Entregando Vidas... Misión Nostradamus.

Al parecer Pavel conocía muchas personas que nos podían ayudar, esto era lo que necesitaba, conocer un medio donde tuviera la oportunidad de ir avanzando sin tropiezos, con lo poco o mucho que logre conocer de estas personas me serviría para dar con una de los objetivos que necesitaba encontrar.

Aparcó su camioneta, él me miró por el retrovisor.

Nahir: ¿ahora que?

Pavel: amm, solo, no hagas lo que hiciste en el centro de Ivanko, aquí si nos pueden matar.

Reí un poco por la manera en que decía las cosas, levanté mi mano en promesa que me portaría bien.

Nahir: Me portaré bien, lo prometo, siempre y cuando ellos lo hagan igual.

Nos bajamos de la camioneta, este lugar era muy diferente a otros que hubiera esperado. Parecía que nadie estuviera por los alrededores. Cerré la puerta, Pavel tomó parte del dinero metiendo en sus bolsillos. Tragué saliva al ver una bandera rusa. Si, soy rusa, pero nunca me sentía parte de este país.

Lo miré caminando hacia su lado. Él me cedió el paso, levanté una ceja algo intrigada, en vez de subir por unas escaleras teníamos que bajar, no era lo normal, al menos no que haya visto.

Pavel: Nahir, estos hombres son personas que cuidan su privacidad.

Nahir: Entiendo, pero ¿un subterráneo?

Asintió con la cabeza extendiendo su mano, le entregué la mía, no estaba tan segura pero la curiosidad claro que me estaba consumiendo por dentro.

Bajaba escalón por escalón, levanté mi mirada viendo que ya habíamos bajado lo suficiente.

TOC!! TOC!!

Miré por un lado y luego por el otro, acomodé la playera que tenía sin dejar que se viera el arma que cargaba conmigo. La puerta se abrió lentamente. El hombre nos miró de abajo hacia arriba.

Hombre: ¿Qué desean?

Pavel: Busco al señor Lenko.

Entrecerré mis ojos viendo a Pavel, ese nombre me sonaba, pero no lograba recordar donde.

Pavel: Soy el médico del pueblo y ella es mi hermana menor, solo que está muy involucrada en cosas de armas.

Nahir: (carraspeo) cof, cof, cof… Me llamo Bella. Bella, bellissima principessa.

Hombre: Más que nombre parece un estelar.

Nahir: Si, lo sé… a eso me dedico también.

Sentí un buen apretón en mi mano, miré hacia Pavel con una sonrisa de oreja a oreja, digo si estos hombres llegan a saber mi verdadero nombre sería un completo caos, pero prefiero que me conozcan con el nombre artístico que siempre me presenté en el centro de Santino y que soy una gran bailarina de estelares.

Le sonreí coquetamente al hombre, me sonrió apartándose dando paso a que entráramos. Pavel rodó los ojos al ver el coqueteo y la aceptación del hombre. Cerró la puerta dirigiéndonos hacia donde estaba ese señor Lenko.

El tramo era demasiado largo y el ambiente muy sofocante, hasta un poco de aire me hacia falta, abrió otra puerta donde se fue iluminando todo el lugar, entreabrí mis labios al ver cada sección de armas, di varios pasos al frente sin esperar a ese tal Lenko. En verdad que mi atención era anonadada a todo este arsenal de armas, desde las más sencillas hasta las más complejas.

Hombre: Esperen aquí.

Pasé de las palabras del hombre, mis ojos se habían clavado a unas armas que pude reconocer desde que las vi, me acerqué muy despacio, habían unos hombres de seguridad que me seguían con la mirada.

Levanté mi mano sosteniendo un arma en específico.

Pavel: Es muy bonita.

Nahir: Una de las armas que tengo bien clavada en mi corazón.

Pavel: ¿Por qué?

Mis ojos se humedecieron, mis labios dibujaron una sonrisa, levantando mi mirada hacia Pavel, él no apartaba mi mirada de mi, tragué saliva levantando el arma apuntando hacia el frente. Hice gesto como si hubiera disparado, cerré mis ojos dejando caer un poco de mis lagrimas, los recuerdos de aquella noche de persecución cuando en vez de matar a Santino decidí no hacerlo, más que nada por que ya quería conocer un poco más de él.

Nahir: Con un arma como esta, le disparé a Santino, el que era mi esposo, claro que cuando lo hice, no lo conocía.

Pavel: Veo que tienes muy raros recuerdos de él.

Nahir: Cada cosa que veo, cada instante que pasa, cada situación en la que estoy me recuerda a él.

Lenko: Bella, bellissima principessa…

Nos dimos media vuelta al escuchar la voz del ruso, su acento tan peculiar y bien reconocible. Bajé el arma, él ruso se acercaba hacia mí con una sonrisa. Sostuvo el arma de mi mano quitándomela por completo.

Lenko: con las armas, bonita, no se juegan.

Solté un gran respiro haciendo tremenda mueca de disgusto, crucé mis brazos retándolo con la mirada.

Nahir: No vine a jugar con sus armas, vine a comprar.

Lenko: Me dice el hombre de seguridad que eres bailarina. Una bailarina de centros, no juega con armas.

