Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Nadie pidió tu opinión.
Antes de poder entrar, William tuvo la osadía de sujetar la mano de su nueva familia.
Hecho que asombró a la chica, no esperaba que William se tomará tantos atributos.
—¡No te asustes! Esto te va a respaldar. Fue lo único que dijo antes de que su rostro se tornara sombrío. Y es que adentro el ambiente parecía ser el de un funeral. Todos los invitados parecen ser aves carroñeras, son como buitres que solamente estaban esperando que su presa muriera.
Desde uno de los sofás, una elegante dama volteó el rostro y dijo.
—¡Esto es absurdo! ¿A qué hora se acaba esta payasada? Pamela Obregón habló con sarcasmo, también cree que William está muy viejo para contraer matrimonio.
—¡Pamela! Guarda silencio y mide tus palabras, soy tu suegro y, aunque me opuse a tu matrimonio con mi hijo, nunca me metí en sus decisiones. William contestó en un tono muy severo. Luego miró a su alrededor, y notó que hacía falta una persona.
¿En dónde está mi hijo? Esa pregunta hizo que Pamela ajustara su postura.
—¡Papá ha salido de viaje! Pensé que te lo había informado. Samir salió de entre las sombras. La presencia de ese hombre no es buena; por alguna razón, el ambiente se siente pesado cuando él está presente.
De inmediato, Ana Lucía dio un paso atrás y se escondió detrás de William. Este último pudo notar el miedo que Ana le tiene a su nieto, y con mucha más razón, la hizo salir.
—¡Quiero que todos conozcan a mi esposa! Ella es Ana Lucía Méndez. El anciano la presente como se debe, y con la cabeza muy en alto, ¿Y cómo no? Si ella es muy guapa, el cabello castaño por los hombros, ojos azules, con un cuerpo bien torneado.
La chica no parece ser bien recibida, pero a William no importó, y con una sonrisa añadió: ""Y este pequeño caballero es Mathias Méndez. Hijo de la señora Ana, y ahora también es mi hijo.
En ese momento, el niño elevó la mirada y un brillo apareció en sus ojitos. Por primera vez sintió el respaldo de una persona, y no es que no lo sienta de su madre, es solo que sabe que su madre a veces suele ser demasiado confiada.
¿Cómo la puedes llamar esposa? Ni siquiera han firmado. Samir cree que su poder y dinero le da el derecho de cuestionar a sus superiores, pero está por aprender que no es así.
—¡Samir, cállate! Nadie pidió tu opinión, el abogado está presente, solo basta una firma. Además, no me convenció tu respuesta. No creo que mi hijo esté de viaje. Leónidas tenía que estar aquí hoy, él más que nadie merecía estar a mi lado.
Tanto William como Christian habían dejado de hablar con Leónidas, pero ninguno le había perdido la pista como esta vez, lo que comienza a preocupar a los Montalbán.
—¡Abuelo, no hagas coraje! Una hermosa chica se acercó con una bandeja llena de copas. Es momento de brindar. La jovencita no había visto a los dos invitados especiales, y tan pronto vio a Ana, dejó caer la bandeja.
—¡No puede ser! ¿Qué hace ella aquí? Laura es una vieja conocida de Ana.
—¡Laura! Ana también se sorprendió. La amistad entre ellas terminó cuando ella divulgó en la universidad que Ana Lucia se había prostituido por dinero. Obviamente, no es cierto, la razón fueron los celos. Ella quería seducir a Christian, y se llenó de rabia cuando descubrió que su amiga fue la que estuvo con el joven Montalbán.
Sorprendido por la reacción de Ana, William se apresuró a hablar. ¿Conoces a la señora Laura?, ella es la esposa de Samir.
Rápidamente, Ana Lucia, escaneada a la chica con la mirada, siempre supo que era una arribista y casa fortuna.
—¡Mucho gusto, es un placer que nos acompañen en este día tan especial! Ana perdió el miedo y dejó de lado la timidez.
Hecho que dejó a William satisfecho.
—¡Por allá tenemos a mi hermana Gladis, que es la menor, y a Marcos, mi sobrino! El anciano señaló a las otras dos personas. El abogado también fue presentado. Arturo fue quien se encargó de llevar a cabo el matrimonio por contrato, claro, solamente lo saben las dos personas involucradas y Arturo.
Antes de que Ana firmara el documento, se quedó mirando hacia la nada. Había solo una cosa, un gran detalle que había ocupado su mente desde que llegó a esa mansión.
¿Te preocupa algo? William echó de ver su preocupación.
—¡Puedes decirme por qué! ¿Por qué dices que nos vas a proteger y nos trajiste a una madriguera? ¿Quieres que seamos la cena de estos predadores? La pregunta la hizo en murmullo, pues no quería que Samir y Laura la vieran dudar.
—Has escuchado un refrán que dice que el que anda con lobos a aullar aprende. Solo observa a Marta, ella espera pacientemente para devorarme, igual si hijo y ni qué decir de su esposa. William disimuló al sonreír, no quería que sus invitados sospecharan que estaba hablando de ellos.
Christian tenía muy claro esto, pero siempre se cuidó de Marta, por Samir nunca se preocupó, decía que era su sangre y que Samir lo amaba, sinceramente, no creo que ellos hicieran algo en contra de Christian, sin embargo, la visita que Samir te hizo, me ha hecho reflexionar, tú y yo buscamos donde no debimos.
Por algo te amenazó, así que firma, con esto te estás protegiendo y no solamente a ti.
William le dio a entender que comienza a sospechar de Samir, pues el actuar del joven lo puso sobre aviso.
