Oliver es un joven aventurero que quiere recuperar el alma de su hermana mayor, pero el mundo le recarcará lo difícil que será su deseo para alguien como él. ¿Podrá cumplir con su cometido? Acompáñalo junto a su grupo de compañeros: Evelyn, Richard, Ginna y Victoria, quienes a pesar de tener distintos motivos, comparten un mismo destino, el continente oscuro. Para ello, deberán unirse a la Unión de Asalto antes de su excursión hacia el continente oscuro.
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Entre Humo y Espejos
—¿Hi-hipócrita?, comentó Luna con la voz entrecortada, su mirada mostrando una mezcla de sorpresa y dolor.
—Cuando viste que Oliver era un chico amable, decidiste aprovecharte de él, ¿no es así?, la voz de Evelyn era fría y cortante, como un cuchillo. Sus ojos fulminantes parecían atravesar a Luna.
—Eh, n-no, yo... Luna retrocedió, su corazón palpitando con fuerza, el miedo comenzando a instalarse en su interior como un huésped no deseado.
—No importa, interrumpió Evelyn, con un tono de desprecio—. Todos los vampiros son iguales. No permitiré que arrebates ninguna vida. No otra vez...
Luna, sintiendo cómo el pánico se apoderaba de su ser, miró desesperadamente su tobillo, tratando de levantarse. Pero sus piernas no le respondían; el terror había paralizado su cuerpo.
—Vaya, así que lograste arrinconarla. No esperaba menos de mi chica estrella, una voz grave y jadeante interrumpió el momento. Evelyn giró hacia la fuente de la voz y vio la figura de un hombre obeso, de cabello ralo y sin aliento por correr.
—Ah, líder del gremio, así que has venido en persona, respondió Evelyn con una sonrisa sardónica.
—Es... es ella, la vampiro que... *hip*... intentó atacarnos a mí y a mi grupo, murmuró el aventurero borracho, señalando a Luna con un dedo tembloroso.
Luna, abrumada por el miedo y la angustia, apenas pudo emitir un sonido.
—¿Qué procedemos a hacer?, preguntó Evelyn, su mirada cargada de odio dirigida hacia Luna, mientras apretaba los dientes con furia contenida.
—Lo ideal sería llevarla a prisión para que nos diga por qué y para qué está aquí, dijo el líder del gremio, secando el sudor de su frente con un pequeño pañuelo, intentando conservar una apariencia de calma que no sentía.
—Entiendo, Evelyn asintió, apretando uno de sus puños con determinación.
—Líder, creo que no se da cuenta de la situación, susurró el aventurero en el oído del líder, con una seriedad inusitada—. Mire cuánta gente hay alrededor, sabe que no puede dejarse ver como alguien débil. Sabe lo que sucederá si se riega que no es alguien con cabeza fría.
El líder del gremio, observando a su alrededor, notó cómo varias personas, tanto preocupadas como curiosas, se reunieron en torno a ellos para ver qué sucedería a continuación. “¿Y qué me sugieres?”, preguntó con cierta incertidumbre.
.....
Oliver, habiéndose separado de su grupo de amigos, se encontraba sentado en una mesa junto a Elizabeth. De repente, vio a varias personas pasar corriendo, lo cual lo llevó a detener del brazo a uno de los aventureros del gremio.
—Oye, ¿qué sucede? ¿Por qué tantos aventureros y personas corren hacia allá?, preguntó intrigado.
—¿No lo sabes? Ha aparecido un vampiro en el oeste del mercado. Como no se sabe a qué categoría podría pertenecer, se ha hecho un llamado a todos los aventureros cercanos disponibles.
—¿Va-vampiro?, La expresión de Oliver cambió rápidamente, dominada por la angustia, mientras sentía una punzada en el pecho acompañada de un mal presentimiento.
Sin mirar a su compañero del gremio ni a Elizabeth, Oliver salió corriendo en dirección a donde iban los demás.
—Debemos ejecutar a la infiltrada, susurró, con alta seriedad, al oído del líder del gremio.
—¿Ejecución? ¿Estás seguro? ¿No estaremos juzgando muy rápido?, preguntó el líder del gremio, algo inconforme.
—¿Sabes lo que podría pasar, verdad? Piensa detenidamente y tus ingresos seguirán subiendo, comentó el aventurero mientras el líder del gremio se sumergía en pensamientos sobre el dinero.
—Entonces, líder, ¿qué hacemos?, preguntó el aventurero, esperando una decisión.
