Otávio Montana—veintiséis años, para no perder su pequeña propiedad, acepta hacerse cargo del hijo de otro hombre...
Eloise Vargas—veintidós años, enamorada de un hombre que la dejó embarazada y se casó con otra...
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Capítulo 12
Otávio acarició el vientre de Eloise y le besó el cuello, haciéndola estremecerse y gemir socarronamente. ¡Otávio apartó la pierna de ella y empujó su miembro grande y poderoso en su entrada - se agarró a uno de sus pechos y lo metió lentamente hasta que sus pelotas golpearon el b*mb* respingón de Eloise! Empezó a moverse, a apretarle los pechos, a olerle el cuello y a morderla ligeramente.
Eloise... no puedo soportarlo... quiero venir...
Otávio - ¡eso es, esposa mía, siente a tu hombre haciéndote mujer con mis veintitrés centímetros! Sube y baja - ¡y empezó a frotarle el cl*toris con fuerza y presión!
Eloísa... clavó sus uñas en los brazos de Otávio y gritó de alegría y dijo ¡eres mío!
Otávio... ¡la sujetó por el muslo y penetró profundamente su coño! Le dijo al oído - ¡Soy sólo tuyo y tú eres sólo mía y de nadie más y la penetró con más fuerza, derramando toda su leche dentro de ella! Le besó el hombro y le dijo ¡voy a darme una ducha y a salir a arreglar unas cosas y tú puedes descansar! Fue al baño, cogió papel y la limpió... Minutos después ella dormía plácidamente....
Después de ducharse, Otávio se puso unos pantalones negros de sarga, una camisa blanca de manga larga y se echó su perfume nacional, ¡pero olía bien! Se calzó unas zapatillas negras, besó a Eloísa, que dormía, y se fue a tomar un café. Advirtió a Lourdes de que Eloísa probablemente se despertaría tarde. Se llevó su viejo camión: ¡pronto podría comprarse un coche mejor! Fue a pagar la hipoteca de la granja. Fue al banco y habló con Aberto.
Otávio - ¡Buenos días, Sr. Vargas!
Alberto... ¿Vienes a pagar la hipoteca?
Otávio - ¡sí!
Alberto... ¡Me sorprende que pagues tus cuotas a tiempo! ¡No viniste pidiendo ventajas porque estás casado con mi hija! Hablando de mi hija - ¡ella no vino llorando pobreza y suplicando volver a casa!
Otávio-- ¡Cuando te tratan bien en un lugar no te quieres ir! Bien... ¡Ya voy, si me disculpa, señor!
Alberto... ¿Qué querías decir?
Otávio... ¡Quise decir exactamente lo que entendiste! Y se fue...
Alberto... cree que podrá salir de esta vida mediocre por sí mismo... ¡pobre!
Otávio... ¡salía del banco y chocó con alguien! ¡Y se le cayeron unos papeles! Se agachó, recogió los papeles y se levantó para ver a una hermosa mujer. Otávio... ¡tus papeles!
Rafaela - sonrió y pensó qué hombre tan varonil - ¡Me gustaría probarlo!
Otávio... entregó los papeles y se fue... ¡Fue a un café de la plaza! Pidió un capuchino. Mientras esperaba, se acordó de Eloísa y sonrió para sus adentros.
Rafaela... ¡vino a propósito al café! Claro que odiaba este café, ¡prefería el otro lujoso! Disimuladamente-- dijo ¡qué sorpresa encontrarte aquí! ¿Puedo sentarme?
Otávio, por educación, dijo que sí.
Rafaela... Soy Rafaela Prado y tú...
¡Otávio Montana!
Rafaela... ¿eres agricultora?
Otávio - ¡no! ¡Sólo tengo una pequeña propiedad!
Rafaela... ¡Así que eres una pequeña granjera! ¡Así que debes montar bien!
Otávio - inocente - dijo que sí - ¡Soy bueno domando caballos salvajes!
Rafaela- Me imagino lo buena que eres domando una yegua- ¡Y se mordió los labios!
Otávio-- se dio cuenta de sus intenciones y dijo: "¡Me voy! ¡Mi mujer embarazada me espera!
Rafaela sonrió y dijo: "Hasta luego...