Eric, Una Pasión Sin Medidas.

En los próximos días Eric logró exitosamente asociarse las dos empresas multinacionales que tenía planeado, junto con estas una más. A su corta edad de 19 años, ya había logrado concretar cuatro contratos multimillonarios y benéfico para el futuro de ambas compañías, prometía un futuro brillante para los negocios, la suerte le sonreía en todo momento.

Eric

Después de poder llevar a cabo los contratos que tanto deseaba, para poder seguir con mi plan de acabar con las familias de Victoria Creus, Abigaíl Lieberman y Sofía Montgomery. Nunca le comenté nada a Clara de mis planes, sé que ella es muy bondadosa y no va a querer hacer nada en contra de sus atacantes, pero yo no puedo permitir eso.

Hoy invité a Clara a cenar y después a ir a un club a bailar y pasarla bien.

Llegue a su casa a buscarla.

— Toc...Toc.

Clara abre la puerta y me recibe con esa hermosa sonrisa que me vuelve loco.— Hola pasa, voy por mi abrigo y vengo.

—Hola.—A duras penas y pude hablar estaba tan sexy que no sabía como reaccionar.

— Ya estoy... vamos!!.

— Si, si vamos.

Subimos al auto y nos fuimos directo al restaurante en donde teníamos la reservación. Llegamos, nos sentamos y ordenamos nuestra comida.

— Eric. ¿Pasa algo, has estado muy callado?.

— Sabes desde qué te conocí me cambiaste la vida Clara, nunca pensé que podía amar tanto a alguien como lo hago contigo.

— Es muy bonito lo que estás diciendo Eric, y más por qué a mí me pasa lo mismo contigo.

— ¿De verdad?.

— Si!!. Por qué te mentiría.

— Eres tan perfecta.— Después de eso comimos tomados de las manos, hablábamos y nos reíamos por casi tres horas de cosas sin sentido.

Llego el momento de irnos y justo en la puerta del restaurante nos cruzamos con Sofía(La amiga de Victoria) y su familia. Se nos quedó mirando como si hubiera visto un fantasma y más por como su padre me saludó. — Hola buenas noches, joven.

— Hola buenas noches para usted también señor Montgomery.

— Gracias. ¿Sabes me preguntaba cuando podíamos tener una conversación de negocios tú y yo?.

— Si me pasas tu número yo te avisaré. No es por menospreciar ni nada, pero tengo mi agenda cargada en estos momentos.

— Si, claro tome mi tarjeta. Estaré esperando su llamada.

— Claro, ahora si me disculpan estoy con mi novia y prometí pasar esta noche fuera de los negocios. Adíos.

— Adiós.

Salimos de ahí y fuimos a un club muy famoso de la ciudad, prometí llevarla a que la pasáramos bien.

Entramos y el lugar estaba a reventar, la música fuerte, pero agradable.

—¿Quieres algo de tomar?.

— Si, un daiquiri de frutillas por favor.

— Claro, ahora vengo.

Después de unos minutos volví con nuestras bebidas.— Toma un daiquiri de frutillas para la mujer más linda del lugar.

— Gracias.

Nos tomamos nuestros tragos y comenzamos a bailar, nuestros cuerpos se movían en perfecta sincronía, su trasero rebotaba contra mi pelvis causando que mi miembro despertara. Me acerqué a su oído y le dije. — Clara ahora vengo voy hasta el baño.— Ella me miro algo confundida, pero no dijo nada, al contrario, me tomo de la mano sacándome del club y llevándome hacia mi auto.

— Abré la puerta!.

—¿Qué?.— No tenía idea de lo que estaba pasando

— Bien lo hago yo!.— Me Quitó las llaves del auto y se subió del lado del piloto y me abrió la puerta del copiloto.—Sube!!.— Creo que estaba enojada y no sé por qué.

Clara condujo sin decir nada hasta que llegó un lugar alejado de la ciudad en donde no había nadie, solo el reflejo de la luna y las estrellas.

— ¿Clara que es lo ...— No me dejo terminar se subió en cima de mí y comenzó a besarme, no tarde mucho en corresponder a sus besos.

— Quiero ser tuya, quiero ser tu mujer.— Se podía ver la lujuria en el brillo de sus dulces ojos.

— ¿Estás segura?.

— Totalmente.

Esa fue la palabra clave que necesitaba para desencadenar todo lo que estaba sintiendo.— Si quieres que me detenga solo dímelo.

— Eso no pasará!.

La ropa comenzaba a estorbar, mis manos recorrían cada parte de su ser, presione su seno con una de mis manos y lo lleve a mi boca, mientras que con mi otra mano presionaba su botón de placer volviéndola loca de lujuria. Sus finos gemidos eran música para mis oídos, presione su botón hasta casi hacer que se viniera, antes de eso puse mi miembro en su entrada y fui entrando lentamente en ella, sentí como se contrajo al sentirme en su interior, comencé a besarla para distraerla del dolor y funciono, comenzamos un vaivén lento en donde ella se sintiera cómoda, hasta que comenzó a moverse un poco más rápido pidiéndome más, por lo visto el dolor había menguado y el placer se hacía presente. El auto se llevó de gemidos y jadeos hasta que ambos terminamos, quedando rendidos y abrazados.

— Gracias.— Le dije

— ¿Por qué?.

— Por darme algo tan sagrado para ti, prometo nunca fallarte.

— Jamás pensé que esta noche terminara así!!.

— No, la verdad que no. Si me hubieran dicho que esta noche terminaría así. No lo hubiese creído!!.

— Te amo Eric .

— Y yo a vos.