Por Ti Vuelvo A Creer En El Amor

Elena se dispuso a preparar la comida y los dos jóvenes se quedaron charlando, a pesar de que era una charla común ella sentía que cada palabra de él le generaba algo desconocido en su cuerpo y su alma, sentía un nerviosismo agradable.

Alejandro por su parte era feliz al ver cada cambio en su rostro, le encantaba ver como se ruborizaba mientras le hablaba y esos ojos, había algo especial en esos ojos del color del mar, cada parte de si se despertaba con la forma de ser tan sutil y delicada de la chica que lo acompañaba.

Comenzó a darse cuenta de que ella le gustaba, no solo era una atracción física había algo en ella que hacía que quisiera saber todo y no querer separase ni un segundo de ella, pero de pronto recordó a su antiguo amor y la tristeza lo invadió.

Ella se dio cuenta de ese cambio en él y pensó en preguntarle, aunque también pensó en que no se tenían tanta confianza como para contarse sus cosas y se reprimió.

-¡Alejandro! -  se escuchó de pronto la voz del padre Joaquín

Cassandra se sintió un poco aliviada, ya que no sabía de que más hablar con su visita y ese cambio en su actitud la había tomado por sorpresa haciendo que ella también se sumergiera en sus propios pensamientos y problemas.

-Necesito hablar algo contigo – le dijo Alejandro al padre Joaquín

-¿Puede esperar a que terminemos de cenar? – el asintió y Cassandra aprovecho el momento para ayudar a Elena

Entre Cassandra y Elena sirvieron la cena, pero fue bastante notorio que algo le sucedía a Alejandro, su mirada reflejaba tristeza y no estaba tan comunicativo como siempre, al terminar la cena entre todos recogieron la mesa y Alejandro se fue con el Padre Joaquín al jardín a hablar.

-Ahora sí, dime que te sucede – preguntó el padre

-Tengo problemas con mi padre, entre los numerosos problemas se encuentra el hecho que de que lleva solo dos meses con Isabel y ya piensa en casarse con ella, no creo que él esté pensando fríamente las cosas – tomó un trago de café como dándose fuerza para seguir hablando

-Yo se quien es Isabel, es una mujer hermosa, provocadora y sé que solo está con mi padre por dinero, salí con ella un par de veces y al ver el tipo de persona que era no la volví a ver, luego consiguió empleo como secretaria de mi padre y ya ves los resultados – Alejandro bajó la cabeza no quería pensar que el tuviera la culpa en lo que estaba sucediendo

-Mi padre siempre ha estado con una mujer y con otra, las cambia con frecuencia, nunca he estado de acuerdo en eso, pero de ahí a casarse precisamente con ella… siento que es algo que me sobre pasa

-He pensado en irme del país, pero la situación de la empresa es terrible y he trabajado muy duro para mantenerla a flote, mi padre ha desfalcado la empresa y casi la lleva a la ruina, no creo que sea buena idea dejar esto después de haber trabajado tanto en ella – seguía hablando

-Tenia una vida fuera de aquí y al volver pensé en que podríamos mejorar nuestra relación, ahora me doy cuenta de que no es así, él solo me está usando para que lo ayude con la empresa y no quedar en la quiebra – Alejandro puso dos dedos ene l puente de su nariz y cerró los ojos un instante

Joaquín sabia el tipo de persona que era Alejando, en el pasado cuando estuvo viviendo con él pudo notar que era un joven maravilloso.

-¿Quieres quedarte aquí esta noche para pensar mejor las cosas? – le preguntó Joaquín

-¿Puedo?, desde el día de mi cumpleaños esa mujer ha estado viviendo en la casa, por lo que ya he buscado un departamento y pronto me lo van a entregar – Alejandro de veía pensativo

-Claro esta es tu casa, tu habitación está desocupada

-Gracias, no sabes lo mucho que me alegra poder huir de esa casa, tengo mi maleta en el auto, había pensado irme a un hotel después de irme de aquí – le comentó

Con paso firme Alejandro fue a buscar su maleta y al entrar de nuevo a la casa un montón de recuerdos lo invadieron, había sido tan feliz allí, ese lugar lo llenaba de tanta paz y tranquilidad, por lo que siempre había querido volver.

Disfrutaba del delicioso olor de las flores y del silencio que reinaba en el lugar, una gran sonrisa apareció en su rostro al identificar cada una de las cosas que le gustaba del lugar, en su antigua habitación había una cama individual, una mesa de noche, un escritorio y una silla.

El lugar era bastante austero, pero para él era el mejor lugar del mundo y lo bien que se sentía allí lograba reducir el vacío que solía tener la mayor parte del tiempo, colocó su ropa en el closet, sacó sus audífonos y se dispuso a escuchar un poco de música.

Era ya entrada la noche cuando comenzó a escuchar la voz de una mujer, apagó los audífonos y pudo distinguir un pedido de ayuda, se quedó en silencio un rato y escuchó un llanto leve, salió de la habitación y se dio cuenta de que el sonido venia de la habitación de al lado.

Se acercó a la puerta y tocó, aunque nadie salió, giró el pomo de la puerta y notó que estaba sin seguro, abrió y reconoció la voz que había escuchado, encendió la luz y ahí estaba ella, estaba dormida mientras lloraba.

-No me toques… - repetía una y otra vez entre lagrimas

Alejandro la llamó sin poder despertarla, la sacudió un poco y fue cuando por fin se despertó, un grito salió de su garganta y rompió en llanto, él se sentó a un lado de su cama y la atrajo hacia él mientras le susurraba que se calmara.

Lentamente notó como se iba tranquilizando y su respiración se iba haciendo mas leve, hasta que algo en ella notó que no estaba sola y se sobresaltó.

-¿Qué haces aquí? – le preguntó después de levantarse de la cama rápidamente

-No quise asustarte, escuché tu llanto y vine a ver que sucedía – se notaba preocupado

Ella no emitió palabra y su actitud le indicaba que no había sido un simple sueño, por lo que si no le contaba no le preguntaría nada, se notaba que estaba incomoda con su presencia, deicidio simplemente despedirse de ella e irse a dormir.