Tras quedarse dormida en el baño de su casa Blair se despierta en un lugar completamente desconocido y peor aun se había dado cuenta que se encontraba en el cuerpo de una extra en uno de los libros que leyó.
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13: Secreto
—Explícame eso como que estas esperando un bebé, jovencita —Aelin tragó saliva al observar a sus padres—. Y no es suficiente con eso, trataste de matar a ese bebé. Y espero una buena explicación —el general se cruzó de brazos de manera seria. Miró a su madre en busca de ayuda, pero ella desvió la mirada. Buscó la mirada de Celia, que se encontraba en el suelo.
—Yo no sabía del bebé. Si lo hubiera sabido, no habría tomado ese té —aseguró, mirando a su padre.
—Bien —el general sacó su espada y la clavó en el suelo—. Ahora dime quién es ese bastardo que le hizo eso a mi hija. Me aseguraré de matarlo con mis propias manos por obligar a mi hija a hacer tal cosa.
"Si supieras", pensó para sí misma, sin embargo, negó rápidamente.
—Cariño, cálmate, la estás asustando —dijo su madre.
—¿Calmarme? ¿Cómo me voy a calmar si ese bastardo sigue respirando ahí afuera? —gruñó el general.
—Dime quién es él, su nombre, dónde vive y de qué familia proviene —exigió.
—Papá —trató de calmarlo, pero él seguía hablando.
— Sólo dime quién fue.
—No te voy a decir nada si no te calmas —se cruzó de brazos, mirando a su padre, quien respiró hondo tratando de calmarse. —Y aunque te dijera de quién se trata, no podrás tocarlo —el general frunció el ceño.
—Además, él no me obligó —Aelin sabía cómo era esa sociedad porque en los libros lo explican con lujo y detalle, pero no quería que Magnus se viera obligado a casarse con ella solo por el bebé que esperaba.
—Una mujer embarazada sin esposo o prometido es motivo de chismes en toda la capital, y no quiero que sea tu caso. No solo te afectará a ti, sino al bebé que llevas en el vientre. Será visto como un bastardo que nació fuera del matrimonio —su madre intervino.
Aelin bajó la cabeza, tocando su vientre. Sabía que no quería que Magnus se casara con ella solo por el bebé.
—Ahora dinos quién es ese hombre, al menos para que pida tu mano —anteriormente había dicho que aunque le dijera de quién se trataba, no podría hacerle nada. —El general se puso a pensar. — Así que debe ser un hombre de gran estatus. Yo soy el general de este país y he llevado al país a varias victorias, y mi título de archiduque no es ningún adorno. Por lo tanto, ese debe ser de la familia real. ¿El príncipe heredero?
—No —negó de inmediato y tomó la mano de su padre—. Entiendo la preocupación que están sintiendo por mí en este momento. Sin embargo, no quiero que él se case conmigo solo por ese bebé. Ese hombre es el emperador.
Tanto el general como su esposa abrieron los ojos, sorprendidos ante la confesión de la chica.
—Sin embargo, les pido por ahora que guarden el secreto —se había propuesto tener a Magnus en sus manos, y ahora hacer que él se casara con ella por el bebé solo demostraría que siempre ese era su propósito para amarrarlo a su lado. Y su hijo sería considerado un método para tener al emperador en sus manos. Esa sociedad era dura, y lo sabía. Por eso, la mejor opción ahora era mantener el bebé oculto hasta que finalmente lograra su cometido con Magnus.
—¡Voy a matar a ese imbécil! —gritó el general.
—Por favor —suplicó, mirando a sus padres—. Solo por ahora —mirándose entre sí, finalmente asintieron ante la decisión de Aelin, quien suspiró para luego abrazarlos agradecida.
El general y su esposa se retiraron de la habitación de la chica junto a Celia, dejándola sola. Aelin suspiró, dejándo caer acostada en la cama, tocando su vientre. Nunca le había pasado por la cabeza tener un bebé, y menos en el cuerpo de alguien que no fuera suyo.
"Me pregunto qué pasará contigo cuando tenga que volver", pensó, tocando su vientre. Sabía que no estaría para siempre en ese cuerpo, porque ella estaba viva en su cuerpo original.
Ya en la noche, se encontraba dormida. Sin embargo, un ruido extraño levemente le hace removerse de la cama. Un segundo ruido llamó su atención, y finalmente despertó. Se sienta en la cama, pasando sus manos por sus ojos debido al sueño.
— ¿Quién…? Mmm — Antes de que pudiera terminar de hablar, alguien la besó en la oscuridad, intenta liberarse de aquel agarre sintiendo como el desconocido la toma en la cintura profundizando el beso.
— Soy yo, cariño. — Abre los ojos sorprendida tras oír la voz de Magnus.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunta sorprendida, no esperaba la visita de Magnus y menos a plena noche.
— Te extrañaba. — Este vuelve a besarla y la chica corresponde abrazándolo por el cuello. — Hace semanas que no te veo. — Deja a Aelin de espalda en la cama para subirse arriba de ella y continuar besándola.
— Tenía cosas que arreglar. — La aleja por el hombro tomando un respiro. — Pero nunca pensé que el mismísimo emperador me extrañaría. — Sonríe de paso, y escucha una risita por parte de Magnus.
— Incluso a mí también me sorprende. — Toma la mano de la chica dejándola encima de su cabeza. — No sé qué me has hecho, pero ha sido imposible olvidarte durante esas semanas que no te he visto. Estoy empezando a creer que me has hecho alguna brujería. — La chica deja salir una carcajada.
— ¿Y crees que esta brujería esté funcionando? — Pregunta de manera coqueta.
— Más que funcionando. — Este mete sus manos bajo el vestido de la chica. — Es increíble cómo he extrañado cada parte de tu cuerpo. — Vuelve a besarla para luego alejarse rozando sus labios. — ¿Puedo? — Aelin asiente y Magnus no duda en meter su mano dentro de su ropa interior. — Te has mojado solo por unos cuantos besos.
— Cállate. — Gruñe sonrojada y lo abraza en el cuello atrayéndolo hacia ella para besarlo y Magnus corresponde gustoso comenzando a devorar sus labios de manera desesperada.
Sin duda, estaba ansioso tras no ver a la chica por varias semanas. Creyó que ella lo buscaría, pero pasaron días y Aelin ni siquiera puso un pie en el palacio. Era extraño que él mismo esperara esa visita; sin embargo, por más que había esperado, la chica no vino en absoluto, y entonces él decidió ir a buscarla, algo que jamás habría hecho en su vida.