Yo Soy La Madre Del Heredero.

Tras terminar la reunión con los consejeros, Aura y Emily se disponían a ir a la oficina para seguir trabajando con el proyecto que traían entre manos, cuando Emily surgió con una gran idea, "Mi lady, si me permite iré a prepararle té y galletas para que trabaje más a gusto". Diría Emily con un tono alegre.

A lo que Aura Agradeció con unas palabras y siguió el camino hacia su oficina, esta no está muy lejos de allí, por lo que no sería un problema llegar sola. Mientras el investigador se detuvo en seco al ver a Aura caminando hacia unos de los pasillos con dirección hacia su oficina, su mente maquinando planes siniestros mientras su mirada se clavaba en ella con un deseo oscuro. Sin embargo, Aura ignoró la presencia del intruso y continuó con paso firme hacia el gran salón del castillo.

A medida que Aura se acercaba a su destino, el investigador no pudo evitar sentir una mezcla de fascinación y deseo por la joven duquesa. Sus ojos la siguieron con avidez, captando cada movimiento grácil y cada gesto elegante mientras ella pasaba junto a él como si no existiera.

El investigador se mordió el labio inferior con anticipación, imaginando los placeres prohibidos que podría disfrutar con Aura. Sin embargo, sus fantasías fueron interrumpidas por la presencia de Jenkins, el fiel mayordomo del castillo, quien lo miraba con desconfianza desde la distancia.

"¿Hay algo en lo que pueda ayudarlo, señor?", preguntó Jenkins con un tono frío y cortante, su postura rígida como un soldado en guardia.

El investigador apartó la mirada de Aura y se enderezó, tratando de recuperar su compostura ante la presencia del mayordomo. "Oh, no, en absoluto", respondió con una sonrisa forzada. "Solo estaba admirando la belleza de su duquesa. Es una mujer impresionantemente hermosa, ¿no le parece?".

Jenkins frunció el ceño ante el comentario del investigador, su desconfianza hacia él aumentando con cada palabra. "La belleza de la duquesa es algo que no necesita ser comentado por los extraños", dijo con frialdad. "Ahora, si me disculpa, debo cumplir con mis deberes".

Con eso, Jenkins se dio la vuelta y se alejó con paso rápido, dejando al investigador solo con sus pensamientos oscuros y sus fantasías prohibidas. Mientras tanto, Aura continuaba con sus labores en el castillo, ajena al peligro que acechaba en las sombras.

El investigador, frustrado por el desaire de Jenkins, pero aún obsesionado con Aura, decidió tomar medidas drásticas para acercarse a ella. Con una sonrisa falsa en el rostro, se acercó al gran salón del castillo, donde Aura estaba ocupada revisando los informes de la jornada.

"Duquesa", dijo el investigador con una reverencia exagerada, tratando de ocultar su verdadera intención tras una cortina de cortesía. "Permítame felicitarla por su arduo trabajo y su dedicación al ducado. Es un honor estar en su presencia".

Aura levantó la mirada de los informes y miró al investigador con una expresión neutral, sin revelar sus pensamientos internos. "Gracias por sus palabras, señor...", comenzó, dejando que el investigador llenara el espacio en blanco con su nombre.

"Lord Jonathan, a su servicio, duquesa", respondió el investigador con una sonrisa suave, sus ojos brillando con un brillo inquietante. "Le recuerdo que he venido en calidad de inspector designado por el palacio imperial para supervisar las operaciones aquí en el ducado. Es un trabajo tedioso, pero me complace decirle que está en buenas manos".

Aura asintió con cortesía, aunque su instinto le decía que algo no estaba del todo bien con Lord Jonathan. Sin embargo, decidió mantener la compostura y continuar con la conversación de manera diplomática.

"Estoy segura de que su presencia será de gran ayuda para el ducado", respondió Aura con una sonrisa educada. "Si necesita algo durante su estadía aquí, no dude en pedírselo al mayordomo".

Lord Jonathan asintió con falsa gratitud, pero su mente ya estaba trazando planes más oscuros. Mientras se retiraba del salón, una sonrisa siniestra se curvó en sus labios, su mirada fija en Aura mientras maquinaba formas de acercarse más a ella y llevar a cabo sus retorcidos deseos.

