La Villana Dejó De Amar Al Protagonista Masculino.

Clarisa salió del baño con una bata roja, y una toalla blanca en la cabeza.

Clarisa miró con disgusto los vestidos que estaban colgando en el armario.

Clarisa: "¿Porqué todos son rojos?."

Todos eran rojos, rojo con negro, rojos con verde o todos eran rojo por compreto, sin ningún otro color.

Elgio uno que era todo rojo y menos capas. Recodo que había visto un vestido que le había gustado en juego de vestir, nadie sabía que ella jugába ese tipo juego.

Se imagino el vestido, de sus manos apareció una luz roja que cubrió el vestido que sostenía.

Cuando la Luz roja salió, quedó descubierto un vestido, en la parte superior era blanco sin magas, en la parte inferior de color celeste, la falda tenía una apertura en el lado derecho, las orillas era de color amarillo oscuro.

Se vistió y se peino con una cola alta, dejando mechones a los lado de su rostro.

Al ver el reflejo en el espejo de cuerpos completo, le gustó como le quedaba el vestido, resalta su ventura y cuando caminaba se podía ver su pierna derecha.

Los zapatos azules de tacon resaltaba su pierna larga.

- Tch - Clarisa chasquio la lengua insatisfecha.

Clarisa: "¡Qué desperdicio!, siendo una mujer hermosa, se aferra a un hombre que no la ama, habiendo muchos hombres por ahí que están esperando ser casados."

En su otra vida se vestía muy bien, resaltando su belleza, resiviendo cliticas buenas como malas tanto de hombres como mujeres.

Pero a ella no le importaba, se vestía hermosamente porque le gustaba, no lo hacía para sedusir a los hombres como decían muchas mujer solo por celos.

Busco una maleta y hizo aparecer varios vestidos dentro de la maleta y en otra zapatos.

Salió de su habitación con dos maletas de la habitación.

Clarisa: "Calculando el tiempo, puedo llegar a la hora de la prueba mágico si salgo después del desayuno."

Por los pasillos las sirvientes que pasaban con ropa limpia y dobladas en sus manos la miraba con curiosidad.

Indorando las miradas de las sirvientas, Clarisa siguió caminado con sus dos maletas.

- ¿Clarisa? -

Al escuchar su nuevo nombre, voltio a ver donde venía la voz.

Por el pasillo caminaba el primer Ministro que la miraban con preocupación.

Clarisa: "¿Ahora que voy hacer?."

En la superficie estaba tranquila, pero por dentro estaba preocupada que el el primer Ministro no la dejara ir al bosque mágico o sospechara que no era su verdadera hija.

- Buenos días, padre - saludo con voz tranquila, se inclino al saludarlo

- Buenos días - el primer Ministro contestó al deternece delante de Clarisa, miro las dos maletas que estaba al lado de Clarisa, pregunto confundido - ¿y esas meletas? -

- ¿Estas maletas? - pregunto mirando las maletas- después del desayuno iré al bosque mágico - recogió sus dos maletas comenzó a caminar con pasos lentos.

Al ver que su hija se iba, la siguió rápidamente y le preguntó - ¿Cómo qué vas a ir al bosque mágico? -

- Sí, quiero ir al bosque mágico para acompañar a Frederick en un día especial como hoy, que es el día de saber que tipo de magia posee y como su madre tengo que estar con el, acompañandolo - hablaba sin dejar de caminar.

No sabía si su deseo de que su hija se preocupara más en su nieto se había cumplido. Sabía que su hija ignoraba a su nieto, no estaba muy imboruclada en la educación de Frederick.

Cada vez que venía de vesita a la mancion, venía sola y cuando le preguntaba de poque no había venido Frederick, no decía nada.

Él mejor que nadie sabe del porqué Clarisa no salí en compañía de su nieto porque tiene miedo que volviera a suceder lo que había sucedido hace dos años.

Hace dos años, Clarisa y Frederick había salido para asistir a una fiesta de cumpliaño de un hijo de unos de los amigos de Duque Karel.

Cuando reglesaban de la fiesta, en medio del camino, unos asesino salieron y los caballeros peliaron contra los asesinos.

En un descuedo de los caballeros, un asesino pudo llegar al cuarraje donde Clarisa y Frederick de dos años estaba.

Frederick que estaba en los brazos de su madre, el asesino sin pensarlo y sin pieded empuño su espada contra Frederick.

Su hija al ver el movimiento del asesino, se interpuso en medio del asesino y Frederick.

El asesino la puñarlo por la espalda, al ver que había herido a la persona equivocada, quería brandir su espada contra Frederick, no pudo cumplir su cometido al ver que él y sus caballeros llegaban.

Al ver que no podían ganar, escaparon, dejando a su hija malherida y a su nieto asustado viendo a su madre cubierta de sangre.