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En Manos Del Mafioso

En Manos Del Mafioso

Status: En proceso
Genre:Mafia / Amor-odio / Romance de oficina / La mimada del jefe
Popularitas:1k
Nilai: 5
nombre de autor: magály Fernández

en manos del mafioso , Emily escapó de una relación mala, cerro su corazón del amor, ahora estaba preparandose para su nuevo trabajo, sin saber lo que el destino le preparó

NovelToon tiene autorización de magály Fernández para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 11

Emily despertó con los primeros rayos de sol filtrándose por las cortinas. Se revolvió en la cama con un gruñido, todavía con la sensación del encuentro de anoche grabada en la mente. Había logrado dormir, pero su subconsciente no la había dejado en paz: los ojos oscuros de Luca, su sonrisa arrogante, y la forma en que había dicho “esto apenas comienza” se repetían en su memoria como un eco imposible de acallar.

Se levantó con desgano y se preparó un café fuerte. Mientras bebía el primer sorbo, su celular vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Sophia:

Sophia: ¿Todo bien? Soñé que ese mafioso te buscaba otra vez. No me dejes con la intriga, ¿lo viste?

Emily suspiró y se pasó la mano por el cabello. Dudó unos segundos antes de responder, pero finalmente escribió:

Emily: Sí, apareció frente a mi edificio anoche. Lo mandé al diablo.

La respuesta de Sophia no tardó ni treinta segundos.

Sophia: ¡¿Qué?! ¿Cómo que frente a tu edificio? Emily, eso NO es normal. Te dije que ese hombre es un peligro.

Emily dejó el teléfono a un lado, sin contestar. No quería admitirlo, pero parte de ella no se sentía solo asustada, también intrigada… incluso emocionada.

—Estoy loca —murmuró para sí misma, dándole un sorbo al café.

Más tarde, en la oficina, intentó sumergirse en el trabajo para no pensar en Luca. Pero todo se fue al demonio cuando escuchó el murmullo creciente entre sus compañeros: “el inversionista llegó otra vez”. Emily levantó la vista de su escritorio, y su corazón dio un vuelco.

Luca Bianchi acababa de entrar al edificio, impecable en un traje oscuro, rodeado de dos de sus hombres. Su sola presencia acaparaba las miradas y silenciaba conversaciones. Y, para su desgracia, sus ojos fueron directo hacia ella en cuanto la vio.

Emily sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—Genial —susurró para sí misma—. Justo lo que me faltaba.

Luca avanzó por el pasillo como si fuera el dueño del lugar. Su porte elegante y la seguridad con la que se movía hacían que todos los empleados apartaran la vista, algunos por respeto, otros por miedo. Emily intentó hacerse la invisible, bajando la cabeza hacia los papeles de su escritorio, pero era inútil.

Se detuvo justo frente a ella.

—Buenos días, pequeña —saludó con esa voz grave que parecía acariciar y amenazar al mismo tiempo.

Emily levantó la vista despacio, apretando la mandíbula para no soltar lo primero que se le cruzara por la mente.

—Señor Bianchi —respondió con un tono profesional, frío, como si se tratara de cualquier inversionista—. ¿Necesita algo?

Una chispa de diversión brilló en los ojos de Luca.

—Solo comprobar que tu trabajo vaya tan bien como ayer… —se inclinó apenas hacia ella, bajando la voz para que solo ella lo escuchara— y que no me hayas soñado demasiado anoche.

Emily se tensó de inmediato, sus mejillas se encendieron de rabia y vergüenza.

—Estoy ocupada —murmuró entre dientes, intentando mantener la calma—. Y si quiere discutir temas de negocios, el CEO lo espera en la sala de juntas.

La sonrisa de Luca se ensanchó como si disfrutara verla perder el control.

—Me gusta cuando te enojas, Emily. Te hace ver aún más viva.

Ella apretó los puños bajo el escritorio, deseando poder golpearlo como la otra vez, pero sabía que tenía a toda la oficina observando de reojo. No podía arriesgar su puesto.

—Le repito, señor Bianchi, la sala de juntas está al fondo —dijo en tono cortante, obligándose a mantener la compostura.

Luca la sostuvo la mirada un instante más, saboreando la tensión que había creado. Finalmente, dio un paso atrás y se dirigió hacia la sala, aunque no sin antes soltar una última frase que la dejó helada:

—Nos veremos después, pequeña. Y esta vez no podrás mandarme al diablo tan fácilmente.

Emily lo siguió con la mirada hasta que desapareció por el pasillo, sintiendo que sus compañeros cuchicheaban a su alrededor. Se llevó una mano al rostro, intentando calmar el temblor en sus dedos.

