No Debía Enamorarme, Tenía Que Odiarte

Después de ese incidente, espero con ansias que sean las 6 para irme; así que espero pacientemente hasta que llegue Margarita. Después de un par de horas llega mi compañera, no saben lo tranquila que me pone eso, necesito respirar y acá me estaba costando mucho trabajo. Así que, entrego el turno, tomo mis cosas y salgo.

No quiero llegar a casa ahora, no quiero que Nany me vea mal; así que, decido caminar hacia las afueras del pueblo, allí nadie me preguntará si me ven llorar. Mientras camino y me alejo del pueblo, mis pensamientos invaden cada espacio de mi cabeza, haciendo que sienta un vacío enorme entre el pecho y el estómago; no se si alguna vez han sentido cómo si nada de lo que hacen vale la pena, donde la vida se convirtió en una rutina de sobrevivencia, donde no hay motivos ni sentimientos agradables; pues así, es como me siento ahora, después de lo que paso con Esteban siento como si me hubiesen pagando un interruptor de sentir cosas bonitas.

Llevo caminando unos cuantos metros, cuando de repente siento el claxon de un carro que retumba mis oídos, al voltar hacia el ruido, me doy cuenta que estoy en medio de la carretera y casi hay un incidente por mi culpa, inmediatamente hago una señal de rendición y digo — por favor discúlpeme… corro hacia la orilla y el carro avanza unos metros estacionadose en una pequeña bahía de la carretera.

La puerta del conector se abre bajándose un hombre con traje negro, alto y fornido; cuando se voltea me doy cuenta que es Miguel, nunca lo había detallado bien y realmente es un hombre muy guapo.

Mientras se acerca al lugar donde estoy me limpio rápidamente las lagrimas; y siento mucha vergüenza porque de nuevo el vera mi peor versión.

Al acercarse, me mira fríamente y dice — estás bien Sofia?… no puedo negarles que este hombre me intimida, pero también me produce mucha confianza; lo miro con duda y le digo — don Miguel, que vergüenza, pero le prometo que esta vez no fue don intension, solo que tuve un mal día y estaba sumida en mis pensamientos… el sin expresión alguna reponde — no tienes porque darme explicaciones; puedo llevarte a algún lado?… niego y digo — no se preocupe, ya iba a regresar a mi casa… él suspira y dice — no creo que sea conveniente te que te vayas en esas condiciones, ven conmigo a mi casa, estamos cerca, allí podrás descansar y mañana te llevo temprano… quedo soprendida por su propuesta, pero el tiene razón, mi abue se preocupará más si me ve de esta manera; así que le digo — enserio me da mucha vergüenza don Miguel, pero esta vez si aceptaré su ayuda… el sonríe de medio lado y dice — vamos… de camino a la casa de Miguel, llamo a Nany para que se tranquilice, obviamente no le dije que la casa donde me quedare es de un hombre y menos que es un completo desconocido.

El camino transcurrió en silencio, pero no es un silencio incómodo, el me produce paz, aún cuando su apariencia dice lo contrario; pero bien dicen por ahí, no es bueno juzgar al libro por su portada.