Un Consejo: Nunca Digas Nunca

🍇 𝓖𝓲𝓷𝓪 🍇

Y Jordan posicionó su miembro en mi entrada. Sentía que algo iba invadiendo mi estrechez, no dejaba de besarme hasta que sentí que algo dentro de mí se rompió y adiós pureza. Sentí un ardor, pero que con los besos que me daba Jordan fue pasando a placer. Empezó a moverse y ya no supe de mí, solo gemidos se escuchaban en la habitación y el choque de nuestros sudados cuerpos en la cama.

—¡Jordan! Ahhh, ¡te amooooo!

—¡Yo también te amo! Ahhh, sí, mi reina, estás deliciosa. Ahh.

¡Por fin Jordan me dijo que me ama! Y como si apretaran un botón, tuve mi segundo orgasmo y Jordan, al sentir mis paredes apretándolo, también llegó al clímax.

Salió de mí y buscó algo para limpiarse, pero yo ya estaba casi dormida. Se acostó y me recostó en su pecho mientras besaba mi cabeza acariciando mi espalda y así nos quedamos dormidos.

🍇 𝓖𝓮𝓸𝓻𝓰𝓲𝓷𝓪 🍇

Angelo no llegó anoche a la hacienda; espero que lo que pasó en las bodegas no haya sido nada grave. Me quedé dormida esperándolo, pero cuando me desperté en la mañana vi su lado de la cama intacto; o sea que no amaneció aquí. Me bañé y bajé a hacer el desayuno como todas las mañanas desde que estamos juntos y lo vi dormido en el sofá de la sala.

—¡Angelo, Angelo! —Trato de despertarlo, pero está muy dormido, por lo que lo toco y sigo llamándolo, pero nada. Entonces lo sacudo con fuerza. —¡Angelo!

—¡Ahhh! ¿Qué pasó? Gina, ¿qué te pasa? ¿Por qué me despiertas así? —Me da risa al ver la cara que puso del susto que le di.

—Jajaja, no es para tanto, Angelo. Solo que no despertabas, por lo que me tocó sacudirte un poquito, jajajaja. —Esa cara que puso de espanto fue de lo más chistoso, jajaja.

—¿No es para tanto? Mujer, casi te quedas viuda. —Se para del sofá para irse a la habitación.

—Angelo, ¿por qué dormiste aquí y no en nuestra cama? —Se ve que está con resaca y huele a licor. ¿Sí sería que estuvo en las bodegas como me dijo don Antuan?

—Porque llegué muy tarde y no quería despertarte —fue su respuesta.

—¿Y si estabas en las bodegas? ¿Por qué hueles a licor? —Quería sacarme la duda.

—Después de ir a las bodegas me fui con unos trabajadores a tomar en un bar cerca de la hacienda y se nos fue el tiempo. Solo fue eso. —No sé si creerle.

«¿Ahora mi papá con qué cuento le habrá salido? No estoy para reclamos de mujeres y mucho menos que vengan de Gina», pensó Angelo con mal genio.

—¿Solo eso? ¿Me estás diciendo la verdad? —insistía al ver la cara de molestia ante mis preguntas.

—¡Sí, sólo eso, allá tú si no me crees! Y no te pongas a hacerme reclamos pendejos que no me gusta. Me voy a bañar mejor. —Me asustó la forma en que me contestó, lleno de odio.

—Sí, tienes razón. Yo no tengo por qué hacerte reclamos. Cuando te bañes, bajas a desayunar. —Le contesté de la misma forma.

Gina, sí que eres tonta, ese hombre está contigo por un contrato. Antes que eres aprovechada si no eres la verdadera esposa, ya hasta te lo comiste toditico y vienes con reclamos de mujer celosa. Lo mejor será hacerle un delicioso desayuno a "mi esposo" para que se contente conmigo.

🍇 𝓙𝓸𝓻𝓭𝓪𝓷 🍇

Me despierto y veo a la mujer que está dormida en mi pecho. Detallo sus largas pestañas y su perfecta nariz. Es tan hermosa y natural. Su rostro es de un ángel, duerme plácidamente y su boquita hace un pequeño puchero y yo me siento un demonio al usar a este pequeño ángel para mi provecho.

Yo nací en Colombia hace 23 años. Mi madre es italiana y mi padre es colombiano pero vivió veinte años en Italia. Ellos tuvieron que salir de Italia huyendo del exesposo de mi mamá. Por ellos es que hablo a la perfección el italiano.

Todo iba muy bien en mí familia, éramos felices solos los tres. Yo estaba estudiando en la universidad pública Ingeniería Mecatrónica. No éramos ricos pero teníamos lo necesario, pues mí papá y mamá tenían un restaurante italiano pequeño en la zona de Chapinero en Bogotá llamado "Picolla Italia" y estaba bien acreditado. Les iba muy bien, hasta que hace cuatro años; mí papá se enfermó de los riñones. Empezaron a fallar siendo necesario hacerle diálisis y debía ser transplantado, entonces tuvieron que vender el restaurante; pues mí papá ya no lo podía atender. Mí mamá menos porque debía cuidarlo y yo no tenía ni idea de su manejo pues nunca me interesó, y como necesitaban el dinero para solventar los gastos de mí papá, su trabajo de tantos años fue vendido.

Ellos no querían que yo me saliera de la universidad; ya iba en el penúltimo semestre, pero viendo la necesidad que había en casa, me salí y empecé con mi negocio independiente de estafar mujeres incautas. Me valía de mi acento y del manejo del idioma del romance y el erotismo... el italiano.

La primera mujer que estafé era una viuda cartagenera que me doblaba la edad. Con un amigo de la universidad saqué mi primera cédula de extranjería falsa; ahí me llamaba Franco Pelluci, italiano de nacimiento que estaba en Cartagena de vacaciones. La enredé con mi idioma y en una semana me dio parte de su herencia, pues en una boda exprés nos casamos y me cedió su dinero, argumentando que era para que montara un negocio de comida italiana en la ciudad amurallada. De ahí me devolví a Bogotá con el dinero y pude pagarles a mis papás la casa en que vivíamos que estaba hipotecada al banco.

Les dije a mis padres que había ganado el dinero en un casino, y me hicieron prometer que no iba a volver a hacer eso, pues temían que me volviera ludópata. Después vinieron más mujeres incautas y necesitadas de cariño, pero ya con el tiempo no podía darme el lujo de hacerlo en Colombia, pues ya estaba siendo buscado por estafa, pero claro que con mis nombres falsos. Jamás pudieron dar con mi nombre verdadero, por eso decidí viajar en secreto a Italia. Ni mis padres saben que estoy en este país; ellos piensan que estoy en Medallo trabajando en una trilladora de café, y eso no es del todo falso, pues tengo a un amigo haciéndose pasar por mí en ese lugar con mis papeles. ¿Arriesgado? Sí, pero el que no arriesga un huevo no saca una gallina, y la idea es que Julián Rivera aún esté en Colombia trabajando honradamente, por si las cosas en Italia no salen como debieran.

Me levanto suavemente para no despertar a mi ángel y preparo el desayuno para llevárselo a la cama. Debe estar adolorida por lo que hicimos ayer en esta habitación y debo atender a mi víctima como una princesa.