Todo iba al plan de Morgana, un hombre cualquiera, guapo, con exelente carácter y suficiente borracho para darle lo que necesitaba.
Un hijo.
Solo eso necesitaba para conseguir todo lo que la vida le ofrecía.
Sin embargo después de años, la vida le devuelve lo que tanto quitó y pidiéndole aún más.
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Capitulo 11
Edgar había olvidado por completo aquel sueño que lo había atormentado desde hace seis años, cuando decidió perderse entre las mujeres en vez de recordar su pasado amargo. Aquella noche había sido solo eso, un sueño, pero lo que sucedió la mañana siguiente fue lo que le ayudó a levantarse de aquel infierno que lo habían dejado sus actos.
Y ahora mismo, con Morgana Thompson iba por el mismo camino.
No quería perderse en la chica de otra persona, pero realmente lo estaba haciendo, día a día cuando sentía la conexión que ambos tenían, se daba cuenta que aquello no era simplemente atracción, detrás de sus toques, de sus besos había algo que ni siquiera el mismo podía explicar. Las palabras no eran exactas para describir el deseo profundo que el chico jamás había existido a su edad.
Pero había algo que Morgana estaba ocultando y aunque la curiosidad lo estaba matando, no podía permitirse involucrarse más allá de su vida. No quería perderse a si mismo y quedar en medio del limbo entre lo que puede tener y lo que puede mostrar.
Holly había hecho de él un hombre asustado, con inseguridades y con profundo temor a la confianza femenina, él había entregado su corazón en cuerpo y alma, después de todo, la chica era lo que el buscaba en aquel momento. Pero todo se había ido al carajo en un solo minuto dejándolo perdido, con las piezas rotas de su corazón en la mano y sin dinero en los bolsillos que lo ayudará a sobresalir.
Pero después de aquella noche en el bar, encontró las fuerzas suficientes para no dejarse caer. Aquella mujer que le había dado más que una sola noche de pasión, le había dado las fuerzas físicas y económicas para sobresalir y ser el hombre que ahora mismo era.
Aquella mujer misteriosa había permanecido en su mente los cinco años que se encontraba con múltiples mujeres que no lo hacían sentir lo que aquella simple noche había hecho con él. Sin embargo, aquel día, en la oficina se dio cuenta que Morgana podía hacer que olvidara por completo su tonto enamoramiento por una chica que ni siquiera recordaba.
Pero el recuerdo de Holly hacia que la confianza en Morgana se perdiera en el instante en el que se dio cuenta que la chica no estaba sola, Ronald y su hijo estaban en el mismo barco dejando su corazón en medio del limbo y culpandose de sus sentimientos prohibidos.
Pero ella, cuando se entregaba a él, parecía totalmente afectada, como si su cuerpo le perteneciera completamente. Aunque no sabía a ciencia cierta la relación de Ronald Thompson si sabía que el niño no necesitaba un divorcio y una nueva persona en su vida.
Pero a pesar de aquello, Edgar no podía permitirse perder a la chica. La necesitaba en su vida como alguna vez se aferró aquella mujer que jamás recordaba.
Morgana no estaba feliz, la ida de Edgar solo iba a desencadenar que molesto Ronald se llevara a Jacob a casa de sus padres.
Morgana odiaba a los padres de Ronald por la simple razón que le recordaba a sus padres. Aquellos hombres eran autoritarios, testarudos y sin conciencia. Ellos decidían la vida de los hijos sin consultar y deshacían todo sueño que tuvieras en tus manos.
Ella no quería eso para su hijo, estaba decidida a romper aquel patrón que la atormentaba hasta el día de hoy. Pero para su esposo aquella era la única salida que podía encontrar bajo la inminente llegada de Edgar a nuestras vidas.
Aunque comprendía un poco, ella tampoco quería perder al niño de su lado, poco a poco conocía a Edgar y algo dentro de ella le decía que quizá el chico no era como ambos esperaban.
Pero cuando ambos pisaron el Aeropuerto el humor de ambos decayó, aquello eran un golpe de realidad que necesitaban. Después de todo, su deseo era algo que no podían explicar frente a la gente a su alrededor. Aquello era lo único que ambos sentían.
Pero a pesar de manejar aquel contrato, la increíble relación crecía aún más. Ahora mismo, ambos estaban frente a frente, alrededor de millones de personas en la sala de juntas. Él no había esperado a llegar con tranquilidad a la oficina, el quería acaba de una vez por todas con lo que hacía que su reputación se marchara con estupideces.
—Creo que el motivo por el cual estamos aquí, es obvia. —A la chica le temblaban las piernas cuando hablo en la sala, no sabía si aquellos ojos eran los que la ponían nerviosa o la misma situacion— Quiero a Richard fuera de la empresa, hay acoso laboral y abuso de poder. Esta claro que, señor Smith tiene que resolver esto ¿Cierto?
El asintio pero giro completamente su cuerpo al hombre a su lado.
—Señor Richard, que responde a la acusación.
—¡Que es totalmente falsa! Yo estoy aquí para hacer mi trabajo señor, trabajo que usted me encargó.
Pero su nerviosismo lo delató, sus manos temblaban y el sudor aumentaba. De un minuto a otro, el hombre parecía que le habían echado un balde de agua en su rostro.
—Sabe, señor Richard. Su experiencia es inigualable, pero no voy a permitir que le falte al respeto a nadie. Y mucho menos que manche mi propia empresa que me ha costado años construir con mis propias manos.
—Pero... señor yo, ¡Esas son acusaciones falsas! Yo he respetado a toda la gente aquí. Incluyendola
—Yo no acuso sin pruebas, señor. —Morgana sacó una USB de su bolso y la puso en la mesa— Aquí están los vídeos de CCTV donde se encuentran los comportamientos inapropiados. No tenemos el tiempo suficiente para ver todos los que sucedieron en la semana, pero esto es intolerable para mí.
—Señora Thompson, no hay que exaltarnos, no dudaré de su palabra. —Aquellos ojos la tranquilizaron — Señor Richard, esta removido de su cargo en esta empresa, puede volar a California para firmar su carta de renuncia.
—¡Y espere la llamada mis abogados, señor. No voy a permitir que él acoso de mis empleados y mía quede impune.
Cuando las palabras de Moegana llenaron la sala, la ira de Edgar fue evidente. ¿La había acosado? Eso jamás iba a permitir. Así que se levantó en un intento de guardar la compostura que estaba a punto de volar por la borda...
—Señora Thompson, su esposo la espera en su oficina.
Aquello detuvo por completo al hombre que solo observó como la chica le daba una mirada tranquilizadora y salía de la habitación.
Tenia que calmarse, no podía perder la calma en la empresa. Morgans no era suya... completamente.
Morgana tuvo que respirar dos veces para poder entrar a ver a Ronald, su mejor amigo era el de peor humor de los dos y aunque el sabia controlarlo estaba claro que el momento no era el adecuado. Su miedo lo ponía vulnerable.
Él era el que más pedía.
Respiro profundo y abrió las puertas, pero lo que vio, no fue de su agrado.
Ronald se encontraba ahí, con Jacob, su hijo.