Lord Jonathan se acercó, un paso más, su expresión, cambiando sutilmente a una mezcla de insolencia y lascivia. "Duquesa", dijo con un tono que insinuaba algo más que cortesía, "he oído rumores sobre su... cómo decirlo... naturaleza amigable con los hombres". Su mirada recorrió el cuerpo de Aura con descaro, como si estuviera evaluando su disponibilidad.

Aura se sintió incomodada por la falta de respeto de Lord Jonathan y se enderezó en su asiento, su mirada fría y desafiante. "Lamento decepcionarlo, Lord Jonathan, pero los rumores no siempre reflejan la verdad", respondió con firmeza, manteniendo su compostura a pesar de la creciente indignación que sentía.

El investigador apenas reprimió una risa burlona y se inclinó hacia adelante, ignorando la clara señal de desaprobación de Aura. "Por supuesto, duquesa", dijo con un tono condescendiente, "pero a veces la verdad es mucho más... interesante que la ficción".

Aura reprimió un suspiro de exasperación ante la arrogancia de Lord Jonathan y decidió poner fin a la conversación. "Si no tiene asuntos importantes que tratar, le agradecería que me dejara continuar con mis deberes", dijo con un tono de voz que no dejaba lugar a discusión.

Lord Jonathan se enderezó, su sonrisa deslizándose en una mueca irónica. "Por supuesto, duquesa. No quiero interrumpir su... trabajo". Con un gesto de despedida, se dio la vuelta y se alejó, dejando a Aura con una sensación de disgusto y determinación de mantenerse firme ante cualquier intento de manipulación o acoso por parte del investigador.

Lord Jonathan se detuvo por un momento, su mirada fija en Aura con una intensidad que la hizo sentir incómoda. "De hecho, hay un asunto bastante importante que me gustaría discutir", dijo con un tono que dejaba entrever una insinuación maliciosa. "Me han llegado algunos... informes preocupantes sobre ciertos eventos que ocurrieron en el castillo recientemente".

Aura arqueó una ceja, sin mostrar signos de preocupación ante las insinuaciones del investigador. "¿De qué informes estás hablando, Lord Jonathan?", preguntó con calma, aunque sus ojos brillaban con una chispa de desafío.

Lord Jonathan se cruzó de brazos, su expresión seria. "He escuchado rumores sobre la muerte del Barón", comenzó, su tono cargado de sospecha. "Algunos sugieren que fue un acto de... eliminación de un testigo, por así decirlo".

Aura frunció el ceño, sorprendida por la acusación directa del lord. "¿Estás insinuando que tuve algo que ver con la muerte del Barón?", dijo, su voz apenas contenida. "Es una acusación absurda y completamente infundada".

Lord Jonathan no se dejó intimidar por la negativa de Aura. "Lo siento, duquesa, pero mi deber es investigar todas las posibilidades", respondió con firmeza. "Y según mis fuentes, había una gran tensión entre usted y el barón antes de su muerte. No puedo ignorar esa conexión".

Aura apretó los puños, luchando por mantener la compostura frente a las acusaciones del lord. "Puedes investigar todo lo que quieras, Lord Jonathan, pero te aseguro que no encontrarás nada que me incrimine", declaró con determinación. "Ahora, si no tienes nada más que discutir, te pido que te retires".

Con un gesto de despedida, Lord Jonathan se dio la vuelta y se alejó, dejando a Aura con una mezcla de furia y preocupación por las consecuencias de las falsas acusaciones en su contra.

Emily avanzaba por el pasillo con el carrito de té y galletas en silencio, enfocada en su tarea. Al llegar a la puerta que conducía a la oficina de Aura, se detuvo brevemente para ajustar el paño que cubría las galletas, cuando de repente, sintió una presencia que la hizo mirar hacia arriba.

Para su sorpresa, se encontró con Lord Jonathan, parado frente a ella, con una expresión de intriga maliciosa en el rostro. Sus ojos la recorrieron con una mezcla de desdén y curiosidad, como si estuviera evaluando un objeto de su propiedad.

Emily tensó los hombros, sintiéndose incómoda bajo la mirada intensa del lord. Mantuvo la compostura y se apartó ligeramente para dejarle paso, aunque no sin cierta reticencia.

Lord Jonathan no hizo ningún intento por moverse, bloqueando el camino de Emily con su imponente presencia. "Señorita Emily, siempre es un placer encontrarte en estos pasillos tan solitarios", dijo con una sonrisa que revelaba más malicia que cortesía.

