Alessandra creía que estaba sola en el mundo, pero nunca se dio cuenta de que siempre estuvo rodeada de personas que la amaban. Ahora, como Diana, debe averiguar como llegó a este mundo, y en el camino aprender a expresar y defender el amor que siente por los que la rodean.
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Malas interpretaciones
A primera hora del día, el Duque Donnelly y su hija llegaron a la oficina del director de la Real Academia, el Conde Davenport, quien estaba muy emocionado por tener a un prodigio como la joven Diana en la escuela.
Tras los exámenes se encontró que especialmente es brillante en el área de matemáticas y teoría mágica, por lo que quieren que se incorpore al tercer grado escolar y también debería unirse a algún club, él ya ha hablado con los profesores y la recibirán con gusto a partir de hoy.
Conde Davenport: De hecho, me dicen que usted ya conoce a uno de los profesores, es el joven Tomas Sinclair. Estará en el grupo 301, donde él imparte teoría mágica.
Duque: Muchas gracias director, aunque espero que mi pequeña pronto recupere sus recuerdos, me alegra que su desempeño escolar sea tan bueno.
Conde Davenport: Sí, de hecho, me gustaría hablar sobre un tema particular con usted Duque; pequeña, puedes pasar con la señorita Cookie por tu nuevo horario e incorporarte a las clases que están por comenzar.
Haciendo una perfecta reverencia, Diana salió de la oficina del director y fue directo con la secretaria para recibir indicaciones.
Diana: Señorita Cookie, me dicen que tengo un nuevo grupo y horario…
Señorita Cookie: Sí pequeña, aunque no se si felicitarte o darte el pésame… como estarás ahora dos grado más arriba que el Príncipe ya no podrás compartir edificio y las posibilidades de verlo serán más que mínimas…
Diana: Mil gracias por la felicitación, está bien… estas vacaciones tuve que alejarme definitivamente de él y mire el primer resultado: mejoré mis calificaciones. Estoy feliz y mi padre está más que contento. (Lo dice con una enorme sonrisa.)
Señorita Cookie: Bueno, si necesitas algo más avísame, (susurrando) yo sé a dónde va el Príncipe cuando nadie lo nota… Ahora en vez de ir al edificio del fondo, dirígete al que está cerca de la Biblioteca, ahí encontrarás tu grupo.
Diana: (Con una gran sonrisa) Mil gracias Cookie, nos vemos luego.
La señorita Cookie la miró y se quedó pensando, cuánto cambia la gente por un accidente, hace unos meses, esa era una niña tan molesta y ahora se despide con una sonrisa tan radiante, que dan ganas de ayudarla… así que le desea lo mejor para que pueda conquistar finalmente al Príncipe heredero.
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Por otra parte, William, al igual que el día anterior, sólo esperaba la llegada de Diana, y esto lo tenía al borde del colapso pues, aunque la tierna Susana está a su lado, sabe que no puede relajarse, en cualquier momento podría sufrir por culpa de esa niña caprichosa y odiosa Donnelly. Es algo que él no permitirá. ¿Quién se cree? Si no fuera por el dinero de su padre, a él no lo obligarían a hablarle y podría decidir por sí mismo sobre su vida…
Profesor Wellington: William Ares, espero hoy sí haya llegado su mente a clase y sea capaz de responder la pregunta… ¿Es posible descomponer un rayo de luz y cómo?
William Ares: [¿Por qué no llega Diana? Ayer estaba definitivamente en la escuela… y quién es el tipo que la ayudó a subir al carruaje, ¿había necesidad de sonreírle tan amablemente? Seguramente, esta es otra de sus trampas para llamar mi atención, sí, eso debe ser… pero yo debo ser más listo que ella, no puedo permitir que le haga daño a Susana…]
Profesor Wellington: ¡¡Príncipe heredero!! Usted más que nadie debe dar el ejemplo de atención en la clase… (jalando la hoja que sostenía William, leyó lo que tenía escrito que eran muchas veces el nombre de Diana Donnelly) si lo encuentro otra vez haciendo algo como esto en MÍ clase, deberé enviar una nota al Palacio Real pidiendo medidas para que su mente no se disperse… ¡¿En-ten-di-do?!
William Ares: [¡¡Por qué, por qué, por qué!! Otra vez está malinterpretando el profesor las cosas…] Pondré más atención maestro… ¿Podría… repetirme la pregunta?
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