En un mundo donde la magia y la naturaleza están entrelazadas, Kael, un poderoso lobo beta, es desterrado de su manada por desafiar las reglas impuestas por su Alfa, Darian, un líder tirano que busca explotar a su gente. Mientras deambula por los bosques prohibidos, herido y solo, Kael encuentra a Selene, una bruja exiliada por su propio pueblo, temida por su inmenso poder.
Ambos, marginados y perseguidos, encuentran en el otro una razón para luchar y sobrevivir. A medida que su vínculo crece, una pasión ardiente nace entre ellos, desafiando las leyes de sus mundos. Pero el peligro los acecha: Darian ha hecho un pacto con fuerzas oscuras para mantener su dominio, y el consejo de hechiceros busca eliminar a Selene antes de que su poder se descontrole.
Juntos, Kael y Selene deben enfrentar enemigos implacables, descubrir los secretos de sus propias naturalezas y decidir si su amor es suficiente para desafiar el destino. En un juego de traición, magia y deseo, la batalla por la libertad.
NovelToon tiene autorización de Celina González ♥️ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 11
El viento del bosque soplaba como un susurro profundo, como si los árboles mismos compartieran secretos de tiempos olvidados. La luna se reflejaba en los charcos de agua estancada, su luz distorsionada por las hojas que caían lentamente. El aire estaba denso, como si algo aguardara a salir del silencio de la noche.
Selene caminaba entre las sombras de los árboles, su capa de piel oscura rozando la hierba alta. Kael la seguía en silencio, sus pasos ligeros y sigilosos. Había algo en su presencia, algo que parecía fusionarse con el entorno, como si no perteneciera completamente a este mundo. Y sin embargo, cada vez que se miraban, la conexión entre ellos se volvía más palpable, un lazo invisible que los unía con fuerza creciente.
Finalmente, llegaron al claro. Un espacio abierto en el bosque donde la hierba se mecía suavemente con el viento, y las sombras de los árboles se alargaban hacia ellos, como si intentaran atraparlos. Selene se detuvo y se giró hacia él, sus ojos brillando con una mezcla de temor y resolución.
—Kael… hay algo que debo contarte —dijo, su voz apenas un susurro entre el viento.
Kael la miró, su mirada fija en ella. Sabía que algo pesaba sobre sus hombros, algo que no había querido revelar antes.
Selene respiró profundamente, dejando que el aire helado la rodeara antes de hablar.
—Cuando me desterraron… me despojaron de toda mi magia. Fue un castigo severo, uno que nunca imaginé que sufriría. El Equilibrio me arrancó todo lo que había sido, y con ello, mi capacidad para conectarme con la fuerza ancestral del bosque. —Hizo una pausa, mirando el suelo, como si las palabras le quemaran en la lengua—. Pero… he descubierto que mi poder… mi magia, se activa cuando estoy contigo. O cuando estoy aquí, en el bosque. Algo en la tierra responde a mí. Algo que me permite recuperar lo que se me quitó.
Kael la observó con intensidad, sus ojos oscuros reflejando la luz plateada de la luna. Sintió la tensión en el aire, como si el bosque entero estuviera conteniendo la respiración, esperando una respuesta.
—Entonces… ¿Te sientes más fuerte cuando estamos juntos? —preguntó él, con una sonrisa.
Selene asintió lentamente.
—Sí… Pero no lo entiendo. No sé por qué. Quizás sea algo que se activa por nuestra cercanía, algo que ha permanecido latente dentro de mí. Algo que me vincula contigo o con este lugar. Pero no puedo controlarlo por completo.
El viento se agolpó en torno a ellos, como si el bosque estuviera escuchando atentamente. Kael dio un paso hacia ella, su rostro serio, sin una pizca de duda.
—Eso es algo que debemos comprender. Pero mientras tanto, tenemos que estar preparados. —Sus palabras fueron claras, marcadas por la urgencia. No le dio tiempo a Selene para replicar—. La manada están siendo manipulados por Darian. Si se unen, el poder de él y el del sacerdote pueden ser devastadores para nosotros.
Selene levantó la mirada, sus ojos fijos en los de Kael. El peso de sus palabras la golpeó como una marea imparable. Los rumores de una alianza oscura le habían llegado a través de los ecos del bosque, pero escuchar las palabras de Kael la aterraba de una manera que no podía explicar.
—No… no sé qué podríamos hacer —dijo ella, su voz rota, casi imperceptible—. Yo solo sé de magia, Kael. No sé cómo defenderme de algo así, algo tan… vasto. Mi poder es todo lo que tengo.
Kael se acercó más, su presencia imponente. No dijo nada durante unos segundos, observándola con detenimiento, como si estuviera buscando algo más allá de su mirada, algo que ella misma aún no entendía.
—Entonces aprenderás a defenderte —dijo él finalmente, con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. Sus palabras resonaron con fuerza en el aire quieto, como un golpe sordo. Selene lo miró, desconcertada.
—¿Qué? —preguntó ella, casi sin aliento.
Kael dio un paso más hacia ella, sus ojos fijos en los suyos, profundos y decididos. La miró como si todo el peso del mundo estuviera sobre sus hombros.
—Debes saber defenderte, Selene. En caso de que tu magia no funcione, necesitarás algo más. Algo que no dependa del bosque ni de lo que te fue arrebatado. No podemos confiarnos solo en lo que nos da la magia. Debemos ser más que eso. Más que magia. Más que hombres y mujeres con poderes.
Selene no dijo nada, pero en su rostro se reflejaba un conflicto interno. Sabía que Kael tenía razón, pero la idea de aprender a pelear, a defenderse como un guerrero común, le parecía extraña, casi imposible.
El viento sopló de nuevo, envolviendo sus cuerpos en una brisa fría. Selene miró el suelo, sus manos apretadas, temblorosas.
—¿Cómo… cómo puedo aprender algo así? —murmuró, su voz quebrada.
Kael se acercó más, colocando una mano sobre su hombro con una suavidad que contrastaba con la intensidad de sus palabras.
—Empezaremos por lo básico. Entrenaremos, juntos. El bosque tiene sus secretos, y tú los conocerás. Pero también conocerás los tuyos. Y aunque no lo creas ahora, aprenderás a luchar con tus propias manos.
Selene levantó la vista, buscando en los ojos de Kael una certeza que aún no sentía. Había algo en él, algo que la instaba a confiar, a seguir adelante, a dejar atrás el miedo.
—Está bien —dijo finalmente, su voz cargada de resignación, pero también de algo más. Determinación. Un atisbo de esperanza en medio de la oscuridad.
Kael sonrió, una pequeña sonrisa que no alcanzaba a iluminar completamente su rostro, pero que traía consigo la promesa de algo que aún no entendían por completo.
—Lo haremos. Y cuando llegue el momento, no estaremos solos. Nos tendremos el uno al otro.
Las sombras del bosque los rodeaban, pero en su interior, una chispa de luz comenzaba a arder, tan tenue como la luna misma, pero lo suficientemente fuerte para guiarlos en la oscuridad que se avecinaba.