Buscando Un Papá

Theo

Mis últimas 48 horas han sido una verdadera locura, pero no en el mal sentido, más bien en el mejor. Luego que Emma llegara el viernes por la noche a mi departamento las cosas han cobrado más significado que antes porque Oliver y Emma trajeron paz y alegría a mi vida.

No sé en que momento fué que todo cambio, solo recuerdo aquel día en que un pequeño de ojos verdes, cabello castaño algo revuelto llego a la oficina y se metió en mi vida mejorándola de una manera increíble. Muchas veces pienso que fue él quien hizo que llegáramos a esto con Emma, porque antes de su llegada jamás la vi con otros ojos que no sean los de un jefe y no porque Emma no sea linda al contrario varias veces me quede observándola.

Y ahora directamente no puedo dejar de hacerlo creo que fue aquel almuerzo donde Oliver dejo al descubierto que tiene tatuajes y baila lo que me hizo acostarme pensando en todos los detalles que guardara su cuerpo, jamás sentí celos hasta que la vi aquella mañana en la escuela con su palazo rojo y su blusa de seda blanca, que provoco que él guardia de seguridad no le quitara los ojos de encima, luego Oliver se encargo de llenar sus estados con fotos de ella sonriendo, bailando, cantando junto a esas amigas con las que pasa a diario sus días. O tal vez aquel abrazo en el estacionamiento o sus besos en mi mejilla cuando le avise de su tan merecido ascenso lo que activaron cada uno de mis sentimientos.

Entonces paso, desayunamos juntos aquella mañana de sábado como una familia, mientras reíamos observe como nos miraba y luego pude apreciar como se ve cuando esta triste, aquellas lágrimas en sus ojos removieron partes de mi ser que no creía que existieran, solo quería besarla y abrazarla hasta que aquel dolor desapareciera y aunque aquel día no ocurrió, me regalo algo más hermoso que un beso. Ellos me dieron el mejor día de mi vida porque fueron las risas, los helados y el paseo lo que demostró que lindo podría ser que formáramos una familia.

Oliver se encargo de mostrarme que juntos podemos ser magníficos y que cuando no están la soledad parece grande y temerosa, aquel pequeño niño que me habla a diario solo para saber como estoy o contarme algo interesante que aprendió en la escuela, fue el encargado de demostrarme que el amor es mucho mas que besos y sexo, es apreciar, compartir, cuidarse y quererse por sobre todas las cosas.

Esta mañana tuve que respirara varias veces cuando la vi entrar en la sala de juntas, jamás creí que alguien pudiera descolocar tantos mis sentidos como esta mujer lo ha hecho en estos últimos días. Observe como varios hombres de la sala se quedaron viéndola de manera lasciva, incluso James mi abogado que es super respetuoso con esas cosas la observaba con deseo, es que aquella mujer estaba totalmente despampanante con aquel vestido que se amoldaba perfectamente a su cuerpo.

Pero Emma no registra ninguna de esas miradas, si hay algo que me encanta de ella es que se arregla para si misma, no está atenta a las personas que la rodean, tuve que golpear disimuladamente a James para que la dejara de mirar, lo demás paso tan rápido que ya me encontraba en mi oficina planeando una forma de invitarla a almorzar para charlar y conocernos más o no sé, simplemente quería acercarme a ella y ver que podía salir de eso.

- Adelante – el golpe de la puerta me vuelve a la realidad.

- Señor Hamilton, perdón, pero… – Merly se veía muy nerviosa.

- ¿Qué pasa? – frunce el ceño esperando que hable.

- Un señor… Nicolas Fournier, llego… - el padre de Oliver está aquí. – Pero…

- Merly me estás poniendo nervioso – suelto medio brusco cuando la chica no para de balbucear.

- Se que no es de mi incumbencia, pero el señor se veía muy alterado y bastante agresivo, acabo de escuchar un golpe y la señorita Emma le grito – sentí la bilis subir a mi garganta y el enojo apoderarse de todo mi sistema.

Sali de mi despacho como una fiera azotando mi puerta, el ruido de un golpe me envió una corriente de alerta a todo mi sistema, abrí la puerta brusca y rápidamente y vi como Emma iba cayendo contra su escritorio.

- No la vuelvas a tocar – mi voz sonaba cargada de furia.

Observé al tipo que estaba frente a ella, era muy parecido a Oliver, sus ojos me miraban con odio mientras arremangaba su camisa. Mire en dirección a Emma para asegurarme que estuviera bien y observe su rosto, una fila de dedos se marcaba en él, sus ojos estaban llorosos y estaba completamente pálida. Me dirigí contra el tipo que trato de golpearme, pero lo esquive ágilmente golpeándolo en el estómago.