Pavel: Señor Lenko la señora, en verdad viene a comprar armas.

Pavel sacó el dinero mostrándoselo, él sonrió mirando a Pavel luego pasando su mirada hacia mí.

Lenko: Vamos Bonita, ¿a que estas jugando?

Nahir: ¿a que se refiere?

Lenko: No soy tonto ni idiota.

Bajó un poco el cuello de su camisa mostrándome una cicatriz en su cuello. Se acercó acortando un poco la distancia.

Lenko: Conozco a las mujeres de tu clase, esto que vez una vez una hermosa Italiana me lo hizo queriendo demostrar que podía contra mi.

Nahir: No me interesa nada de los Italianos. SOY RUSA, PERO MIS ESTANDARES VAN MÁS ALLÁ QUE UN SIMPLE ANCIANO QUE NO QUIERE HACER NEGOCIOS.

Lenko: Vaya, me recuerdas a las hermosa Valentina Coletti.

Entreabrí mis labios al escuchar el nombre de la Italiana, tragué saliva, trataba de controlarme, no quería que se diera cuenta de nada.

Nahir: No sé quien sea esa mujer, tampoco me interesa.

Lenko: Eres rusa y tienes seudónimo de Italiana. Por lo visto odias a los Italianos.

Tomé mi arma de la parte de atrás, la saqué mostrándosela, no me agradaba que me comparara y menos que conociera a los Italianos.

Nahir: NO ME AGRADAN LOS ITALIANOS NI LOS RUSOS, PERO ESTOY EN UNA GUERRA CONTRA UNO RUSO Y COMO 12 ITALIANOS. ASÍ QUE SOLO LÍMITESE A VENDERME LAS ARMAS SI NO QUIERE QUE EN ESTE INSTANTE LE VUELE LA CABEZA Y TERMINEMOS SIN HACER NEGOCIOS.

Pavel me miró, sé que había prometido no arruinar este encuentro, pero este hombre conoce a los Italianos, tanto que hasta presente tiene a Valentina, eso no era de mi conveniencia.

Lenko: De acuerdo BE-LLA.

Me sonrió dando pasos hacia atrás. Extendió sus manos dando a entender que podía revisar las armas que deseara.

Lenko: Las armas rusas son de las mejores, claro que nuestros benefactores principales son los Italianos, tengo alianza con ellos. Pero te advierto niña, que si me metes en problemas con mis aliados, estarás en mi lista negra.

Lo miré demostrando que sus palabras no me daban para nada miedo, por el contrario, él deseaba que nadie se enterará, pues igual yo. Me acerqué mirándolo, Pavel tragó saliva, hasta podía escuchar como su corazón se iba acelerando tanto que en cualquier momento se desmallaría.

Pasé mi dedo índice sobre la quijada de Lenko, me sonrió amistosamente.

Nahir: No diré nada de que me ha vendido armas, (Susurrando) si me entero que usted comenta algo o me empiezan a buscar a través de usted, vengo y le arranco la lengua haciendo en cachitos, su cuerpo los desmembró y se lo doy a los animalitos que por el clima no han podido cazar. ¿Entendido?

Lenko: Me gusta tu personalidad.

Nahir: Sin miedo al karma, yo se lo que debo, pero también se lo que me deben. Mi carácter es como la de un lobo, si no me atacan no muerdo, pero si me atacan los devoro así de simple. Tengo un lado irónico, un lado insoportable, un lado loco y hasta un lado encantadora, cada quien obtiene de mi el lado que se merece. Así que si ellos quieren controlarme, quieren controlarme, Mostraré... mostraré lo que pasa... .. mostraré mi verdadera ira.

Caminé hacia donde estaban las armas, pasé de las del diseño de los Italianos, en este instante, no quería nada que tuviera que ver con ellos, quería forjarme a mi estilo sin tener presente la utilidad de la de ellos.

Empezaba a tomar arma por arma, las iba revisando las que me servirían y podía determinar tener un buen alcance, las que podía modificar a mi manera y lo que quisiera ponerles, el ruso me seguía mientras me explicaba la utilidad de algunas que me habían agradado, iba apartando todo lo que necesitaría.

Tenía demasiadas armas, todas las que podía activar y manejar a mi antojo, esto era lo que me hacía falta, ponerme a trabajar mientras todo estuviera bajo control. Así que tendría que deducir las que serían de suma importancia.

Demasiadas maletas se habían llenado, los hombres de Lenko las iban subiendo a la camionera de Pavel.

Lenko: Te puse unas sorpresitas para tus enemigos. Puedes venir cuando gustes.

Nahir: Gracias. Aquí tiene su pago.

Le entregué los fajos de dinero, él los abanicaba asintiendo con la cabeza, necesitarás mucho más que armas niña.

Levanté una ceja ante sus palabras, me entregó un maletín, lo abrí viendo un centenar de cosas como intercomunicadores y móviles, claro no podían faltar portátiles, viendo el mundo que tenía este hombres, sus portátiles podían tener rastreadores. Negué con la cabeza. Entregué el maletín.

Nahir: Con las armas estaré bien.

Extendí mi mano, Lenko estrechó mi mano asintiendo con la cabeza, me despedí de él. Ya tenía lo que necesitaba y lo demás era más sencillo de hacer.

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