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La Maldición De Los Dickens

La Maldición De Los Dickens

Status: En proceso
Genre:CEO / Amor a primera vista / Embarazo no planeado / Malentendidos / Reencuentro / Pareja destinada
Popularitas:6.2k
Nilai: 5
nombre de autor: wanders

La dinastía Dickens ha estado viviendo con una maldición de procrear un solo heredero, pero no de cualquier persona. El final del hilo rojo de cada heredero de esta familia está conectada a alguien especial, que es destinada por los cielos, no importan los años que pasen, las situaciones en las que están, estás parejas se encontraran sin importar como. ¿Christopher será la clave para acabar con esta maldición que han tenido por casi 200 años? O ¿Sera el final de esta familia y su descendencia?
El hilo rojo conecta a todos aquellos que están destinados a estar juntos sin importar las circunstancias.

NovelToon tiene autorización de wanders para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El perfume

“Los hijos nunca sabremos lo que sucedió en la vida de nuestros padres antes de que naciéramos. Simplemente vemos a nuestros padres como mamá y papá.

Nunca nos damos la oportunidad de conocerlos más de lo que nuestros ojos ven. Nunca nos relacionamos de la forma en la que podamos conocerlos como personas, dejando a un lado el hijo-madre, el padre-hijo. Conocer a la verdadera persona que nos dio la vida es un gran reto para los hijos. Nosotros somos una parte de toda su vida,” respondió, y en ese momento sonó el teléfono de mi padre.

“Te veo luego,” dijo mi padre, y se alejó rápidamente hacia su despacho, dejándome solo con mis pensamientos.

Las palabras de mi padre me dejaron pensando. Nunca me imaginé a mi madre como mi padre me la describió. Desde que tengo memoria, ella siempre ha sido una mujer reservada. Pensé que lo de la maldición no era tema de discusión entre mis abuelos y ella.

Siempre creí que se apegaba a la idea de que llegaría su príncipe azul enviado por los cielos. Siempre creí que mi padre era el único amor de mi madre.

La relación de madre-hijo, padre-hijo nos hace cercanos, pero desconocidos cuando se trata de su pasado. Puede que no le tomemos mucha importancia.

"¡Mi pequeño Chris!", exclama mi abuela con una sonrisa que ilumina su rostro arrugado.

"No me llames así, abuela", respondo con un suspiro, acostumbrado.

"Entonces, no me llames abuela" responde

“Pero eres mi abuela,” digo, intentando razonar con ella, aunque sé que es en vano.

“Y tú eres mi pequeño Chris,” insiste ella con un tono de voz dulce pero firme, sus ojos brillando con un toque de nostalgia.

“Abuela, ya tengo 30 años,” replico, tratando de mantener la calma.

“No importa si tienes 50 años, seguirás siendo mi pequeño Chris y seguirás igual de berrinchudo,” dice, esbozando una sonrisa.

“Además, hace unos años no te molestaba que te llamara así.”

“Eso fue hace años,” murmuro, sintiendo un nudo en la garganta.

“Desde la traición de esa mujer,” agrega, su tono endureciéndose al recordarlo.

“No es necesario mencionarla,” digo, mirando a otro lado, tratando de evitar revivir esos recuerdos dolorosos.

“Abuela, ¿por qué odias a las mujeres que se me acercan?” pregunto, mirándola a los ojos, buscando respuestas en su mirada.

“No las odio, simplemente no me caen bien,” responde, su mirada firme y determinada. “Las mujeres tenemos un sexto sentido y mi sentido me dice quién es una buena mujer y quién no lo es.”

La observo, intentando entender de dónde viene esa desconfianza. “Pero algunas son atentas contigo,” digo, tratando de encontrar un punto medio.

“Ja, Ja, Ja, me están haciendo la barba, que es otra cosa,” la escucho decir entre dientes, antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la cocina.

Me quedo allí, observando cómo se aleja, sus pasos resonando suavemente en la casa.

Durante días no puedo quitarme de la cabeza a esa chica, así que decidí contratar a un detective para que la buscara. Pero resultó ser más astuta de lo que pensaba, pues había borrado todo rastro de su delito.

Frustrado y decidido a encontrar alguna pista que me llevara a ella, le pedí a Josh que comprara todos los perfumes disponibles.

Pasaron tres largos días buscando y otros más tramitando la autorización en la aduana, pero al final, fue en vano. Ninguna de esas fragancias era la que buscaba, ni siquiera se parecían.

