Brenda Sanches es una mujer de 29 años que después de descubrir a su enamorado con quien pensaba ser madre decidí irse y hacerse madre mediante inseminación artificial lo que no sabe que el donante no es humano por error a ella le llegó su donación y el reclamara a sus hijos que pasara entre ellos ? estarán juntos por amor oh llegarán a un acuerdo por sus hijos ven a leer esta historia facinante
NovelToon tiene autorización de Aye Simbron para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
capitulo 10
Revelaciones, celos y confesiones
Estábamos entrando con Brenda a la empresa. Caminamos hasta su puesto, charlando y riéndonos como siempre. Me encanta esta chica. Cuando dé a luz a mi cachorro, le pediré que venga a la manada... así conocerá mi mundo y podrá prepararse para cuando mi hijo tenga edad y me sustituya. Este año será mi luna. Eso ya es un hecho. Solo espero que acepte… y no se asuste. Jamás le haría daño, y no dejaría que nadie lo hiciera.
—Amor, ¿en qué pensás? —pregunta de pronto, sacándome de mis pensamientos.
Cuando me habla, la miro parpadeando, volviendo del futuro al presente.
—Oh… solo pensaba en algo. Pero estoy bien ahora. ¡A trabajar, pequeña! —le digo, dándole un beso rápido.
Brenda parece a punto de decir algo, pero el beso la distrae. No puede evitar seguirlo… besa muy bien. Cuando nos separamos, ella me sonríe.
—Te veo más tarde, amor.
La observo mientras se va a su escritorio. No puedo evitar sonreír. Owen, se me cayó la baba… Me siento un t*nto sonriendo como b*bo. Veo a su amiga, Alexa, que nos mira intrigada. Brenda le saca la lengua, divertida, y se sienta en su puesto. Me encanta hacerla esperar un poco… ja, ja, ja.
Mensaje de Alexa: ¡Nena! Me tenés que contar TODO.
Yo: Mmm… nada que decir, amiga.
Alexa: ¡Oh, sí! A mí me vas a contar todo. Ese hombre te quiere comer viva, y vos no me contás nada. Hoy almorzamos, ¿eh?
Miro la hora: 11:59. Como relojito, Alexa ya está de pie. Yo, en cambio, ni me muevo, para molestarla un poco. Y como imaginaba, viene hasta mí.
—¡Vamos al restaurante ya mismo! —dice casi arrastrándome. Suelto una carcajada, me levanto y nos vamos.
Ya en el restaurante, nos sentamos y pedimos. Apenas se va la camarera, Alexa no pierde tiempo.
—Y bien... ¿qué pasó?
—Ay, nena, qué apurada. —Me río—. Bueno... después del chequeo me dijo de irnos a vivir juntos. Quiere cuidar de mí y del bebé.
Alexa abre los ojos como platos.
—¡¿Qué?! ¿Y no me habías dicho nada? ¡Dios, Brenda! ¿Por qué te guardás lo bueno? ¿Y cómo está tan seguro de que es su bebé?
Suspiro. Ya sabía que esta parte vendría con muchas preguntas.
—Bueno... cuando me hicieron la inseminación, usaron un frasco con otro nombre. Cuando me mostraron la ecografía del bebé, él notó que era distinto. Revisó de dónde salió el frasco y vio que tenía doble rótulo. Cuando lo quitó, descubrió que decía “Donador: Santiago Black”. Y la clase de donador que es... así que vino a buscar ese frasco. Al ver que ya lo habían usado conmigo, decidió hacerse cargo.
Alexa me mira como si no lo pudiera creer. Continúo:
—Entonces fuimos a su casa, y él dijo que dormiríamos juntos, cosa que rechacé. Pero insistió. También dijo que deberíamos fingir ser pareja para evitar rumores. Pronto todos verán mi panza...
—O sea... —interrumpe Alexa, boquiabierta—. ¿El hombre más buscado de la ciudad, el que dona en secreto, el más guapo... ¡te lo estás comiendo ya! ¡No te la puedo creer! —dice riéndose—. ¡Amiga, tenés suerte! Pero... ¿no te da miedo que te pase algo? ¿Que alguien te quiera hacer daño?
—Un poco, sí. Pero él me aseguró que tanto yo como el bebé vamos a estar bien. Y eso es lo que más me importa.
Después de una charla muy linda con Alexa, volvemos al trabajo. Me siento más liviana. Saber que ella lo sabe todo y me apoya me tranquiliza.
Al llegar, veo a Santiago con cara de pocos amigos. Me observa, y cuando nuestros ojos se cruzan, su expresión se suaviza. Se acerca.
—Amo… —se detiene al ver a Alexa a mi lado y se corrige—. Señorita, la estaba buscando para que vea un documento —dice con tono formal. Me río por su actitud.
—Tranquilo —le digo—. Ella lo sabe.
Me mira sorprendido, luego mira a Alexa, que asiente con una sonrisa. Entonces vuelve su atención a mí.
—Ah… por eso se fueron tan rápido. Quería almorzar con vos, pero está bien. Elegiste a tu amiga —dice, con un tono de leve molestia. Me encanta cómo se le nota todo.
—Tranquilo, no tenés por qué enojarte. Esta noche cenamos juntos. Necesitaba contarle las cosas a ella —le digo, divertida.
—Bueno, amor… —dice con resignación—. Pero somos así nosotros. Tenés que entenderme.
—Sí, pero también es justo que tenga un ratito con ella. ¡El resto del día es para vos! —le digo guiñándole un ojo.
Finalmente sonríe y se va, más tranquilo. Es tan fácil de leer… y tan tierno cuando se pone celoso.