"AUT VIAM INVENIAM AUT FACIAM" (encontraré mi camino o haré el mío yo misma) - susurró en latin. Era una declaración de guerra. "Él pasaba horas dibujándola a ella en papel y ella se pasaba las horas dibujándole palabras de amor en la piel. Habían estado seis meses juntos y habían vivido mil cosas. Creyó que le conocía como nadie. Ahora debía aprender que nadie conoce a nadie. La traición siempre es más dolorosa cuando quien la comete es el más amado por ti."
Bixby es una experta en matar y proteger. Toba la convierte en su numerale, su mano derecha. Él es el jefe de todos los jefes de la mafia y juntos se convierten en invencibles. Todos la llaman L'onorevole del Don y la consideran el bien mas preciado del jefe. Entre ellos saltan chispas y Toba no tarda en convertirla en su goomah (amante). Pero la hermosa asesina, no es adecuada para ser la gran señora de la casa al lado de él y elige a otra mujer como su esposa.
Nunca mas le permitirá verla ni acercarse a ella.
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Marián vs. Bixby
Capítulo 13
Marián vs. Bixby
Exactamente media hora fue lo que tardó Toba en asear al cuerpo frío de Bixby, ponerle una bata ligera y sustituir todo lo manchado en la cama. También se ocupó de ponerle una compresa sobre la herida por si volvía a sangrar. Le dio agua e incluso consiguió que comiera un poco.
Lo más problemático fue lavarle el cuerpo pues la sangre suya y de los que había matado, la cubría por entero. Primero le dijo lo que iba a hacer. Ella no era especialmente pudorosa con su cuerpo. Pero siempre reaccionaba mal cuando alguien la tocaba sin avisar.
El problema de Toba es que él sí era bastante puritano con su cuerpo y los ajenos y tocar a una mujer desnuda lo ponía nervioso. Decidió tomarlo como un mal necesario. Debía limpiarla antes de que llegara Sebastián y además era imposible saber si tenía más heridas estando así. Olía terriblemente debido a la sangre seca en su pelo y su cuerpo. Él fue retirando la ropa después de cortarla con tijera para no mover el cuerpo maltrecho de la chica, en exceso.
Fue lavando cada parte con agua y jabón usando un trapo de lino. Ella no hablaba ni abría los ojos. Él supo que estaba viva por el ligero movimiento del pecho al respirar. Al llegar a la herida de bala tuvo que humedecer con agua tibia el trozo de camiseta que se le había pegado a la piel, con mucha paciencia y tiento. Podía hacerle mucho daño si intentara arrancarlo con prisa.
Al terminar se dio el lujo de observar. Estaba lamentablemente herida y su aspecto era el de apenas una niña frágil y vulnerable. Se echaba las manos a la cabeza pensando cómo esa criatura con esa cara podía ser una asesina tan brutal.
No es que él se quejara de eso pues le había salvado la vida. Pero precisamente ella era el estereotipo de persona que representaba una forma de vida que él no quería. Un mundo oscuro y miserable donde cualquiera te podía matar sin pensárselo mucho, como si una vida no valiera apenas nada.
Era por eso también que no le atraían las mujeres como ella por muy bellas que fueran. Bellas y letales no era lo suyo. Como Doña Gilda. Ese era el estilo de Bixby. Aunque su madre sí era una mujer femenina, pero también tenía una fuerza latente que la masculinizaba a pesar de sus vestidos. A veces era acerada en el trato.
Bixby era una versión más joven de su madre. Tenía menos presencia y era menos madura debido a su edad. Tampoco era femenina en las maneras ni el vestir. Toba de alguna manera supo que su madre había sido igual a su edad. Luego se había ido cultivando y puliendo como era natural.
Era ley de vida. Imagino que Bix, en algún momento, más adelante sufriría esa transformación también, si es que llegaba viva a la edad de su madre. En esta profesión no se puede asegurar que llegues a viejo.