El padre de Oliver cayó al piso maldiciéndome, los guardas llegaron y se lo llevaron, me acerque a la puerta mientras amenazaba con quitarle el hijo a Emma y observe como Carlos lo golpeaba en el rostro, estoy seguro que aquello fue una forma de desquitarse por lo que hizo. Emma sigue en shock, prácticamente no habla solo nos mira con los ojos abiertos.

- Emma… - Levanto las manos mientras me acerco para que no se asuste – Ven conmigo vamos a mi despacho así te pongo hielo.

- Bu... bueno – tartamudea un poco.

Coloque el hielo que Merly me facilito en su mejilla roja, su mirada era triste a raíz de lo acontecido, me conto cada detalle de la pequeña disputa que tuvieron, su mano alzo la manga del vestido dejando al descubierto círculos que comenzaban a ponerse morados gracias al maldito infeliz, pero eso no le preocupaba, ella solo pensaba en que podrían alejarla de Oliver, le dije que jamás dejaría que les hicieran daño, jamás fui tan sincero porque estaba dispuesto a todo con tal que aquel niño y esta mujer que me mira a los ojos, sean felices.

Emma se muerde el labio inferior y no puedo evitar mirarlos, acerco mi rostro a ella despacio para no asustarla ni pasarme. Mis ojos vuelven a los suyos mientras mi mano acaricia su brazo, asiente con la cabeza y me sonríe, la adrenalina sube por mi cuerpo, aquel pequeño gesto fue todo lo que necesite para dar rienda suelta a todo este deseo que me consume.

He besado mujeres a lo largo de mi vida, pero mis labios jamás sintieron un sabor tan placentero como el de su boca, Emma estaba haciendo estragos en mi interior, cada pequeño roce de sus labios iban calando en cada parte de mi sistema cambiado la configuración como si de un virus se tratara, porque esta hermosa mujer me estaba volviendo loco, loco de deseo y amor, pero era eso lo que acabo generando en mí, un amor tan grande que parecía irreal.

Y aquí estamos camino a buscar a Oliver, Emma dejo su auto en su casa, por fortuna Nicolas no se encontraba ahí y digo por fortuna porque quería matarlo a golpes, por otro lado, Emma no sabía cómo explicar a Oliver todo lo que paso y la denuncia que le puso a su padre y las amenazas que él le hizo.

- Creo que deberíamos hacer las compras y luego en tú casa hablar con él – le digo mientras observo la carretera.

- No sé cómo hacerlo Theo – mordía su labio – No se como decirle la clase de persona que es su padre o justificar lo que paso o… - la interrumpí.

- Yo estaré ahí contigo – acaricie su mano cuando pare el auto – Mírame – sus marrones me observaban – Yo estaré contigo y Oliver lo entenderá, es muy inteligente, lo ha ignorado todos estos días, algo debe haber visto – mi mano viaja a su rostro – Yo estoy aquí.

- Gracias… - nuestros ojos siguen viéndose – Yo…

Lo próximo no lo vi venir, Emma se desabrocho el cinturón, tomo mi rostro entre sus manos y me beso, fue un beso suave y cariñoso, mi mano se poso en su cintura para dejarla ahí quieta, pero se separó produciendo que una queja saliera de mí.

- Vamos a buscar a Oli – asentí y bajamos del auto.

Camine al lado de Emma y la tome de la mano mientras esperamos que saliera, la cara de Oliver a ver a su mamá fue de sorpresa, pero no tanta como cuando sus ojos se posaron en nuestras manos entrelazadas.

- Al fin… - exclamo al cielo y luego nos saluda – Ya me hacia yo que eran muy lerdos - Emma negó con la cabeza y yo le guiñe un ojo.

- ¿Cómo te fue hoy campeón? - pregunte mientras caminábamos al auto.

- Bien, con mi novia estamos haciendo un prototipo robótico, para la feria de ciencias, es un pequeño robot que se carga de atender a los animales. Esta muy bueno – sonaba entusiasmado.

- ¿Dijiste novia? – Emma levanto una ceja – ¡No te lavas ni los calzones y tienes novia! – parecía un poco histérica, observo a Oliver por el retrovisor que me mira suplicante.

- Mi amor, los niños a esa edad se ponen de novios, es normal - ¿acaso acabo de decirle mi amor?

Observo a Emma que esta con la boca abierta, mis ojos viajan al espejo para ver a Oliver que también está con la boca abierta y yo estoy haciendo de cuenta que no dije nada raro…