—Maldito arrogante —susurró para sí, aunque en lo profundo de su pecho, su corazón latía demasiado rápido para que sus palabras sonaran convincentes.

Cuando la reunión terminó, Emily salió de su oficina con un suspiro de alivio. Había logrado mantener la compostura durante todo el día, aunque sentir la presencia de Luca en el mismo edificio había sido agotador.

Sophia apareció a su lado casi de inmediato, con una expresión mezcla de preocupación y picardía.

—Bueno, bueno… parece que el “señor inversionista” no te quita los ojos de encima.

Emily puso los ojos en blanco.

—No empieces, Soph. Apenas pude mantener la calma. ¿Viste cómo me habló frente a todos? Como si… como si me conociera de toda la vida.

Sophia sonrió con malicia.

—Tal vez porque quiere conocerte de toda la vida.

—Sophia… —gruñó Emily, cruzándose de brazos.

—Está bien, está bien —rió su amiga, levantando las manos en rendición—. Pero, cariño, deberías tener cuidado. Ese hombre no es cualquier cosa. No solo porque es un mafioso, sino porque parece que está decidido a meterse en tu vida, quieras o no.

Emily apretó los labios, sintiendo el peso de esas palabras.

—No lo voy a permitir —dijo con firmeza—. Ya tuve suficiente con Tomás. No pienso dejar que otro hombre, mucho menos uno como él, intente controlarme.

Sophia la miró en silencio unos segundos, notando la mezcla de rabia y miedo en los ojos de su amiga. Finalmente, asintió.

—Entonces tienes que ser más lista que él. Si Luca Bianchi está decidido a rondarte, vas a necesitar toda la fuerza que aprendiste en esas clases de defensa personal… y quizás un poco más.

Emily suspiró.

—Lo que necesito es que se aburra y me deje en paz.

Pero en el fondo de su corazón sabía que eso no iba a pasar.

Esa misma noche, mientras Emily intentaba relajarse en su departamento con una taza de té y un libro en las manos, el timbre de la puerta sonó con un eco inquietante. Se quedó inmóvil por un instante, con el corazón acelerado. Nadie debería visitarla a esas horas.

Se acercó con cautela, mirando por la mirilla.

Y allí estaba él.

Luca Bianchi, impecable en un traje oscuro, con esa sonrisa arrogante que parecía retar al mundo entero… y a ella.

—Buenas noches, pequeña —dijo en cuanto la puerta se entreabrió—. Te dije que nos veríamos después.

Emily no abrió del todo, apenas un resquicio de la puerta con la cadena puesta.

—¿Qué demonios haces aquí, Luca? —preguntó, su voz cargada de cansancio y desconfianza.

Él se inclinó un poco, lo suficiente para que sus ojos oscuros se encontraran con los de ella a través de la rendija.

—Cumpliendo mi palabra —respondió con esa calma peligrosa que lo caracterizaba—. Te dije que nos veríamos después.

Emily apretó los dientes.

—Yo no acepté esa cita.

Luca sonrió de lado.

—No fue una invitación, pequeña. Fue una certeza.

Ella estuvo a punto de cerrar la puerta en su cara, pero él levantó una mano, apoyando la palma contra el marco con suavidad, sin violencia… aunque su sola presencia bastaba para hacerla retroceder.

—No tienes derecho a irrumpir así en mi vida —espetó Emily.

—¿Derecho? —repitió él, arqueando una ceja, como si la palabra le resultara divertida—. En mi mundo no se trata de derechos, preciosa. Se trata de decisiones. Y yo ya tomé la mía: no pienso apartarme de ti.

Emily lo miró con furia, pero también con un nudo en el estómago que no sabía si era miedo, ira… o algo peor.

—Si crees que me intimidas con tus frases de mafioso arrogante, estás equivocado —replicó, con la voz temblorosa pero firme.

La sonrisa de Luca se ensanchó, como si cada palabra de ella lo fascinara aún más.

—Al contrario, Emily. Eres la única que se atreve a hablarme así. Y eso… eso me gusta demasiado.

Se inclinó un poco más, bajando la voz hasta un murmullo grave que erizó la piel de Emily.

—Ábreme la puerta, pequeña. No estoy aquí para hacerte daño. Solo quiero… conversar.

1
mar
me gusta mucho, la trama
Cuquy De Cristofano
termina acá???
M: holaa, no aun falta 🥰
total 1 replies
Cuquy De Cristofano
interesante trama.
mar
Luca debe vengarse por Emily
mar
hay mucha tensión aquí... quiero que se besen
braian
se lo tiene merecido ese bastardo
braian
me gusta hasta ahora
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