En su nueva vida tras transmigrar a la novela, esta mujer, hija de un general y fallecida en batalla, se encuentra con una segunda oportunidad para perseguir sus sueños postergados.
Con determinación y valentía, decide usar su experiencia militar y su perspectiva única para no solo sobrevivir en este nuevo entorno, sino también para hacer un destino que refleje sus verdaderos anhelos y ambiciones.
Desafiando las expectativas impuestas por el guion original, y navegando por relaciones complejas con los personajes principales y secundarios, ella se embarca en un viaje de autodescubrimiento y redención, decidida a dejar una marca imborrable en la trama y en su propia vida.
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Capítulo 12
Ericka dejó de lado su sorpresa y entró, acomodándose en unos cómodos cojines mientras observaba a sus hijos y a su sobrina. En ese momento, la idea de que Grace también sería su hija por unos días la invadió, olvidando temporalmente que había dejado a su esposo en la entrada.
Victor se quedó de pie afuera, esperando pacientemente a que su esposa fuera a buscarlo como de costumbre. Sin embargo, los minutos pasaban y cada segundo que transcurría sin verla regresar aumentaba su tristeza.
"Señor..." Paula habló con cautela, "la señora está en el cuarto de juegos," insinuando que Ericka no tiene planes de regresar.
Víctor sintió como si hubiera perdido todo su peso en la familia y su rostro mostró claramente su sentimiento de agravio. "Mi esposa me ha abandonado. Ya no soy su persona favorita", lamentó.
Paula contuvo las ganas de reír al ver la expresión de agravio en el rostro del señor, encontrándolo encantador en su molestia. "¿Por qué no va usted también? La señora lo va a necesitar; cuidar de tres niños no es nada fácil", persuadió a Víctor para que dejara de quedarse en la entrada.
Al escucharla, Víctor asintió rápidamente. "Tienes razón," murmuró, y se apresuró a buscar a su esposa y a su recién llegada hija.
Paula, por otro lado, sacudió la cabeza con una sonrisa divertida ante la manera en que su señor se comportaba. Se encaminó hacia la cocina para completar sus tareas. En ese instante, una joven vestida como sirvienta se le acercó.
"Ama de llaves, alguien llamó preguntando por usted, pero le dije que no estaba, así que dijo que llamaría más tarde," informó la joven, de aspecto delicado pero pulcro.
"Está bien, gracias," respondió Paula, intrigada por saber quién podría ser. Aunque tenía una sospecha de quién podría estar llamando: ¡su única hija!
Víctor corrió hasta llegar al cuarto de juegos y entró, observando todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Se acercó a su esposa con una expresión de tristeza. "Cariño, ¿por qué no viniste a buscarme?"
Ericka, sobresaltada al darse cuenta de que su esposo estaba a su lado, respondió distraídamente, absorta viendo a sus tres hijos. "Lo siento, ¿qué dijiste?"
Víctor, aún más agraviado, insistió. "No puedes olvidarme, soy tu esposo, quien estará contigo el resto de tu vida." Hizo una pausa significativa y, al notar su mirada de fastidio, añadió rápidamente, "Solo porque está Grace, te perdonaré." Hizo un puchero y se sentó a su lado.
A Ericka le daban ganas de reír viendo cómo su esposo se comportaba como un niño mimado. "Perdón, no volverá a suceder," persuadió en voz baja a su esposo.
Los tres niños volvieron a mirar a Ericka, quien susurraba algo al oído de Víctor. Erick rodó los ojos; conocían bien a su padre, siempre tan necesitado de atención. No le gustaba que otros captaran la atención de su madre.
"Papá es egoísta..." susurró Vincent, con la intención de intervenir y separar a sus padres.
Pero en ese momento, varios sonidos de autos entrando resonaron en el jardín.
Vincent cambió de dirección y se acercó al ventanal frente a él. Desde allí, vio a sus dos tíos paternos y a sus primos. Corrió de vuelta con sus piernas cortas hacia donde estaban al principio y exclamó: "¡Tenemos que escondernos!" Agarró a su prima y se dirigió hacia una salida secreta.
Erick, confundido, preguntó: "¿Por qué?"
"Acaban de llegar mis tíos, vienen a llevarse a nuestra prima, ¡rápido!" Urgió su hermano con impaciencia, dejando de lado su aspecto adorable.
Erick, comprendiendo la urgencia, también se deslizó hacia la salida secreta.
Ericka y Víctor, tan concentrados el uno en el otro, no se percataron de que sus hijos habían desaparecido, ni mucho menos sabían de la existencia de una salida secreta en la habitación.
Durante el recorrido, Grace observaba curiosa su entorno, que parecía ser algún tipo de túnel subterráneo.
Unos minutos más tarde, emergieron y se encontraron frente a un pequeño bosque.
"Ahora te mostraremos nuestro escondite," dijo Vincent con orgullo.
