Entre El Control Y La Pasión~

Dos semanas habían transcurrido desde que Dimitrei había hecho pública su relación con Thailor en la empresa. El anuncio había sido calculado; Dimitrei sabía que su padre adoptivo, Dom, pronto escucharía la noticia y lo llamaría a Rusia, esta vez acompañado de Thailor. Para Dimitrei, ese sería un movimiento estratégico, pues Dom estaría más tranquilo sabiendo que su hijo avanzaba hacia una relación seria, especialmente con alguien tan respetable como Thailor.

Sin embargo, el anuncio no solo causó un revuelo dentro de la empresa, sino que también llegó a los oídos de Camilla, la madrastra de Thailor. Para ella, la noticia fue un golpe inesperado, y ciertamente no uno positivo.

Camilla, sentada en su lujosa oficina, sostenía su teléfono con una expresión de pura ira. Los informes que había recibido de sus múltiples contactos la hacían hervir de rabia. ¿Cómo era posible que Thailor, quien ya debería estar arruinado, siempre encontrara una manera de salir adelante, tal como su madre lo había hecho en vida?

Camilla había luchado durante años para dejar a Thailor sin nada, apartándolo de la herencia de su difunto esposo, quien también era el padre de Thailor. Y ahora, cuando pensaba que había ganado, Thailor se vinculaba con Dimitrei Uvarov, el CEO de una de las empresas más influyentes y poderosas del país.

La situación era aún más amarga para Camilla, dado que Dimitrei había rechazado, años atrás, una propuesta de colaboración con la empresa de su difunto esposo. Desde entonces, tanto Camilla como su sobrino habían intentado, sin éxito, obtener una reunión con Dimitrei, quien se mantenía inaccesible.

Y ahora, Dimitrei formaba parte de la vida de Thailor, lo que solo alimentaba el profundo desprecio que Camilla sentía por su hijastro.

—¿Cómo es posible que no supiera que Thailor trabajaba para esa empresa? —murmuró Camilla entre dientes, su voz llena de veneno—. Si lo hubiera sabido antes, lo habría detenido. Pero no permitiré que se salga con la suya. No mientras yo siga aquí.

Camilla, con la mente puesta en destruir la nueva felicidad de Thailor, comenzó a trazar un plan. Esa misma noche, tomaría cartas en el asunto. No dejaría que la relación entre Thailor y Dimitrei prosperara, no sin antes hacer todo lo posible por separarlos.

Mientras tanto, Thailor, completamente ajeno al odio que se cocinaba en el corazón de su madrastra, estaba disfrutando de la calma temporal junto a Dimitrei. Aunque sabía que su relación con el CEO no era más que una farsa contractual, esos pequeños momentos de cercanía lograban proporcionarle un breve respiro.

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Eran las nueve de la noche cuando Camilla, acompañada por un hombre de unos treinta años, su sobrino Evan, llegó al apartamento de Thailor. La noche ya había caído, y las luces de la ciudad brillaban a través de las ventanas del edificio.

Dentro, Thailor estaba sentado en su sofá, con una taza de té caliente en las manos, disfrutando de un momento de tranquilidad después de un largo día de trabajo. De repente, el sonido del timbre lo sacó de su ensueño.

Miró hacia el reloj de pared, extrañado. No solía recibir visitas a esa hora, salvo en casos muy puntuales, y en su mente apareció la posibilidad de que fuera el asistente de Dimitrei. Con curiosidad y cautela, se levantó y se dirigió hacia la puerta. Observó por la pantalla de seguridad y su rostro se endureció al ver quién estaba del otro lado: Camilla, su odiada madrastra, acompañada de un hombre desconocido.

—¿Qué está haciendo aquí? —murmuró para sí mismo, sin entender las intenciones de su visita.

Finalmente, con un suspiro, abrió la puerta y se encontró cara a cara con Camilla, quien lo observaba con una sonrisa falsa.

—¿Qué sucede? Creí que ya no teníamos asuntos pendientes —dijo Thailor, su tono frío—. Te quedaste con todo. ¿Qué más podrías querer de mí?

—Tsk tsk... ¿Es así como recibes a tu querida madre, Thailor? —respondió Camilla, con una voz tan dulce que resultaba venenosa.

—Tú no eres mi madre —replicó Thailor, clavando sus ojos en ella con un desprecio palpable.

Camilla sonrió, pero la falsedad de su gesto no pasó desapercibida para Thailor. Había algo oscuro y retorcido en su mirada que lo hizo sentir incómodo.

—Está bien, está bien. No quise molestarte a estas horas, querido. Pero hay algo importante de lo que necesito hablar contigo. ¿Me dejas pasar?

Thailor se quedó quieto por un instante, evaluando la situación. Sabía que si se negaba, podría provocar un escándalo, y lo último que quería era problemas en plena noche. Finalmente, asintió con un gesto tenso y permitió que Camilla y su acompañante entraran.

Los tres se sentaron en el sofá de la sala. El ambiente estaba cargado de tensión, y Thailor no pudo evitar preguntarse qué tramaba Camilla esta vez.

—Él es mi sobrino, Evan. Solía ser muy cercano a tu padre —comenzó Camilla, señalando al hombre que la acompañaba. Luego, miró directamente a Thailor—. Thailor, tu padre tenía un último deseo antes de morir. Quería que te casaras con Evan. Para él, era el hombre ideal para ti.

Thailor parpadeó, sin poder creer lo que escuchaba. ¿Era eso cierto? ¿O simplemente otro de los juegos de manipulación de Camilla?

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