Amor Sobre Ruedas

Dos almas perdidas y rotas, tratando de darse apoyo, no se miraban, pero sentían la presencia mutuamente.

Ambos fueron traicionados por las personas que amaban, lo dieron todo y de un momento a otro una puñalada los acabo.

Era algo ridículo, ellos dos estaban como perros y gatos todo el tiempo y ahora se contaban sus penas. Parecían amigos de la infancia.

La noche era fría y Valeria ya empezaba a sentir frío, pues había salido como una loca del taller, dejando atrás su chaqueta.

- Tengo que volver.

- Te acompaño, mi auto también está en el taller.

Se colocaron de pie, y juntos uno al lado del otro empezaron su regreso al taller, ella ya un poco más calmada y él, con un nuevo plan en su mente.

Al llegar no hay rastro de nadie más, sino solamente ellos dos, ella tenía miedo de volver a casa, así que tomo sus cosas dispuesta a pagar una habitación de hotel.

- Nos vemos señor Rowan.

- Vas para ti casa.

Ella negó con la cabeza, un nudo en sí garganta se estaba formando de nuevo, algo que le impedía hablar.

- Vamos.

- ¿A dónde?.

- A mi casa, no te voy a obligar, Pero veo que estás indecisa, y como te dije antes puedes llegar a cometer una maldita locura.

Esa noche ella no fue sarcástica, no busco pelea con Maik, solo quería un lugar donde llegar a dormir, para despejar la mente y saber que decisiones iba a tomar.

Maik por su parte, estaba tranquilo Pero al mismo tiempo estaba maquinando una venganza en contra de su ex. Que como lo iba a lograr no lo sabía.

Pero el primer paso era tener muy cerca a Valeria, tan cerca como pudiera. No quería hacerle daño a ella, Pero en la guerra y el amor todo se vale.

Después de aquella noche, Maik, Lorenzo y Valeria se la pasaban más unidos que nunca, ella mantenía en el box cuando ellos practicaban en la pista. Solo era ella y los hermanos, según las reglas los pilotos no podían estar solos.

En cuanto a Alan, no volvió a dirigirle la palabra a su hermana, él no quería que lo regañara, o le dieran cantaleta de sus actos.

Se acercaba la gran carrera de Sahkir, en Arabia Saudí, Valeria y todo el equipo tenía que tener todo listo antes del viaje, ella los iba a acompañar, tenían que llegar unos días antes para cuadrar todo, sin mencionar que iban a ser tres días bastantes duros, tres días de carreras.

El primer día era libre, el segundo día era la clasificación y el tercer día ya era la carrera como tal. Los días eran viernes, sábado y domingo.

- Está todo listo, no quiero ninguna sorpresa.

- No la tendrás, todo está en orden solo falta viajar.

- Eso es lo mejor, vamos a irnos de viaje y salir de este lugar. - Lorenzo parecía un niño pequeño, que cuando le mencionaban viaje se ponía muy feliz.

- Antes de partir vamos a cenar todos.

Los hermanos Rowan, mantenían metidos la mayor parte del tiempo con Valeria, el motivo verdadero ella no lo sabía, pero lo agradecía mucho, la soledad la estaba matando al punto de tener pensamientos suicidas.

Ir a un psicólogo o a un psiquiatra no la convencían de a mucho, pues siempre había tratado de resolverlo por ella misma. Las noches de insomnio tampoco ayudaban mucho en su estado de ánimo, pensando en su hermano, noches sin llegar y cuando lo hacía ya era entrada la madrugada.

Solo esperaba que cuando la FIA hiciera las pruebas antidoping no lo fueran a escoger a él, ya que estás pruebas las hacían de forma aleatoria.

- Deja de hacer esa cara.

- ¿Qué cara estoy haciendo?.

- La que pones cuando piensas demasiado.

- El señor Rowan me presta mucha atención.

- Claro, tengo que estar pendiente de mi mejor mecánico.

Una carcajada resonó en el restaurante, y todos los comensales se giraron a verla, ya no se iba a sentir mal, ella era así y si les gustaba bien y si no que se jodieran.

La noche pasaba lentamente y ya se acercaba la hora de irse, los tres se levantaron y se acercaban a la puerta y una voz dulce y melodiosa llamo la atención de los dos hermanos.

Ambos giraron sus cabezas y al ver la responsable de esa voz, los dos se quedaron de piedra, Valeria no entendía nada, de un momento a otro se quedaron de pie mirando a un punto fijo.

Ella siguió su mirada y vio a una mujer bastante refinada, en compañía de un hombre muy guapo.

Valeria volvió a mirar a los hermanos y el que se veía más afectado era Maik, sus manos se cerraban como puños y los nudillos ya los tenía blancos, es en ese momento que la rubia voltea a verlos y como si hubiera visto un fantasma abre los ojos.

Valeria entendía que entre ellos dos había una historia, por lo cual no quería presencian aquella situación. Ella se dispuso a irse, pero de repente Maik la tomo de la mano y la acercó a él.

Una mano la puso en su cadera y la otra en la parte de atrás de su nuca y sin previo aviso se apoderó de sus labios.

Al principio todo fue una sorpresa para Valeria, pero poco a poco fue cediendo y respondiendo a ese beso. Un beso que no era para nada dulce ni tierno, era demandante y posesivo.

Gabriela y todos los comensales miraban aquella escena, después de que se separaron el tomo de la mano a Valeria y salieron del restaurante.

En cuanto a Lorenzo, sabía el motivo del arrebato de su hermano, quería darle celos a su ex, algo que hubiera admirador Pero no con la persona que lo hizo.

- No me voy a quejar de lo que acaba de pasar, pero que demonios fue eso.

- Tenía ganas de besarte, hay algún problema en eso.

- O solo quería darle celos a la rubia, no creas que no le di cuenta de eso.

- A ella no la conozco.

- Mira, Maik no soy un juguete para que te diviertas conmigo a tu antojo.

- Quería hacerlo, eres muy linda.

El sí sabía por qué quería hacerlo y Valeria tenía razón, él quería darle celos a Gabriela y que supiera que ya la había olvidado aunque no fuera verdad.

Valeria en respuesta solo levantó los hombros sin darle mucha importancia a lo que él acababa de decir.

Y por la mente de Maik, ya sabía que estaba dando el primer paso, solo tenía que esperar para que ella callera en sus encantos.