Desanimado por el tiempo y el dinero perdidos, me vi obligado a recurrir a Josh nuevamente, esta vez para contratar a un perfumista experto.

"Presidente, tengo al mejor perfumista del país", anunció mi secretario con una chispa de emoción en la mirada.

"Los veo en una hora en el laboratorio de la empresa", respondí con determinación.

Sin perder tiempo, me dirigí hacia el laboratorio. Al entrar, encontré al perfumista esperando con una expresión de expectación en su rostro.

“¡Buenos días!”, saludó con entusiasmo, extendiendo la mano en un gesto amistoso.

A pesar de mi molestia por su iniciativa sin autorización, decidí mantener la compostura y escuchar lo que tenía para ofrecer.

“Me tomé la libertad de recolectar distintas muestras de perfumes, desde los olores más fuertes hasta los más delicados”, explicó, presentando una bandeja llena de frascos con un brillo de orgullo en los ojos.

“No me gusta que se tomen libertades sin mi autorización, ¿entendiste?”, le recordé, mi tono de voz firme pero controlado.

“Pero ya que están aquí, los oleré”, agregué con un suspiro resignado, tomando las muestras y llevándolas a mi nariz. Sin embargo, todas resultaron ser de mi desagrado, una decepción tras otra.

“Para mañana quiero que solo traigas las sustancias comúnmente utilizadas en la elaboración de los perfumes”, ordené con firmeza, antes de dar media vuelta y salir del laboratorio.

Mientras caminaba por los pasillos de la empresa, mi mente seguía pensando en el perfume de esa mujer. Pero estoy decidido a encontrarla, sin importar lo que eso implique.

Pasé toda la tarde analizando y firmando documentos, discutiendo sobre asuntos de la empresa. Mi madre llamó para preguntarme si llegaría a cenar, pero con tanto trabajo, no pude.

Llegué tarde a casa y salí muy temprano por la mañana.

“¿A dónde vas sin desayunar?”, preguntó mi madre al verme salir apresuradamente.

“Desayunaré en la empresa”, contesté, ajustando mi corbata con rapidez.

“Eres el futuro presidente, puedes llegar tarde”, señaló con preocupación.

“Tengo una cita muy importante”, justifiqué, sabiendo que cada minuto era crucial en los negocios.

“¿Con una mujer?”, preguntó con una sonrisa traviesa.

“No, es un experto en aeronáutica. Si lo hago esperar, podría firmar con otra aerolínea. No puedo permitir que lo mejor se vaya con la competencia”, expliqué,

“Está bien”, aceptó resignadamente.

Tomé mi auto y me dirigí al laboratorio de la empresa, donde me esperaba el perfumista.

“¡Buenos días! Señor, lo estábamos esperando”, me saludó con entusiasmo.

“¿Tienes lo que te pedí?”, pregunté, ansioso por resolver el misterio del perfume que se había vuelto inolvidable para mí.

“Supongo que es esta fila”, dijo, señalando una serie de frascos dispuestos sobre la mesa.

“Así es”, confirmo y me acerque para examinar las muestras.

“Los perfumes tienen entre sus componentes de esencias y fragancias. Las más utilizables son los cítricos y las esencias de origen animal”, explicó mientras yo olía cada una de ellas, esperando encontrar el aroma que había estado buscando.

Mientras me iba explicando todo el proceso y las combinaciones posibles, ninguno de los olores coincidía con el perfume que se había vuelto tan necesario para mí.

“Mañana regresare con otras”, concluyó el perfumista, notando mi decepción.

De vuelta en la empresa, el caos reinaba. Todos respondían llamadas y coordinaban acciones, ya que se había detectado una amenaza de bomba en un avión con destino a Nueva York.

“¿Cómo rayos llegó eso hasta ahí?”, exclamó Liam, visiblemente preocupado.

“Se supone que ese es el trabajo de los counters de check-in”, observó Jackson, frunciendo el ceño.

“El sistema no lo detectó”, explicó Harry, con un tono de urgencia.

“La amenaza implica la vida de una mujer embarazada, al parecer la bomba está conectada a ella”.

Estos tres se unieron al caos, llegando minutos después de enterarse de la situación. La gravedad del asunto pesaba sobre todos en la empresa, y sabíamos que cada decisión que tomáramos podría tener consecuencias devastadoras.

1
Torres Nolasco
más capítulos
Marleny Estrella
Excelente
visleidys brito
Muy malo
visleidys brito
Malo
Hazel Maria Santana Salamanca
Fin de la maldición!!!!!
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