Casada por dos años con un hombre que pensaba que la amaba, pero luego este le fue infiel y decidida se divorció, se fue del país y comenzó otra vida lejos de ese mal recuerdo.
Sin imaginar que se encontraría con un problema...
Viviendo en otro país, lo primero que hizo fue ir a un bar, tomar quién sabe cuantos tragos de tequila y un par de margaritas, termina teniendo una aventura de una noche y luego se fue sin decir una sola palabra.
Después de ello su familia busca casarla, pero antes la hacen firmar a ella y futuro esposo un contrato el cual establece que sí alguno de los dos era infiel, el divorcio sería inmediato y además de tener que pagar una indemnización que era el equivalente al valor de ambas empresas familiares.
Firmaron. Ella trataba de olvidar aquella aventura, mientras que él buscaba con desesperación hacerle saber a ella que él era el hombre al que le había dado el mejor sexo de su vida y que su aventura no es un error, si no un perfecto error.
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Capítulo 10
SOFÍA
Los días pasaron y todo fue acomodándose en su lugar, al final Sebastián fue detenido por la policía y después de eso, la demanda de divorcio y de fraude le cayeron de golpe, tanto hasta su abogado le sugirió que lo mejor era que aceptara mis condiciones y que no se resistiera a la realidad. Había tomado la decisión de llevarle yo misma los papeles del divorcio a Sebastián, aunque Dmitri no estuvo muy de acuerdo al final me apoyó y me llevó a ver a Sebastián.
Se quedó afuera y luego de eso entré a la prisión, caminé por un largo y estrecho pasillo iluminado por un par de bombillas que apenas iluminaban el pasillo y el resto de este. Llegué hasta una reja y estaba ahí una mujer que era una guardia que al verme supo quién era y me dejó entrar, pero antes me pidió que dejara mi bolso, teléfono y todo aquello que fuera estrictamente prohibido.
Después de eso finalmente pude entrar únicamente con los papeles de divorcio en mis manos y con un gran peso sobre mis hombros, mi mente y corazón. Pero estaba decidida a dar ese paso y realmente no me iba a dar por vencida.
Di un paso hacia la sala de visitas que únicamente tenía un par de banquillos de metal atornillados al suelo, una mesa de metal y a Sebastián con su abogado a lado viéndome llegar sola. Sin mi abogado porque así lo quise, dadas las circunstancias era mejor de esa manera.
Miré a Sebastián y este tenía un semblante demacrado, pálido y cansado, su barba estaba crecida y su cabello también, llevaba puesto un uniforme gris y zapatos negros. Estaba esposado de las manos y tobillos.
—Señor Barré, será mejor que acepte los términos de lo contrario no podrá lidiar con todos los cargos que tiene encima—. Dijo su abogado un hombre de mediana edad y con experiencia, tenía razón. Sus ojos afilados y azules me miraban fijamente deseando que esto acabara y yo también deseaba terminar con ello.
Se acomodó el nudo de su corbata rosa pálido y desabotonó su saco negro sin apartar la mirada de mí y de Sebastián.
—Sebastián, por favor. Ya se acabó, firma—. Hablé en español y le pasé la carpeta gris con los papeles del divorcio y el abogado le dio un bolígrafo, Sebastián lo tomó con resignación.
Abrió la carpeta y firmó los papeles. Al hacerlo sentí alivio, me dio los papeles y simplemente dirigió su mirada hacia otro lado.
—Gracias, —Dije tratando de hacer menos incómodo el momento. Sebastián estaba en la cárcel y verlo con aquel uniforme de prisión era triste, pero... él había cometido un error y debía pagar por ello.—y espero que algún día todo mejore para ti, en serio. Lo siento.
—Te lo agradezco y en verdad no te disculpes... es mi culpa que esto pasara y siendo honesto, eres una gran mujer y mereces ser feliz—. Me di la vuelta y me fui, salí por aquella reja con una paz que nunca antes había sentido.
Salí de la cárcel y en la distancia vi a Dmitri apoyando sobre el auto con las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta de mezclilla, camiseta gris y pantalón negro con zapatillas deportivas blancas. Me miró fue directamente hacia mí. Me abrazó y me levantó del suelo sin importarle que mi vestido blanco con escote sencillo con tirantes, con cinturón negro con hebilla con la falda hasta la rodilla se levantara un poco, por suerte no llevaba tacones porque de lo contrario me habría caído luego de que me bajó.
—¿Firmó?—Preguntó ansioso.
—Firmó, soy una mujer libre—. Me besó en los labios y correspondí el beso, luego de unos minutos nos fuimos y volvimos a casa listos para comenzar una nueva vida juntos.
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Pasaron alrededor de tres meses y fue cuestión de tiempo para que mi solicitud de divorcio fuera procesada, Sebastián fue arrestado por fraude y a Susana por cómplice y por intento de huida, lo cual no le ayudó en nada sobre todo porque atacó a uno de los oficiales que hizo el arresto.
Cuando el abogado me dijo que el proceso estaría listo en una semana, sentí un profundo alivio y, por lo tanto, eso quería decir que pronto sería la esposa de Dmitri. Y claro que era cuestión de tiempo para que mi Tío fuera a la cárcel por lo que había hecho.
Una semana después ya tenía en mis manos mi acta de divorcio, sonreí viendo el documento en mis manos, mientras era abrazada por Dmitri en la sala de estar, estar con él me daba seguridad y estabilidad. Me sentía segura a su lado.
—¿Todo bien?—Asentí.
—Me es tan raro que Sebastián haya cedido a firma el divorcio luego de que el abogado presentó las pruebas de un golpe y con ello cedió como cachorro regañado—. Dmitri tomó mi mano y dijo:
—Bueno, se vio acorralado y no tuvo otra alternativa.
Suspiré aliviada y miré hacia el techo pensando en que mi vida apenas empezando a ir para mejor, tenía a alguien que realmente me amaba y que nunca me traicionaría.
—Es cierto, de todos modos él está pagando por lo que hizo y Susana bueno... Al final terminó por confesar luego de que lloró, gritó y volvió a gritar que soy una hija de perra...—Dmitri se rio.—Pero... siendo honesta se sintió muy bien y no me arrepiento.
—Te amo—. Me dijo con una sonrisa.
—Yo también te amo—. Nos besamos como sino hubiera un mañana y pronto paramos necesitábamos respirar y recuperar el aliento. Nos miramos mutuamente y nos abrazamos, nos quedamos así unos minutos y luego de eso comenzamos los preparativos de la boda.