Emily mantuvo la calma a pesar de la molestia que sentía. "Señor", respondió con un tono neutral, esperando que el lord entendiera su deseo de continuar con sus deberes sin demora.

El lord inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera evaluando sus próximas palabras. "Debo decir, señorita Emily, que siempre he admirado su dedicación al servicio de la duquesa", continuó con una voz suave pero cargada de insinuación. "Espero que tenga en cuenta que siempre estoy dispuesto a ofrecer mi ayuda en cualquier asunto que pueda surgir".

Emily frunció el ceño ante la sugerencia implícita en las palabras del lord, pero optó por no responder. En su lugar, dio un paso atrás, indicando claramente su deseo de continuar con su tarea.

Lord Jonathan asintió con una sonrisa satisfecha, apartándose finalmente para permitir que Emily pasara. Sus ojos la siguieron mientras se alejaba por el pasillo, llenos de una determinación que hacía eco en el corazón de Emily con una sensación de inquietud.

Emily entró a la oficina de Aura sintiendo la piel de gallina por el espeluznante encuentro con Lord Jonathan. Sus pensamientos se agitaron mientras observaba a Aura, quien parecía mostrar signos de jaqueca. Un escalofrío recorrió su espalda al intuir que el lord tenía algo que ver con esto.

Aura, al percatarse de la presencia de Emily, la recibió con una sonrisa algo forzada. Sus ojos reflejaban el cansancio y la tensión acumulada. Emily se acercó con cuidado, sintiendo la necesidad de expresar su preocupación.

"No tienes que esforzarte demasiado, milady", dijo Emily con suavidad, observando a Aura con atención. "Eres una mujer embarazada que pronto cumplirá seis meses de embarazo. Debes cuidarte y tomar descansos cuando sea necesario".

Aura asintió con gratitud, dejando escapar un suspiro cansado. "Tienes razón, Emily", admitió con sinceridad. "Estoy sintiendo mucha presión últimamente, y creo que ese encuentro con Lord Jonathan no ayudó en absoluto".

Emily asintió comprensivamente, sirviendo una taza de té y colocándola frente a Aura. "Tómate un momento para relajarte y recargar energías", sugirió con amabilidad. "Puedo ocuparme de cualquier cosa que necesites mientras descansas".

Aura asintió, agradecida por el apoyo de Emily. Se dejó caer en su silla con un suspiro de alivio, tomando la taza de té entre las manos temblorosas. El calor reconfortante del líquido la envolvió, aliviando en parte la tensión que había acumulado en sus hombros.

"Gracias, Emily", dijo Aura con una sonrisa sincera. "Eres un verdadero tesoro para mí y para el ducado".

Emily devolvió la sonrisa, sintiéndose reconfortada por las palabras de su señora. "Siempre estaré aquí para ti, mi lady", respondió con afecto. "Ahora relájate y toma tu tiempo. Estaré en la otra habitación si necesitas algo".

Emily asintió con preocupación al escuchar las palabras de Aura. "Por supuesto, mi lady", respondió con gentileza. "Descansa todo el tiempo que necesites. Haré que preparen algo para aliviarte la migraña".

Con cuidado, Emily ayudó a Aura a levantarse de la silla y la acompañó hacia un cómodo sofá cercano. Le colocó una almohada detrás de la cabeza y le cubrió las piernas con una manta suave.

"¿Le gustaría que prepare algo para la migraña, mi lady? tal vez deberia hablar con el medico" argumentó Emily con una expresión de preocupación en su rostro.

Aura asintió débilmente. "Por favor puedes traerme algún medicamento, tambien necesito descansar", murmuró, cerrando los ojos mientras una punzada de dolor atravesaba su cabeza.

Emily asintió, cerro un poco las gruesas cortinas disminuyendo la intencidad del sol de la tarde y se retiró con discreción, dejando a Aura descansar.al salir de la oficina le comento al guardia que esta custodiando la puerta le comento que, "no permitia la entrada de extraños".

Luego se dirigía a la sala del doctor, no pudo evitar sentirse preocupada por el bienestar de su amada señora. Sabía que la presión de liderar el ducado estaba pesando sobre sus hombros y  con su estado de embarazo trabaja demasiado, deseaba poder aliviar su sufrimiento de alguna manera.