Matrimonio Imperfecto

Agosto

El momento tan esperado llegó. Estoy sentado a una mesa frente a mi padre con el papel oficial de la empresa. Finalmente resolvió firmar. Aunque todavía pueda dar una manera de cancelar la firma si me separo de Gael, puedo dar una manera de arreglar un buen abogado.

Firmé el contrato solo de matrimonio, no de medidas establecidas para divorcio. Si fuera el caso, ahí sí él tendría poder de quitar mi nombre oficialmente y yo continuar como si fuera su marioneta. A pesar de tener cómo revertir la situación con cuestión judicial, no me gusta jugar sucio.

Cumpliré con este matrimonio, hasta porque me estoy adaptando mejor con Gael. Él consigue hacerme reír sin necesitar de mucho esfuerzo, sus actitudes son impresionantes.

Además, mi cuerpo reacciona al de él, y quiere experimentar nuevas sensaciones. Pero sin mezclar las cosas, es solo una diversión entre nosotros. Lo extraño es que últimamente me estoy importando con la convivencia de Gael.

Siempre noto en cómo él organiza la casa, limpia todo, hace unos platos bien sabrosos y además, todavía intenta conversar conmigo incluso yo demostrando que no quiero charla. Mierda, tengo que admitir que este tipo está llamando mi atención más de lo que debería.

— Y entonces August, ¿te estás llevando bien con tu compañero después de estos días juntos?

La pregunta del viejo me desorienta. Analizando bien la situación, mi odio por Gael acaba. De cierta forma él está a un hilo de entrar en mi vida, eso no será permitido.

— Sí, padre, Gael me trata bien. Y eso es notable.

— Eso es bueno, porque él tampoco hizo ninguna reclamación sobre ti. Espero que trates bien al hijo de mi amigo de años.

Confirmé y salí de su sala principal que ahora me pertenecería a partir de mañana conforme a los términos del contrato. Por más que esté orgulloso de finalmente haber conseguido, algo todavía está faltando y eso me intriga.

Antes de ir para casa, llamé a Gabriel para que bebamos en este fin de tarde. Después de una victoria, conmemoración es indispensable. Me senté en el banco de la bodega junto a mi amigo, brindamos los vasos.

— Estoy feliz por ti August. Demoró más finalmente ahora tú eres el heredero.

— Sí, pero lo que me intriga es que algo todavía no está en el debido lugar. Siento que falta alguna cosa.

Gabriel pensó por algunos instantes.

— A mi punto de vista no tiene nada que falte ahora. Tu único objetivo era entrar en ese matrimonio para tener oficialmente la empresa. ¿O será que acabaste enamorándote de tu compañero?

— Habla eso nuevamente que te voy a golpear aquí mismo.

Él acabó riendo.

— Creo que estoy cierto, tú siempre eres calmo al hablar ese tipo de cosa. Tu reacción me dice que por lo menos algo sientes por el tipo.

— Gabriel yo solo estoy experimentando nuevas sensaciones y no es nada demás. ¿Da para entender?

Negó con la cabeza.

— Es mejor que lo admitas mientras es tiempo, o será tarde y acabarás perdiéndolo.

Por un tiempo razoné sobre las palabras de Gabriel. Como un hombre admito que me siento atraído por Gael, pero esa atracción es solo un deseo y nada más.

Me prometí a mí mismo que no abriría mi corazón para nadie más, fue algo que acabó completamente conmigo en el pasado. La bondad y el amor fue algo que me destruyeron. Por eso generalmente llevé una vida de quedadas casuales, hasta aparecer mujeres que querían noviar o casar. Luego despidí.

— Gabriel tú sabes lo que sucedió conmigo ¿no sabes? Entonces no interpretes la situación errada, lo que yo siento es solo deseo y nada más.

— August piensa bien en lo que estás haciendo, no todos son iguales. Percibí una felicidad en aquel muchacho, solo lo vi una vez, más cuando los pillé a ustedes dos besándose él parecía gustar de ti. Si cometes la acción errada, todo se derrumba. Y quien más sufrirá va a ser él si no admites la verdad.

Di otro trago más a la tequila.

— ¿Te convertiste en algún tipo de vidente ahora? ¿Sabes si lo que él siente es amor? Hazme el favor Gabriel. Esa palabra "amor" no significa más nada además de dolor.

Cerramos nuestra conversación que ya me estaba dando dolor de cabeza y revolviendo el pasado que enterré a siete llaves. Volví todavía sobrio para casa. Gael estaba sentado en el sofá a mi espera, luego me invitó a cenar juntos. Esa gentileza de él conmigo ya se estaba convirtiendo en una mala costumbre.

— Preparé algo bien delicioso para nosotros.

— Yo ahora no tengo hambre.

Intenté evitar, pero Gael hizo una expresión de decepción en el rostro. Verlo así me quebró.

— Pero puedo abrir una excepción.

Luego él volvió a sonreír. De cierta forma me gusta más verlo sonriendo que llorando.

Los días pasaron con frecuencia, ya harían 4 meses de matrimonio. Mi convivencia con Gael estaba mejor de lo que la esperada, pero esa aproximación que estábamos teniendo se volvía cada vez más peligrosa.