Amor en Éxtasis

Vaya que la vida es caprichosa como es que decide cómo deben ser las cosas, como es que cree que es el tiempo justo, ¡porque carajos deber ser cuando se le dé su regalada gana! ¿dónde es que deja todo ese tiempo perdido? aún, sigo cuestionándome, que hubiera sido de mi vida, si tan solo hubiera sido diferente, que sería de mi si Fernando no hubiese llegado a ella.

Tal vez hubiera muerto de una golpiza ese día en la cafetería, no lo sé, lo único que creo es que somos piezas de un gigantesco ajedrez donde la vida y Dios se enfrascan en una lucha por ver quien dará el famoso jaque mate.

Eduardo. – ¡Fue un éxito la, expo vivienda!

Valeria. – Si licenciado, firmamos varias solicitudes de crédito, el departamento de originación, se hará cargo a ver cuántos cumplen con los requisitos, más la capacidad de pago etc. pero tengo fe que se autoricen todos… y pronto sacar cita con usted para firmar escrituras.

Eduardo. – ¿Hasta cuándo vas a dejar de llamarme licenciado? y lo que es peor de hablarme de usted, ¡Valeria me gustas, que no te has dado cuenta que muero por ti desde el primer día que te conocí!

Valeria. – ¡Eduardo yo…!

Eduardo. – ¡Ves que fácil y bonito es escucharte decirme Eduardo…!

Valeria. – ¡No voy a mentir, sería tonto de mi parte, como tonto seria negar que también me gustas… que me encanta tu compañía…!

Eduardo. –¿Entones que es lo que nos detiene Valeria…?

Valeria. – ¡Soy una mujer divorciada, madre de dos hijos una señorita de casi 20 años y de un adolecente ya a punto de ser mayor de edad!

Eduardo. - ¡Y yo soy un hombre viudo con una hija de 7 años! ella tan solo tenía un año cuando Patricia murió, y yo pensé que jamás iba a poder fijarme en otra mujer, ¡no pretendo que seas la madre de Salma, pretendo que seas mi mujer!

Valeria. – Ni yo usurparía su lugar, ella ya tiene una madre que, aunque no se encuentre con vida ella siempre tendrá el lugar que le corresponde dentro de la vida de tu hija. Hace tanto tiempo que descarte la posibilidad de rehacer mi vida, mis prioridades siempre han sido mis hijos y mi trabajo, claro que habido otros hombres que han querido acercarse que han intentado llevarme solamente a la cama, no es que sea una persignada, ni una santa soy una mujer que está viva, que también tiene necesidades, que añora la necesidad de sentirse amada, y si he cometido muchos errores como mujer, como madre. No sé si estoy preparada Eduardo…

Eduardo. – ¡Yo tan poco se si lo estoy, pero jamás vamos a saberlo si no lo intentamos! no sabes todo lo que me haces sentir cuando estoy contigo, esas ganas locas de tomarte y de besarte…

Valeria. – ¡Y que estas esperando para abrazarme, para bes…!

Seguramente que mi madre como mujer también se sentía hacía mucho tiempo atraída por Eduardo y que mujer no lo estaría si Eduardo era un tipazo en todos los sentidos, aparte de ser bastante atractivo pero la única mujer por el cual moría de amor si era mi madre, hermosa, fuerte independiente, y tan solo divagando un poco tal vez siempre habían estado predestinados a estar juntos, pero no habían coincidió en el momento ideal, hasta que la vida o Dios mismo los fue empujando poco a poco aun cuando en el trayecto hubo tropiezos y dolor, pero lo único importante que a partir de ese momento estarían juntos por siempre.

Que he de ser honesto cuando mi querida madre nos contó, mi hermanita adorada se desvivió en felicitarla y alentarla, yo por mi parte me sentía celoso, !como mi madre con otro tipo, el cual no era mi padre¡ con el cual estúpidamente creí que un día se daría cuenta con la bruja que estaba y que regresaría con nosotros que volveríamos hacer una familia y colorín colorado, pero no la verdad es que la vida es más compleja que un cuento de hadas, en la vida real hay princesas que no les quedo otra que seguir solas en la vida, porque aquel príncipe en el camino se perdió.

Por otra parte, había estado evadiendo a Fernando, aunque sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarme a él, así que acepte verlo en un restaurante de una plaza comercial, por un lado, sentía que había llegado la hora de que cada quien tomara su rumbo, aun cuando en el fondo de mi corazón deseaba que las cosas fueran como antes de esa noche, pero tristemente no podía verlo de la misma manera.

