Melanie fue llevada a la guillotina, junto con su familia, gracias al descubrimiento de sus crímenes. Sin embargo, se arrepentía del ser que fue, ¿tendrá una segunda oportunidad para cambiar sus decisiones?....
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Capítulo 12
-¿Esa es tu solución sobrino? Piensa si le pagamos más, de donde sacaríamos el dinero-
-Aumentamos los impuestos a los ciudadanos-
-¿Esa es tu política?-
Si mal no recuerdo, el Norte estaba pasando por una sequía, después de mucho tiempo se supo que era porque los grandes ríos que bajaban de la montaña estaban siendo obstruidos apropósito, por los del imperio del Oeste. Querían provocar malestar entre los cuatro imperios, e ir a una guerra sin sentido, recuerdo que muchos de los hombres de mi padre fallecieron en esa absurda guerra, ya que no se encontró solución hasta un año después que los tres imperios se unieron, en contra del Oeste y derrocaron al tirano.
Mientras pensaban, termino de hacer el té y se los llevo, cuando el príncipe toma un sorbo, lo escupe rápidamente
-¿Quién te enseño a hacer té?-
Mientras gritaba, el emperador toma un sorbo y sonríe
-Sobrino ¿por qué te alteras?, tu querías beber de mi té, así me gusta a mi….-
-Disculpe príncipe heredero, solo sirvo al emperador, por ellos solo se sus gustos, para la próxima me asegurare de hacer el suyo aparte-
Hace una sonrisa burlona
-Ya que tu doncella me hizo mojar debería ayudarme a cambiar-
Si bien seguía mirando para abajo, solo los veía de reojo, sentí como se me caía mi alma al suelo, ¿cuántos años tiene este mocoso que quiere que lo cambie, siempre fue así de pervertido?
Antes de seguir gritando en mi interior se escuchó como la taza del emperador chocó contra la mesa y se rompió
-Creo que me pasé de fuerza… Sobrino te dije muchas veces que puedo tolerar tus idioteces, pero hasta cierto punto… Vienes a mi palacio a intimidar a mi gente… ¿Tienes coraje?-
Se sentía la tensión en el aire, nadie quería moverse, hasta que se me ocurre hablar a mí
-Si necesita ayuda para cambiarse, mandaré por su nana personal, ¿le parece?-
Los padres del príncipe, le pusieron una nana desde muy pequeño y esa mujer lo seguía tratando como un bebe hasta de adulto, creo que fue la única persona que este ser amo y odio tanto a la vez…. Si bien la respetaba, no quería salir en público con ella, ni que se la nombre.
Después de mi idea el príncipe se levantó de un salto
-No hace falta, no exageremos, tío perdón por la interrupción me iré….-
Mientras se iba, me echo una mirada afilada, que ignoré y me dispuse a limpiar la taza que rompió el emperador….
-Deja ahí, después hago que alguien limpie-
-Por poco y creía que no sabías quién era-
-¿Eres idiota? ¿Por qué viniste a mi palacio y andas abrazando hombres por allí?-
Me comencé a reír mientras me tiraba en el sofá de dos piezas donde antes estaba el príncipe sentado
-¿Viste mi actuación?-
-Sí, debería echar a mis hombres por ser tan débiles, solo por una cara bonita-
-Awww me dijiste cara bonita, ¿a qué te parezco bonita?-
Veo como se sonroja levemente
-cara si, el resto con el encaje negro no es lo mío…-
Me paré para retarlo, mientras lo apuntaba con el dedo, pero al pisar el pequeño charco de té que hizo al romper la taza, me resbalé y caí encima de él.
Seguí callendo hasta que mis rodillas terminaron en el suelo y mi cara en su pecho, él simplemente se quedó estático
-Juro que no lo hice apropósito-
Antes que me levante me dice
-Espera ¿Cómo sabías como tomo mi té?-
Apoyo mi codo en su pierna y mi cara en mi mano, mirándolo a los ojos
-Es que tienes tanta cara de amargado, que supuse que necesitabas un poco de dulzor para la vida-
Se acerca hasta donde estaba mi cara y me toma de la barbilla
-¿No tienes miedo a la muerte acaso? Eres la única que se le ocurre hablarme así-
-Soy joven, sexi y vengo de una buena familia, ¿por qué te tendría miedo? Además si me matas ¿quién hará que el reviva?-
Mis ojos se desvían a su entrepierna
-¿Tanto interés tienes muchacha?-
-Tengo más razones de las que se puede imaginar, mi emperador-
-Dentro de esas razones ¿esta el abrazar a hombres por allí y traerle galletas a Gabriel?-
-Espera, ¿quién es Gabriel?-
Justo se abre la puerta era el ayudante del emperador, con la canasta en la mano, a decir verdad no me acordaba que se llamaba Gabriel.
-Escuché mi nombre, pero creo que interrumpo algo..-
Antes que se fuera lo detengo, mientras me levantaba de un salto
-Espera, dame la canasta esa-
Se detiene y me da la canasta, mientras me habla en un susurro
-Calma a la fiera, que hace ya unos días esta insoportable porque no venias-
-¿De enserio?-
-Si tanto quieren charlas ustedes dos me retiro-
-No mi emperador, ya me retiro, los dejo solos-