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Patricia regresa a su casa y se encuentra con Leandro, el la ve agobiada y supone la razón.

— ¿Tan mal te fue?

— Mi madre me sugirió una inseminación artificial. — Ella suspira. — De nuevo.

— Ni pensarlo. No vas a tener un hijo de otro.

— Amor, yo creo que no es una mala idea. Mis padres me dejarían en paz.

— No. Te amo, pero hay cosas que no estoy dispuesto a soportar. Y una inseminación artificial es una de ellas.

— Pero Leandro...

— No Patricia. Ya lo hemos hablado antes. No aceptaré que hagas eso.

— Lo siento amor. Es que me siento tan presionada, digo cosas sin pensar.

...

Alejandro y Magdalena están muy molestos, la actitud de sus hijos les parece inadmisible.

— ¿Cómo podemos tener un par de hijos tan irresponsables? Una se casa con un hombre inservible, y el otro se niega a casarse. — Dice la madre de David muy molesta.

— Te dije que debíamos tener tres hijos.

— Sería igual a esos dos.

— ¿Deberíamos conseguirle una prometida?

— No la aceptaría. Es muy necio. Debemos insistir con Patricia, creó que es lo mejor.

— Creó que deberíamos dejar a nuestra hija en paz.

— Claro, cómo es tu consentida.

— ¿Y acaso David no es tu consentido?

— Lo es. Pero Patricia es la mayor. Ella debe darnos un heredero.

— Patricia está casada con el hombre que ama. En cambio David es soltero. Es a él a quién debemos convencer.

...

Horas después, David va al bar y se encuentra con Hugo, el le pregunta si sigue de mal humor por Maite.

— Ésto no tiene que ver con ella.

— ¿Tus padres?

— Mi padre me amenazó con sacarme de su testamento si no me casó.

— Uyyy, eso parece grave. — Hugo se burla.

— Qué no piensen manejarme. No haré lo que ellos quieren. Yo me casaré cuándo yo quiera y con quién yo quiera.

— Moriré sin verte casado.

— Me importa muy poco el matrimonio.

— Yo creó que deberías considerarlo. Tu padre pose una gran fortuna, y si no obedeces Patricia y sus hijos serán los herederos.

"Por suerte Leandro no puede tener hijos."

— Tal vez. Pero no me importa. No haré lo que ellos quieren.

— Si yo fuera tu. Lo consideraría.

— Por suerte no eres yo. Así que no lo vas a considerar.

...

Días después, en la oficina las cosas se ponen incómodas entre David y Maite, ella intenta volver a trabajar con Patricia, sin embargo está se niega, ya que ahora más que nunca necesita a su hermano y ella unidos.

El tiempo continúa pasando, un buen día, al padre de David se le ocurre hacer una fiesta "íntima", aunque tiene un plan entre manos.

El invita a las hijas solteras de todos sus amigos. Patricia que conoce perfectamente a las intenciones que el tiene, decide llevar a Maite cómo su invitada.

Durante la fiesta David se empieza a sentir agobiado, y sobre todo presionado, sabe muy bien que su padre planeó eso para molestarlo. Así que el se propone molestarlo también. Va junto a su hermana y toma la mano de Maite.

— Necesitó que me acompañes.

— ¿A dónde? — Pregunta ella confundida.

— Ya verás. — David la lleva junto a sus padres. — Mamá, papá, les quiero presentar a mi novia.

— ¿Tu qué?

— ¿Su qué? — Pregunta Maite, mientras Magdalena y Alejandro la ven de pies a cabeza.

— Ella es Maite, mi novia.

— ¿Pero que está diciendo? — Maite quiere aclarar las cosas. — No. Aquí hay un error, yo no soy su...

— Amor por ahora eres mi novia. Más adelante haré una propuesta de matrimonio, ten paciencia. — David la besa delante de sus padres e invitados. Maite intenta empujarlo, pero David la aprieta para que no pueda. Después de unos segundos el la suela para que pueda respirar. — Madre, padre, estoy esperando que me feliciten.

— Hijo, esto es una sorpresa. — Su madre observa a Maite de nuevo. La ve bien vestida y arreglada, intuye que es una muchacha de buena familia. — Eres preciosa. ¿Cómo dices que se llama? — Ella está tan sorprendida aún, que nada sale de su boca.

— Maite. Se llama Maite.

— ¿Maite qué?

— Yo... Lo siento, tengo que salir un momento. — Maite sale del salón.

— Madre con permiso. — David se va detrás de ella. Al llegar a su lado Maite le da una bofetada.

— ¿Cómo se atrevió? ¿Cuando le di mi permiso para darme un beso? — David se queda en shock por la cachetada.

— ¿Sabes cuántas personas me han golpeado en toda mi vida?

— Eso no me importa. — Maite está más preocupada por sus labios.

— Ninguna. Tu eres la primera.

— ¿Y usted sabe cuántas personas me han besado en mi vida?

— Eso no me importa.

— Ya lo ve. Estamos a mano. Ratero.

— ¿Cómo me acabas de llamar?

— Ratero. Gandalla, ladrón. Cómo se le diga a las personas que hacen lo que usted.

— Sólo fue un beso, no exageres. En cambio yo si sufrí, golpeadora.

— Sólo fue una cachetada. Tampoco exagere.— Los dos se observan enojados. — Y no pienso seguir con su juego, le diré a su madre que no soy su novia.

— No puedes. — David le toma el brazo. — Te despediré si lo haces.

— No me importa. Yo no me voy a prestar a sus juegos.

— Te daré dinero. ¿Cuánto quieres?

— Nada. Ya le he dicho que... — David la besa de nuevo. Maite lo empuja pero no logra separarse. Hasta que una voz los llama.

— Aquí están — Dice Patricia.

— Señora yo le puedo explicar.

— Maite no hay nada que explicar. Somos adultos. Tantas horas en el trabajo juntos dieron esté resultado.

— Señora Patricia eso es mentira. El señor David y yo...

— No le des explicaciones a mi hermana.

— Maite, déjame felicitarte. Me da gusto que tú vayas a ser mi cuñada. — Patricia le da un abrazo. Maite y David de sorprenden.

— Señora.

— Nada de señora. Ahora debes llamarme Patricia.

— Pero...

— Hermano cuida bien de ella. O te las verás conmigo. — El la observa incrédulo. Maite lo está aún más. Recuerda que fue la misma Patricia quien le prohibió estar cerca de su hermano, y ahora de repente cambió de parecer.— Los dejo para que sigan hablando.

— Maite, ven conmigo.

— No. Ya le dije que no estoy de acuerdo con seguir su mentira.

— Por favor. Mi madre me quiere casar con cualquier mujer de esa fiesta, te suplico que me ayudes. Finge ser mi novia sólo por hoy. Por favor. — Maite lo piensa unos minutos.

— Pero solo hoy. Y nada de besos.

— Está bien.

Ambos vuelven a la fiesta, la madre de David de nuevo quiere empezar el interrogatorio, aunque su hijo no se lo permite.

— Madre ella y yo somos felices. Creó que es lo único que debe importarte.

Hola hola. Hoy daré dos capítulos por qué cumplo DOS AÑOS cómo escritora. El próximo capítulo será publicado más tarde. Gracias por leer esta novela.