Solo En La Oscuridad

“Debía quedarme otra vez a dormir en el apartamento de mi tía, necesitaba hacer un trabajo y en mi casa no había internet, pero allá sí. Vive en el mismo edificio en que vivía Natalia y desde su apartamento también se ve hacia el apartamento donde viven mis papás. A mí no me gustaba mucho ir allí porque casi siempre me tocaba quedarme solo (mi tía es enfermera y muchas veces sus turnos son nocturnos). Lo malo es que era eso o no entregar el trabajo a tiempo. Iba muy colgado en esa materia así que no me podía dar el lujo de estar perdiendo notas. Después de unas cuantas búsquedas con Google, empecé a recopilar la información que necesitaba. Empecé a organizar todo, con unas normas que me habían solicitado para presentar el trabajo y después de eso, pues a escribir. Debía llevar más o menos unas cinco líneas cuando algo llamó mi atención. Por la ventana entró una leve ráfaga de aire frío. Lo raro es que yo había cerrado las ventanas del apartamento porque sentía algo de frío y para poder concentrarme ya que tenían música en la tienda de la cuadra. Miré las grandes ventanas de la sala y estas estaban cerradas. La de los cuartos también. La de la cocina igual. La puerta también estaba cerrada. Incluso, una ventana pequeña que había cerca a la ducha en el baño estaba cerrada. Al comprobar que todas las ventanas estaban completamente cerradas no tuve más remedio que seguir con lo que estaba haciendo y pensar que sólo había sido producto de mi imaginación. Me senté nuevamente y volví a sentir el mismo aire frío que pasó por detrás mío. Volteé inmediatamente, pero no vi nada. Cerré lo que estaba haciendo, apague la pantalla del computador, tomé un vaso de agua de la puerta de la nevera y me asomé a la ventana para aclarar ideas. Abajo sonaba una canción de Niche (no recuerdo cuál era). Miré hacia la cocina del apartamento de mis papás y vi, en la oscuridad, la sombra de alguien que se movía. Caminaba lentamente, desde la sala y en dirección al cuarto del servicio. Se detuvo un momento en mitad de la cocina (no más de unos cuantos segundos) y luego retomó su marcha. Pensé que debía ser mi papá que estaría buscando algo allí, o colocando ropa sucia al lado de la lavadora (aunque se me hizo extraño que no encendiera la luz en la cocina o en el cuarto del servicio). En ese momento, se escuchó un grito abajo en dónde tenían puesta la música, por lo que miré en esa dirección. Como no vi nada raro, miré de nuevo hacia la ventana del apartamento, pero estaba todo sumido en la oscuridad y no vi ninguna forma que dejara la cocina para ir a la sala. Pensé que debía haberse devuelto quien estuviera allí a la sala, mientras yo miraba hacia la calle. Me fui a acostar, no sin antes cerrar la ventana. No ocurrió nada extraño en la noche. Me levanté temprano, terminé lo que debía hacer y me fui a la universidad. Cuando llegué a la casa a mediodía, le conté a Magaly lo del aire frío que sentí. Ella me miró y me dijo estar preocupada por esos casos raros que me ocurrían. Yo le dije que no se preocupara, que debían ser ideas mías. Tomé la ropa sucia que tenía en mi cama y las llevé al último cuarto. Allí me di cuenta de que no había ropa cerca a la lavadora. Se me hizo raro que mi papá hubiese esperado hasta la noche para recoger la ropa y así se lo dije a Magaly. Ella me dijo que mi papá había lavado temprano porque iba para un evento en la noche con mi mamá. Yo le conté lo que había visto y ella me dijo que eso era muy raro ya que a esa hora no había nadie en casa: ella había salido con su novio después que mis papás se habían ido y había llegado casi a las 3 am y notó que ellos no habían llegado, llegaron mucho tiempo después…”