Por muchas razones él prefería a alguien como su chica Marián. Femenina, delicada, siempre dispuesta a sonreír y a tener una palabra amable. Se movía con gracia y usaba vestidos delicados con flores o colores pastel. Siempre olía bien, recordó él. Esta mujer, sin embargo, aunque no podía decir que oliera mal, apestaba a tabaco y colonia de supermercado.
Se preguntó cómo estaría su linda novia y rezaba para que no la hubieran dañado los mismos que fueron a por él. No había pensado en eso hasta ahora por lo estresante de la situación, pero decidió que en cuanto llegara Sebastián se tomaría un momento para llamarla también y quedarse tranquilo.
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Mientras tanto Marián en su casa descansaba ya por fin en su cama. En cuanto llegó a su casa se tumbó en la cama de su habitación y durmió durante horas sin preocuparse de nada más.
Al despertar, escucho a sus padres hablando en la cocina. Estaban cenando y ella sintió rugir su estómago. No sabía desde cuando no había comido así que se puso una bata y bajó.
Su padre la miró con cariño y le preguntó cómo se sentía después de dormir. Ella aseguró que estaba muy bien. Le había sentado de maravilla el sueño. Su madre le sirvió los platos y en cuanto empezó a comer los dos progenitores hablaron de lo sucedido desde el incidente del coche.
Querían aclaraciones porque no entendían nada de los recientes sucesos y que tenía que ver ella con todo eso. Era normal. Ni siquiera ella sabía exactamente que pasaba. Solo sabía que todo era por Toba, pero sin preguntarle a él era difícil dar una explicación y así se lo hizo saber a sus padres. Con el fin de tranquilizarlos les comentó que, ya que estaba en casa a partir de ese momento estarían tranquilos y nada raro debía pasar.
Eso lo dijo justo en el momento en el que una gran limusina negra se detenía frente a su puerta. Del vehículo descendió una pareja imponente.
El timbre de la casa de los padres de Marián, sonó.
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En la mansión de los Jiménez, los cuatro hermanos están en el cuarto de operaciones. Llevan horas ahí tratando de localizar el más mínimo rastro de Toba. Están muy preocupados y el ambiente se siente muy tenso.
Es desesperante no encontrar nada aún disponiendo de tal cantidad de recursos tecnológicos. La hermana, Valeria, es la persona que con mayor afán se inclina sobre un teclado y varias pantallas. Busca ubicaciones por satélite y mira un montón de cintas grabadas de circuito cerrado, de todas las calles próximas al hospital.
En varias de ellas ven a una mujer salir con su hermano y subir a una moto. En otra grabación se les ve hablando o discutiendo algo y finalmente marcharse juntos. Después de esa grabación la mujer esquivó hábilmente los lugares en que hubiera podido ser vista por las cámaras como si tuviera el plano de calles donde el CCTV no alcanzaba o las cámaras no estuvieran en funcionamiento.
Era increíble. ¡Se habían esfumado en medio de una ciudad donde era prácticamente imposible moverse sin ser observado!.
-Joder… - dijo Valeria. Y se echó las manos a la cabeza. Los tres hermanos mayores la entendieron. Esa única palabra describía la frustración de todos ellos. Llevaban casi tres días sin salir de allí más que para descansar y comer y estaban agotados y nerviosos.
El asunto era que quizá Toba y la mujer estaban bien escondidos y bien. Pero no había confirmación de eso. Uno de ellos estaba herido, no sabían cuál de los dos. Y, por otro lado, pudiera ser que no los encontraban porque otros los habían localizado antes y a saber si estaban muertos o vivos a esas alturas.
Lo peor era no tener información de ningún tipo y estar a oscuras sobre el paradero de su hermano. Los padres de los chicos se veían tristes y apenas hablaban o comían y eso era otra carga para los hijos que no sabían qué más hacer por sus queridos padres.
Por primera vez notaron los efectos de la edad en ellos. En pocos días nuevas arrugas habían aparecido en los rostros de sus mayores y en el rictus de sus bocas se notaba la tristeza.