Richard Ford, el Ceo de Industrias Ford, es un hombre acostumbrado a tener el control, nadie le dice que no, pero todo cambió cuando aquella pelirroja de ojos azules se atravesó en su camino robando una de sus pertenencia y aunque la ha buscado por cielo y tierra para castigar su insolencia, su paradero es todo un enigma. Lo que desconoce Richard, es que será ella quien toque a su puerta en busca de un empleo, luego de eso podrá recuperar el sueño, o tal vez esta vez le roben algo más valioso... su corazón.
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Maratón 6.
Pov. Chanel.
Intento seguir indagando del porqué me ha llamado ladrona, pero sus labios sobre los míos me lo impiden, mi cuerpo se tensa, no es fácil para mí entregar mi cuerpo a alguien por necesidad, y aunque no voy a negar que me gustan sus besos y el calor de su cuerpo, no es lo que quiero para mí, almenos no así, no en este momento. Se separa un poco de mí y con sutileza aparta mi cabello dejando mi pecho al descubierto, de inmediato intento cubrirlo con mis manos, pero él me detiene sosteniendo mis manos, luego las lleva alrededor de su cuello, posa sus manos en mis glúteos y me levanta, mis piernas instintivamente rodean sus caderas permitiéndome sentir lo duro de su miembro, mi piel se eriza cuando sus besos descienden a mi cuello y me sorprendo al sentir que mi cuerpo reacciona fielmente a cada una de sus caricias.
— Gracias... — Pronuncia esta palabra al dejarme sobre el sofá y empezar a besar mi pecho en toda su extensión. — Gracias por estar aquí. — Un gemido se escapa de mis labios cuando muerde sutilmente uno de mis montículos mientras el otro es arremetido por sus dedos. Después de un rato de deliciosa tortura, baja dejando besos húmedos en mi vientre. Cuando sus manos se hacen a lado y lado de mi braga, recobro un poco la cordura y recuerdo el motivo que me ha traído a este lugar.
— ¿Cuánto?
— ¿Cuánto qué? — Pregunta con voz ronca y su aliento sobre mi piel hace que mi espalda se arquee.
— ¿Cuánto estás dispuesto a pagar por mi virginidad? — Suspira y sin más se pone en pie.
— Debí saberlo, ¿cuánto quieres? — Dice mientras toma su saco que se encuentra a un lado.
— Quinientos mil — Contesto de manera segura. Cuando pienso que va a sacar su chequera y me coloco de pie, me sorprendo al ver que me cubre con la prenda en sus manos, ve a cambiarte, mi conductor te llevará a tu casa.
— Pe... pero yo... — Me deja con la palabra en la boca y sube las escaleras, intento seguirlo, pero su voz severa detiene de mi cometido.
— Será mejor que se marche en este momento, señorita Walker.
Mis lágrimas empiezan a rodar en silencio viendo desaparecer su figura así como la única opción que tenía de cumplir la voluntad de mamá.
Me despierto a las seis de la mañana, tomo un baño y me preparo para volver al hospital, en el estado en que me encontraba no era prudente.
Justo cuando voy saliendo me encuentro con Raiza, quien acaba de llegar.
— Se está muriendo y me encuentro de manos atadas. — Ella me abraza. —Calma hablé con Fabricio y me explicó lo que quieres hacer. Yo puedo solicitar un préstamo por cien mil.
— Gracias, yo voy a hipotecar la casa, creo que con eso y lo que ofrece prestarme Fabricio debe alcanzar. — Sonrío mientras seco mis lágrimas.
— No te preocupes, no la vamos a dejar perder.
— Lo sé, vamos mamá me espera.
Raiza me deja en la entrada del hospital y se marcha rumbo al trabajo, gracias a que llegué temprano logro ver a Fabricio quien se dispone a salir.
— Hola, gracias por cuidar de mamá.
— Ya sabes que lo hago con gusto, en cuanto a los doscientos mil, siguen disponible.
— Los voy a aceptar, prometo que te los pagaré lo antes posible.
— No te preocupes, ahora lo importante es Jazmín, pásame un número de cuenta donde los pueda transferir.
— Claro en un par de minutos lo hago. Ella ¿Despertó?
— Sí, deberías subir, lo primero que hizo fue preguntar por ti.
— Chao y gracias. — Dejo un beso en su mejilla y subo de inmediato.
— Buenos días mamita, me dice la enfermera que te niegas a desayu...
— No se preocupe ya me he hecho cargo. — Richard corta mis palabras, mientras continúa dando de comer a mamá en la boca.
— Buenos días cariño, Richard está decidido a obligarme a comer.
— Jazmín, sabes que es por tu bien.
— Gracias. — Le digo con la cabeza baja, después de lo que sucedió ayer no me atrevo a verle la cara.
— Solo falta esta última. — Mi mamá abre la boca y recibe lo último de su desayuno. — Jazmín, tengo que irme, debo trabajar, pero ya tienes mi número, no dudes en llamarme para lo que necesites.
— Gracias por todo, y si no es abusivo de mi parte, quiero pedirte que por favor, disculpes el que mi hija se ausente de sus labores por mi causa.
— No te preocupes, el puesto es y seguirá siendo suyo. — Deposita un beso en la frente de mi madre y luego se dirige a mí.
— Chanel, por favor acompáñame.
— Deme un momento.
Él sale y me deja a solas con mamá.
— Mamita, no sabes lo feliz que soy de poder volver a ver tus ojitos.
— Claro que lo sé mi pequeña, es lo mismo que yo siento al mirar los tuyos.
— Te prometo que a más tardar mañana estaremos en casa de vuelta.
— Es lo que más deseo, pero si no es posible, no hay problema alguno, mi casa, mi hogar es donde se encuentra mi hija.
— Te amo.
— Y yo a ti, pero ahora ve, no lo hagas esperar. — Sonrío al ver como a pesar de las circunstancias quiere jugar a la celestina.
— Está bien, no tardo.
Salgo de la habitación y me encuentro con Richard quien se encuentra tecleando algo en su celular.
— Richard, yo... respecto a lo de anoche...
— Olvídelo, revise su cuenta le transferí el dinero que necesita, si necesita algo más me avisa.
— ¿Por qué lo hace?
— Es un préstamo, no se equivoque, debe volver a trabajar para mí, necesito tener la certeza de que podrá pagarme.
— Así lo haré, solo le pido el día de hoy para organizar el regreso de mi mamá a casa, el lunes a primera hora, iré a trabajar.
— Tome el tiempo necesario para estar con su madre, ya después podrá volver.
— Gracias, por hacer esto sin esperar nada de mí. — Él me toma del mentón para que lo mire a los ojos, ya que durante todo este tiempo he evadido su mirada.
— ¿Y qué le hace pensar que no quiero nada de usted?
...Nota Autora:...
Tarde, pero les cumplí, aquí concluye la maratón, Dios mediante nos leemos mañana.
Feliz noche.