Amargas Mentiras

-¡Deberías ser más cuidadoso, los niños no se pueden descuidar ni un segundo!

¡Es una suerte que conducía a una velocidad moderada y logre frenar a tiempo de lo contrario esto pudo resultar peor!

Dicho eso Felipe se acercó a la niña y le acaricio una de las trenzas mientras le preguntaba.

¿Estás bien?

¿Te duele alguna parte del cuerpo?

- ¡Estoy bien Sr. solo me asusté un poco, gracias por preguntar!

¡Hoy pusiste a trabajar horas extras a tu Ángel de la guarda, esta noche cuando vayas a dormir no olvides agradecerle por esto!

En ese instante Felipe desvió la mirada de la niña, y le dijo a Simón. -¡Tu Sobrina es encantadora! Luego se dirigió a Mauro y añadió, debes de

cuidar más de tu hermana.

Felipe escuchó cuando Mauro llamó tío al Sr. De la Vega, por lo que no indagó más, el joven Brown volvió al auto y una vez ahí tomó un sorbo de

agua, hace tan solo un minuto él, se mostraba tranquilo y relajado; sin embargo, por dentro estaba igual de nervioso que Simón y los niños, esos mismos nervios, fueron los no le permitieron ver el gran parecido que los niños tienen con él.

Simón se sintió aliviado cuando observó que el auto de Felipe se alejaba, por un momento pensó que Felipe preguntaría más sobre los niños; sin embargo, no lo hizo.

En ese instante la limusina estaciono frente a ellos, Simón se dirigió al chófer y mostrando una oscura mirada en su rostro le dijo con frialdad, al llegar a mansión espero tu carta de renuncia. De la Vega no quería quitarse responsabilidad, pero si el chófer hubiese llegado a tiempo, la niña no habría corrido peligro.

Al terminar sus palabras subió al vehículo, durante el recorrido habló con los niños respecto al cuidado que deben de tener al cruzar la calle, es obvio que ese tema ya lo saben, pero quiso refrescarles la memoria, de paso les hizo saber de qué en esos casos, lo material se recupera, pero la vida no, y esto Sofía lo aprendió muy bien con la amarga experiencia que acaba de pasar.

Unos minutos más tarde Ivana se encontraba impaciente por ver a sus pequeños, hace un rato después de Aurora se marchó, sitio un mal presentimiento, por lo que estaba inquieta, la joven caminaba de un lado a otro como una loca, su desesperación aumentó cuando intentó llamar a Simón, quien no le contestó.

Justo en ese instante la puerta se abrió y sus hijos corrieron hacia ella, Ivana recibió un gran abrazo de parte de sus hijos. Y luego escuchó a Mauro decir.

¡Mamá por poco y atropellan a Sofía!

¡La muy tonta se lanzó a la calle y no se fijó al cruzar!

De inmediato Ivana se llevó la mano al pecho, y comprendió que ese fue que mal presentimiento que ella tuvo.

¿Sofía lo que dice tu hermano es verdad?

¡Si mamá, lo siento mucho!

-¡Sé, que cometí una imprudencia, te juro que nunca más volverá a suceder!

-¡Por suerte el apuesto caballero que manejaba detuvo su auto a tiempo!

¿Entonces era un apuesto caballero?

Ivana no podía creer, la manera en que su hija de tan solo seis años se expresó.

¡Se refiere a Felipe!

Susurró Simón al oído de la joven.

¡Niños suban para que conozcan sus habitaciones, más tarde hablamos sobre lo

que sucedió!

Tras la orden de Ivana, Mauro y Sofía tomaron sus mochilas y subieron las escaleras, mientras que la chica cruzó sus brazos y mirado con enojo a Simón preguntó.

¿Qué tiene que ver Felipe con todo esto?

¿Felipe vio Mis hijos?

¿Acaso sospechó algo?

¡Fui muy clara cuándo dije que no quería que Felipe los viera!

¡Lo más probable es que ya se enteró de que son sus hijos!

-¡Creo que fue por eso que quiso atropellar a mi hija!

¡Desde el principio Felipe no los quería, y nunca los va a querer!

¡Así es no debió haber pasado, mejor empacaré nuestras cosas, volveremos a España!

La imaginación de Ivana voló tanto que terminó alternándose, ella no permitirá que Felipe dañe a sus hijos y si para mantenerlos a salvo, tiene que

volver a España lo hará sin dudarlo.

-¡Ivana por favor tranquilízate, déjame explicarte como sucedieron las cosas!

¡Felipe no lo hizo intencional, Sofía sostenía un globo que salió volando por el viento, admito que fue mi culpa por soltarle la mano de la niña, por suerte Felipe conducía despacio de lo contrario este percance hubiera sido fatídico!

-¡Felipe si se acercó a los niños, pero aseguro de que no sospecha nada, creo que él estaba tan nervioso como nosotros!

¡Está seguro que no sospechó nada!

¡Tengo miedo que Felipe le haga daño a mis niños, ya lo intento una vez, cuando quiso arrebatarles la oportunidad de vivir!

Ivana, está convencida de que Felipe es el culpable del atentado que sufrió en prisión.

Ivana se dejó caer en sofá, y su frustración era evidente, ante esto Simón se acercó a ella y la abrazo.

- ¡Nena no estás sola en esto!

-Yo estoy aquí para protegerte, nunca permitiré que nadie te vuelva a lastimar, antes de venir aquí te pregunte que si ya estabas lista y me dijiste que si, ahora creo que cometí un error.

-¡Si te alteras solo porque Felipe vio a los niños entonces me das a entender de que aún no estás lista!

¡Será mejor que te levantes y comiences a preparar las maletas, nos iremos de aquí mañana mismo!.

Simón se levantó del sofá y la miró de reojo él, le había hablado fuerte para poner a prueba a su

protegida, si Ivana se rinde a la primera entonces, él desistir a la idea de ayudarla.

¡No…!

¡No pienso ir a ningún lado, tienes razón no puedo ser débil, y sentirme amedrentada a la primera! ¡Juré vengarme de las Brown y así será no me daré por vencida tan fácilmente!

Ivana se recompuso y limpio sus lágrimas, su debilidad son los niños.

Ellos son los únicos que la harían desistir de su venganza.