Mi Tío Kostas

Kostas quedó perplejo viendo a Porthos aparecer de repente y decir que los Vespa van a pasar a un plan B.

—¿Y Constantin? —Rápidamente Kostas preguntó por su sobrino.

—Sigue adentro con su abogado y con Aramis. —Kostas queda un poco más tranquilo. Aramis hace parte del equipo de mercenarios que cuida con su vida, si es necesario, a la familia Papadakis.

Porthos es su líder y quien vela por la seguridad de Kostas; Aramis es el encargado de la seguridad de Constantin; Athos es el guardia personal de Alondra y, por supuesto, no podía faltar D'Artagnan, que es el custodio de sus ancianos padres.

Kostas y Porthos se acercan a la camioneta donde se encuentra Athanasiau, que también espera noticias de Constantin, y Kostas les habló a ellos con una expresión seria.

—Tengo noticias. El equipo de seguridad que estaba vigilando la propiedad del abogado ha localizado el paradero de Athina. Porthos, vamos a preparar el rescate. —Athanasiau se emocionó de inmediato, con una mezcla de alivio y ansiedad.

—¿Dónde está? ¿Mi princesa está bien? —Eso es lo único que le importa a Athanasiau, que Athina esté bien.

Kostas asintió.

—Según las coordenadas que me envió el investigador, está en un suburbio a las afueras de la ciudad. —En ese momento Porthos reunió al equipo y les avisó del cambio de planes. Se formaron tres equipos: uno de rescate, uno de apoyo logístico y el tercer equipo se quedó cerca del juzgado para vigilar que nada malo le pase a Constantin. Se subieron a las respectivas camionetas, esperando la orden de su líder. En una de ellas se fueron Kostas, Porthos y Athanasiau.

—Y dime, Porthos, ¿qué fue lo que pasó con la sucesión para que los hermanos Vespa amenacen con pasar a un plan B? —Kostas aún no entiende en qué momento todo se les salió de las manos.

—Eso mismo quiero saber yo —añadió Athanasiau.

—Los hermanos Vespa retuvieron a Constantin, pues no se ha podido hacer el cambio de dueño. Algo pasó con las escrituras que cuentan con una seguridad y deben de encontrar la clave para poderla ceder. Los Vespa están amenazando a Constantin con pasar al plan B si no obtienen lo que quieren. —Athanasiau se puso tenso. —Por eso dejaron a Constantin retenido, esperando que los abogados solucionen esta traba que puso Darío Vespa en la sucesión. Al parecer, el papá de Constantin se imaginaba que algo así iban a hacer sus hermanos.

—¿Entonces qué significa eso del plan B? ¿Qué le van a hacer a mi hija? ¿O a Constantin? —Athanasiau hizo ver su temor. Kostas, al verlo tan angustiado, le habló dándole ánimos.

—No te preocupes, Athanasiau. No les vamos a dar el gusto de que se salgan con la suya. —Athanasiau asintió —Ahora actuemos rápido. Porthos, vamos a rescatar a Athina.

Ante la orden de Kostas, el equipo de seguridad se puso en marcha, preparando el rescate, dirigiéndose hacia el lugar donde Athina estaba retenida, listos para actuar.

Mientras tanto, los Vespa estaban cada vez más nerviosos.

—Abogado, ¿por qué no han legalizado el documento aún? Constantin ya habló con el notario para que liberara las escrituras, no sé qué falta —preguntó uno de ellos.

El abogado se encogió de hombros.

—No lo sé. Debe haber algún problema con la cámara de comercio. O su sobrino nos está mintiendo y sí está enterado de esa clave y no nos la quiere decir. —El abogado dio su opinión, ante la imposibilidad de hacer la cesión.

Los Vespa se miraron entre sí, cada vez más impacientes.

—Si es así, vamos a tener que tomar medidas drásticas —dijo Fabián Vespa mirando fijamente a Constantin, quien se sentía de manos atadas al no poder hacer la cesión de la empresa como se tenía pensado.

—Fabián, si por mí fuera, nunca hubiera recibido esa maldita herencia. No la quiero. Pero no tengo la culpa de que mi papá sepa que tiene de hermanos unos malditos y haya previsto que algo así sucediera. Él sabía que no me iban a dejar en paz hasta que me quitaran lo que me dejó. —Constantin trataba de que entendieran.

Mientras tanto, en el lugar donde Athina estaba retenida, ella intentaba mantener la calma. Sabía que su padre y Constantin harían todo lo posible para rescatarla. Pero la espera era interminable y la incertidumbre la estaba matando.

De repente, escuchó pasos fuera de la habitación. Se acercaban. Athina se preparó para lo peor.

La puerta se abrió y los hombres de los Vespa que tenían a Athina secuestrada entraron junto a una mujer.

—Vamos a moverla de lugar —dijo la mujer a uno de ellos. —No podemos tenerla aquí por más tiempo.

Uno de los hombres, tomó a Athina de sus brazos para levantarla de la cama donde estaba acostada. Athina se resistió, pero fue inútil. La sacaron de la habitación para llevársela a un lugar desconocido.

«¿Dónde la llevaban? «¿Qué planeaban hacer con ella?», pensaba Athina aterrorizada. «Mi gordito, no lo puedo dejar solo. Dios mío, no permitas que nada malo me pase; Andreas me necesita».

Mientras tanto, el equipo de seguridad liderado por Kostas y Porthos se acercaba al lugar donde Athina estaba retenida. Habían estudiado rápidamente el plano del edificio abandonado y sabían exactamente dónde encontrarla.

Hasta que Porthos recibió una llamada del investigador que aún se encontraba afuera del sitio donde tenían a Athina encerrada, esperando a que el equipo de rescate llegara.

📱Porthos, acá Máscara, hay movimiento en la zona. Hay dos camionetas listas, una donde llegó la mujer del abogado y otra de los secuestradores. Creo que la van a cambiar de sitio. Lleguen pronto. Cambio y fuera.

—La van a trasladar a otro lugar. ¡Acelera! —Kostas obedeció la orden y en menos de dos minutos ya estaban cerca del lugar, una cuadra antes para no ser detectados.

—Vamos a entrar en acción —dijo Kostas. —Porthos, tú te encargas de la retaguardia. Athanasiau, tú vienes conmigo.

Athanasiau asintió, listo para actuar. Estaba decidido a rescatar a su hija y acabar con los Vespa de una vez por todas.

El equipo se puso en posición y Kostas dio la señal. Se bajaron de la camioneta y corrieron hasta el lugar. Porthos hizo su papel y dio de baja a dos de los guardias que estaban en las camionetas. Iban a entrar al edificio, listos para enfrentar a los secuestradores y rescatar a Athina. Cuando salían con ella a rastras, la mujer del abogado iba adelante, el que llevaba a Athina y uno más atrás con un arma.

Kostas, al ver esto, disparó al que llevaba el arma, pero este alcanzó a dar un disparo a Athanasiau, que cayó herido, no sin antes disparar a la mujer que fue la que los alcanzó a ver primero.

Solo quedó el hombre que tenía a Athina y este rápidamente sacó un arma y la puso en la sien de Athina.

Kostas sintió que su mundo se desmoronaba; Athina podía morir. Él debía salvarla; Athanasiu está mal herido, no saben qué pueda pasar con Constantin y solo queda él con Porthos.

—Suelten las armas, de lo contrario le vuelo la cabeza a esta muñequita.