Caminaron por senderos hechos de piedra. Al finalizar la caminata, se encontraron frente a una pequeña cabaña, rústica y hermosa.
Erick abrió la puerta con una llave y dijo: "Vamos a escondernos aquí hasta que mis tíos se vayan."
Dentro de la cabaña, había una chimenea cálida, rodeada por unos sillones pequeños y una mesa en el centro decorada con autos de juguete. En contraste con la decoración neutra predominante, destacaba una alfombra rosa brillante. Al fondo, una puerta pintada de color beige completaba el ambiente acogedor y peculiar del lugar.
Al notar la mirada fija en la nueva alfombra, Vincent dijo con orgullo: "La pusimos para ti."
Grace sintió un cálido hormigueo en el corazón y respondió conmovida: "¡Gracias!"
Los tres se acomodaron en los sillones, pensando en cómo pasar el tiempo. De repente, el estómago de Vincent rugió de hambre. "¡Tengo hambre!"
Erick lo fulminó con la mirada y exclamó, "¡Siempre tienes hambre!" Pero al decir esto, se encaminó hacia la puerta, la abrió y sacó una canasta con frutas y bocadillos. "¡Aquí tienes!" Volviéndose hacia su prima con tono más suave, añadió, "También hay para ti," mientras recogía otro paquete y regresaba al sillón.
Mientras disfrutaban de las frutas y bocadillos, la gente en la casa comenzaba a inquietarse al no encontrarlos por ninguna parte.
Los tres hermanos Sol estaban reunidos en un amplio salón pintado en un elegante tono dorado. El ambiente estaba adornado con ventiladores finos y sillones suaves, mientras que la chimenea estaba decorada con lozas estampadas, añadiendo un toque de refinamiento al espacio.
"Sarah no debió confiar en ti para cuidar de Grace," dijo Fernando, aprovechando la oportunidad para descalificar a un competidor.
August comprendió la estrategia de su hermano y decidió intensificar la situación. "Será mejor que llame a algunos de mis subordinados."
Ericka observó a los dos aprovechados con una expresión de desagrado, apretando los dientes mientras respondía, "Está bien." August, por su parte, dirigía una agencia de detectives privados, lo que seguramente haría más fácil encontrarlos.
Se sentía profundamente afligida por haber perdido a Grace. "¿Dónde se metieron estos alborotadores?" se preguntó a sí misma, mientras se servía una taza de té para calmar los nervios.
En la cabaña, el tiempo parecía pasar lentamente, y el aburrimiento era tal que Erick y Vincent se durmieron. Grace los observaba dormir con cierta precaución. Cuando llegaron, la chimenea estaba encendida, lo que planteaba la pregunta de si alguien más vivía allí, dado que ningún adulto conocía el lugar.
Necesitaba descubrir qué estaba sucediendo; su instinto le advertía que si no enfrentaba esta situación, algo terrible podría ocurrir. Antes, cuando no salía de casa, todo estaba bien. Se observó a sí misma con cierta melancolía; era lamentable que ya no tuviera el cuerpo de su vida pasada. Ahora, solo era una niña de dos años y sentía una frustración abrumadora. Al menos, su poder había venido con ella. Sacó la espada de su vida anterior, que ahora se había transformado en un par de aretes. Cuando Ericka le regaló estos aretes, jamás imaginó que volvería a ver su antigua espada. Esta se ajustaba perfecta a su tamaño.
Con cautela, Grace salió de la cabaña y aseguró la puerta tras ella. Siguió unas huellas que encontró, notando que tenían la forma de patas de perro pero eran cinco veces más grandes. Mientras avanzaba, se preparaba mental y físicamente por si tuviera que enfrentarse a esa criatura tan imponente.
Atravesó los matorrales espinosos, adentrándose cada vez más en la oscura densidad del follaje. El silencio era interrumpido solo por el susurro del viento entre las hojas y el crujir de ramas bajo sus pies. En su avance, se topó con alces, zorros y aves de mirada penetrante observándola desde las alturas.
Al llegar a un arroyo, semicongelado, se detuvo para limpiar sus pequeñas sandalias rosas en las aguas frescas, lamentando no haber elegido un calzado más resistente para esta aventura inesperada. En ese instante, un sonido inquietante rompió la tranquilidad: pisadas pesadas resonando en la distancia.
Se agazapó detrás de un robusto árbol, oculta por su diminuto tamaño. El corazón le latía desbocado mientras escuchaba cómo las pisadas se acercaban cada vez más. Sin moverse ni respirar, esperó en tensa expectativa, consciente de que pronto la criatura estaría pasando a su lado, sin saber aún qué tipo de peligro acechaba en la semioscuridad del bosque.
¿Acaso los quiere por su poder, o se los sustraerá o quizás los utilize como soldados?.🧐🤨😒🤷♀️🤔