Silvia. – ¡Fernando que sorpresa verte.!

Fernando. – ¡Silvia que gusto saludarla! ¿cómo ha estado’

Silvia. - No puedo quejarme yo estoy bien, aunque Samuel no del todo me preocupa.

Fernando. – ¿Y ya tiene tiempo en la ciudad?

Silvia. – No. Llegue hace dos días, pero por lo que veo no vas a preguntarme por Samuel

Fernando. – ¡Sé que está bien nos vemos debes…!

Silvia. – No tienes que mentirme Fernando, sé qué hace tiempo que no se ven, para ser exactos desde que te fuiste de la que era tu casa, si se vieran sabrías que trabaja en la clínica que está a lado de esta plaza, y que en estos momentos entro a una cirugía de emergencia, es por ello que lo estoy esperando aquí.

Fernando. – ¡Perdón no era la intención, no creo que sea lo correcto, hablar de eso por eso preferí mentirte!!

Silvia. – ¿Ya no amas a mi hijo?

Fernando. –¿Como? ¡No sé de qué me estás hablando o que te dijo Samuel…!

Silvia. – No te molestes, no es la intención entrometerme y menos juzgarte, hacerlo sería juzgar a mi hijo y es todo lo que tengo en la vida, él no me ha dicho nada, jamás me habla de su vida, como jamás me ha dicho de alguna chica, y no puedo negar lo que es, como madre uno sabe lo que tiene, no es necesario que el me lo diga, sé que le gustan los chicos siempre lo he sabido, pero debo confesarte que lo corrobore cuando llego a tu casa a vivir, y de ti tan solo fue suficiente ver como lo mirabas para darme cuenta, te soy honesta no fue algo fácil de asimilar pero, es mi hijo, y en el fondo algo me decía que eres un buen hombre.

Fernando. – Me alegra que lo tome así de esa manera, lo que no entiendo es a que viene esa pregunta, porque le aseguro que entre él y yo jamás paso nada, si bien compartimos una cama no fue más que para dormir.

Silvia. – No te estoy reprochando nada aun cuando se quién es mi hijo, cuando se lo que sientes por él, no son necesarios los detalles entre ustedes eso aún sigue siendo algo fuerte que ni imaginar deseo. Pero desde que no estas con Samuel él no es feliz, él…

Fernando. – No entiendo como por qué crea eso, no fue fácil para mi decirle que lo amaba que era el aire que respiraba, pero nunca fui lo suficiente para su hijo, el siempre encontró la forma de hacerme sentir menos para él, cuando él era mi mundo, era todo.

Silvia. – Lo sé Fernando, mi hijo es algo inútil en ciertas cosas, y ver sus uniformes planchados, dobladillos hechos, sabía que era por ti, pero ha cambiado ya no es el mismo hombre que conociste. Cuando estuvo contigo hasta subió de peso, hoy te necesita, sé que te ha estado buscando.

Fernando. – No tiene idea de cuánto implore por un poco de cariño, ni siquiera era amor, me hubiera conformado con tan solo algo de cariño, le roge a Dios infinidad de veces que no me lo quitara cuando el amenazaba con irse, tan solo la idea de quedarme solo me volvía loco, él era todo lo que yo tenía, todo lo que necesitaba, que importaba si solo recibía migajas, porque yo me sentía feliz a pesar de tantos desplantes y desaires… ¡Silvia puede estar segura que ame de verdad a su hijo!

Silvia. ¿Y entonces? ¡Aún pueden estar a tiempo…!

Fernando. – En la vida hay tiempo para todo y el nuestro ya paso, nunca voy a entender porque me hizo tanto daño, porque me causo tanto dolor si lo único que hice fue quererlo.

Silvia. – Te entiendo más de lo que imaginas eso viví mucho tiempo con el padre de Samuel, pero no tuve el valor de dejarlo, primero porque Samuel era muy niño y talvez porque yo era una inútil que lo único que sabía era llevar una casa, pero también era amor, porque la última ves casi me mata, pero después de eso él cambio él…

Fernando. – Lo siento Silvia, debió ser difícil, pero son situaciones distintas, si no estoy en la vida de tu hijo es porque él se encargó de sacarme, él fue quien acabo con lo que sentía, fue un gusto saludarte, tengo que rime.

Silvia. – ¿Podrías darme tu numero?

Fernando. – Silvia no es mi intención ser grosero, y no me lo tomes a mal, no quiero saber nada de Samuel, solo deseo que el este bien que le vaya muy bien en la vida, no fue fácil darme cuenta que no me quería en su vida, cuídate mucho hasta luego.