—¡Realizaremos una ejecución pública mañana por la mañana!, anunció el líder del gremio con autoridad, su voz resonando por la sala con una dureza implacable. Luego, se volvió hacia el aventurero a su lado—. Ethan, utiliza un hechizo para dejarla inconsciente mientras la llevamos a su celda y preparamos todo para mañana.
—Entendido, respondió Ethan, sacando un bastón mágico y comenzando a murmurar un conjuro rápido.
Cuando el conjuro estuvo listo, Ethan dirigió su bastón hacia la joven, quien dejó escapar un último sollozo, lleno de miedo y resignación.
De repente, un impacto desvió la dirección del bastón con un giro brusco, haciendo que el conjuro golpeara una caja cercana, destrozándola.
Todos se quedaron boquiabiertos, sus miradas fijas en la figura que se había interpuesto.
—O-Oliver... una voz temblorosa emergió detrás de él.
—Lo siento, no podía quedarme de brazos cruzados al verte en esa situación, respondió Oliver, sus ojos reflejando una determinación inquebrantable.
—Oliver, ¿qué crees que estás haciendo?, le reclamó Evelyn, su voz cargada de enojo—. No ves que ella es una...
—¿Vampiro?, interrumpió Oliver a Evelyn.
—¿Lo-lo sabías?, preguntó Evelyn, su voz debilitándose por la incredulidad.
—Es complicado de explicar, admitió Oliver, su tono suavizándose un poco—, pero aun así, es solo una niña, y los niños hay que protegerlos.
Evelyn apretó los puños con fuerza, su frustración desbordándose en un grito desesperado—. ¡¿Qué crees que estás haciendo?!
Al oír esto, los demás alrededor emitieron sonidos de sorpresa, viendo cómo Evelyn, característicamente jovial, dejaba que sus emociones tomaran el control y se manifestaran en un estallido emocional.
—Tú también comprendes lo que puede hacer un vampiro, son seres despiadados que no se dejan llevar por los márgenes de la amabilidad, son... Ellos son... —Un escalofrío recorrió a Evelyn al recordar un pueblo en llamas— ¡Monstruos!
—Pero ella... dijo Oliver con un tono de anhelo.
—¿Pero? ¿Y nuestra promesa? ¿Acaso lo olvidaste? Tú... tú lo prometiste... Su voz se quebró mientras las lágrimas brotaban.
—No, no es así, yo...
—Evelyn no puede ahora, así que lo haré yo, declaró Ethan, interrumpiendo a Oliver—. Líder, dé la orden de arrestarlos a ambos, ordenó, mientras varios aventureros del gremio rodeaban la escena.
—¿Eh? Sí, sí, respondió el líder del gremio, aún confuso, pero accedió a la petición.
Oliver, temblando un poco, adoptó una postura defensiva, preparado para lo que vendría. De repente, todos se lanzaron hacia él y Luna, justo en el momento en que varias esferas negras explotaron liberando capas densas de humo oscuro.
En medio del caos, una mano se extendió y jaló a Oliver, señalándole un camino de escape. Al mismo tiempo, otra figura alzó a luna para correr. Eran Richard y Victoria, usando el humo como cobertura, lograron ganar tiempo para huir.
Mientras el humo se disipaba, Ethan gritó órdenes para que no los dejasen escapar. A un lado, Evelyn miraba con tristeza el suelo, sus puños apretando con fuerza su falda, luchando internamente con sus emociones.
....
Oliver y los demás habían entrado en una casa un poco vieja y algo descuidada. Las paredes descoloridas y el suelo crujiente parecían contar historias olvidadas.
—¿Dónde estamos? Nunca había visto esta casa, preguntó Oliver mientras examinaba los alrededores con curiosidad y un ligero desconcierto.
—Es una vieja casa de la familia, respondió Victoria, mientras ayudaba a Luna, quien se limpiaba la cara con una toalla.
—Ah, ya veo. Por cierto, muchas gracias —dijo Oliver con una pequeña sonrisa de gratitud esbozándose en su rostro.
—Las gracias deberías dárselas a ella, ya que fue quien dio la idea para sacarte de ahí, comentó Richard, señalando con la mirada un rincón de la habitación.
Oliver giró hacia donde Richard señalaba, y su mirada se encontró con una chica sentada en una silla junto a una mesa. Era Ginna, quien sorbía té.
—¿Realmente sabes en lo que te acabas de meter? Siempre atrayendo problemas, expresó Ginna, dejando la taza sobre la mesa con un suave movimiento.
—Sí, lo sé, lo siento, respondió Oliver, bajando la mirada.
—Bueno, no importa, ahora es cuando realmente las cosas comenzarán a moverse, comentó Ginna, mirando por la ventana.