.
Por primera vez vio un efecto negativo de haber recordado… una parte de él… ¿esperaba un trato distinto de su padre adoptivo ahora?
—¿Qué clase de broma de mal gusto es esa? —murmuró hacia el techo.
...
Perdonen la demora de capítulos... ahora estoy muriendo de cólicos jajaja estas dos últimas semanas no han sido lo mío...
posdata autora mira seirei gensouki je
me encanta tu historia espero con ansias más capítulos /Smile/