La Profecía Escarlata: El Despertar De La Magia

Bajo la lujuriosa mirada de esos caballeros, mis hermanos formaron un escudo a mi alrededor. Tirón estaba a mi derecha, Félix a mi izquierda y Remiro detrás de mí. Mi padre iba delante y junto a él iba Roan, seguido por sus hijos, nos alejábamos del campamento a adentrándonos en el bosque. 

Todos armaron sus propios grupos de casa, al final esto era una competencia y el grupo que lleve más presas o la más grande ganará, no estoy muy segura de cuál es el premio. Cruzamos la primera fila del frondoso bosque, hace tiempo quería entrar en él, pero mis hermanos me lo impedían. Pasamos el peligro, ahora todos caminamos libres, deteniéndose para casar en alguna alimaña.

Llegamos a la orilla de un río donde los muchachos como niños pequeños se habían puesto a jugar en el agua saltando de un lado hacia el otro. Cerca había un gran árbol con un tronco caído a sus pies, caminé hasta ahí. Bajo la fresca sombra vigilaba todo a mi alrededor. 

Un fuerte gruñido detuvo mi respiración llamando mi atención hacia la parte trasera del árbol lentamente lo rodee cautelosa para encontrarme con un tipo de animal que afilaban sus colmillos en el grueso tronco retrocedí volviendo al río mire por un momento hacia atrás para ver a todos correr hacia donde me encontraba 

Mis ojos se conectaron con los de esa inmensa bestia, tenía el tamaño de un caballo, pero sus colmillos que salían de su boca como los del jabalí eran enormes y se veían afilados caminando de espaldas mientras esa cosa avanzaba hacia mí. 

—Tranquila Adaria no se te ocurra correr, sigue así — mi padre conectó su mente con la mía, me quería tranquilizar, pero esa cosa estaba a punto de correr hacia mí. 

—No pensaba hacerlo—, quise levantar mis manos, pero ese bicho comenzó a arrastrar una de sus patas traseras en señal de que correrá. 

Aún seguía lejos de los demás, no podía permitir que esa cosa me golpeara o podría lastimarme, deslice mi pie derecho hacia atrás, respirando profundo, cerré mis ojos.

—¡ADARIA!, ¡NO! ¡Corre! — Tirón gritó desde la orilla, podía oírlos correr hacia mí. La bestia comenzó a correr también directo hacia mi. 

Al abrir mis ojos estiré mis manos como si tuviera un arco apuntando directo a la cabeza solté la flecha dándole justo al blanco haciendo que la bestia se retorciera de dolor tomé otra flecha de mi espalda y volví a cargar el arco la tierra se había levantado formando una nube que no me dejaba ver aproveche y corrí hacia el río 

Mi padre me tapó la boca y me llevó detrás de un árbol. 

—¿Qué, diablos, crees que haces?—Reniro tomó mi brazo tirando de él, estaba verdaderamente molesto, pero me soltó de inmediato y retrocedió varios pasos. Todos me miraban asombrados. 

—¿Qué sucede?—pregunté a todos ahí

—¿Tus ojos, y de dónde sacarte eso?— Félix parecía sorprendido, al mirar a mi padre, quien solo tenía una enorme sonrisa en su rostro. 

Miré hacia mi mano izquierda un arco formado por llamas de fuego color violeta que brillaba entre mis dedos. A mi espalda tenía la funda con las flechas del mismo material. No había tiempo de explicar, mi padre me dio una pequeña palmada en el hombro y me hizo un gesto para que viéramos por detrás del árbol a la bestia. 

—¿Tenemos que casarla?— pregunté, aun temblando por lo ocurrido antes.

—Sí— miré por encima de mi hombro. Reniro asintió con la cabeza, haciendo que vuelva a ver a la bestia. 

Mi padre, Roan y mis hermanos estaban armando un plan de ataque que implicaba que me quedé detrás arrojando flechas aturdidoras, Miré a mí alrededor, pero no vi a los hijos de Roan, solo estábamos nosotros, pero ellos estaban aquí hace un momento. Pensé. 

Todos estábamos en posición la bestia estaba en el río bebiendo agua mis hermanos atacarían por el río obligándolo a retroceder en la hilera de árboles estaban roan y mi padre esperándolo para clavar sus espadas a los costados de la bestia y yo había corrido hasta el árbol donde lo vi por primera vez oculta detrás de él.

Mi padre hizo un ruido de ave, esa era la señal de que comenzamos. Volví a hacer que mis ojos brillen volviendo a formar mi arco, respiré profundo y apunté más arriba para que le diera. El animal se volvió loco y giraba en círculos tratando de esquivar los ataques. Atacó a mis hermanos lanzándolos lejos, luego siguió con mi padre y Roan, quienes se lo llevaron dentro del bosque. 

Corrí para ver a mis hermanos que estaban inconscientes en el río, pero apenas los saqué. Una bestia colosal igual a la que corrió a mi padre venía directo hacia mi era inmensa y su boca estaba a la altura de mi cabeza. Disparé varias flechas hacia esa cosa, haciendo que se enfurezca más. 

Apuntaba a sus patas lo que hacía que callera, dándome tiempo de correr. Me adentré en el bosque alejándolo de mis hermanos, no necesitaba mirar hacia atrás para saber qué venía detrás de mi. Me equivoqué de camino, el sendero me llevó a una pared de roca que se extendía a lo largo y ancho. 

Sin margen de escape, miré a la bestia frente a mi que se preparaba para embestirme, cargue mi arco y disparé directo en su cabeza, pero no le hice nada, mi cuerpo estaba cansado y mi magia se desvanecía poco a poco. Esto era todo, hasta aquí había llegado. Cuando comenzó a correr hacia mi cerré mis ojos y esperé a que la bestia me atacara.

Corrí mi cara hacia la derecha y cerré fuertes mis ojos,no quería verlo era horrible y estaba muy enojado sentí la brisa de su cuerpo, llegar a mi en un pequeño intento por despedirme dije lo siento creyendo que alguien podría oírme, quno de sus colmillos me tocó la mejilla, dejando un pequeño rasguño en mi pómulo