El joven de sangre pura había sido encontrado por el gran gobernante, Theo. Noah Everhart nunca podría escapar de su destino.
Encerrado en la imponente presencia de Theo Langston, su cuerpo tembló involuntariamente cuando el aire se impregnó con el embriagador aroma de sus propias feromonas. El Alfa frente a él sonrió con satisfacción, sus ojos ámbar brillando con un peligroso fulgor depredador.
—No tiene sentido correr, Noah —murmuró Theo, su voz profunda y envolvente—. Ya eres mío.
Los latidos de Noah se aceleraron. No... no hay escapatoria.
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📌 BL / Omegaverse (Chico x Chico)
📌 Embarazo Masculino
📌 ¿Kitsunes?
📌 Fantasía BL
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Capítulo 11
Esa noche, el cielo estaba cubierto por una luna llena resplandeciente, la misma que parecía bendecir silenciosamente la unión recién sellada entre la pareja: Noah y Theo. La celebración de su boda había concluido horas antes, y ahora ambos se encontraban en la suite presidencial de un lujoso hotel, donde pasarían su primera noche como esposos.
Antes de que la ceremonia se llevara a cabo, Theo había pasado largas conversaciones privadas con Black, el padre de Noah. Aunque el vínculo entre ellos no era algo común, Theo había demostrado ser mucho más que una excepción. Inteligente, sensato y con una habilidad nata para los negocios, logró ganarse la aprobación del imponente patriarca de los Everhart.
Black, que lideraba la aerolínea más importante del país, Everhart Air Lines, no tardó en ofrecerle un puesto importante dentro de su compañía. La idea de tener a Theo no solo como yerno, sino como socio estratégico, le parecía un privilegio. Incluso días antes de la boda, ya lo había llevado personalmente a recorrer las instalaciones y conocer al equipo directivo.
Mientras tanto, en las sombras, Hera —una de las diosas encargadas del equilibrio entre humanos y sobrenaturales— no le quitaba la vista de encima. La presencia de Theo, un espíritu de zorro, representaba una amenaza. Hera tenía la orden de eliminarlo, pero debía hacerlo sin involucrar humanos y sin levantar sospechas. Un error podría desatar una tragedia de proporciones inmensurables.
—Noah —llamó Theo suavemente mientras cerraba la puerta de la suite.
El omega, vestido aún con su traje ceremonial blanco de corte largo, se giró al escucharlo. Su cabello blanco brillaba a la luz tenue del candelabro.
—¿Sí, Theo? —respondió con voz tranquila. La habitación estaba decorada con pétalos de rosa esparcidos por toda la cama.
—Déjame ayudarte a quitarte el traje.
—Puedo hacerlo solo.
—A partir de ahora, compartimos todo, ¿recuerdas? Igual que tú siempre me ayudas con la corbata cada mañana, yo también quiero hacerlo con esto —murmuró Theo, caminando hasta quedar detrás de él.
Noah bajó la mirada y sonrió, sintiendo una calidez familiar en el pecho. Aunque Theo fuera un alfa con poderes sobrenaturales, su forma de amar era sencilla y tierna. Lo trataba como si fuera algo precioso, frágil… aunque Noah no lo fuera.
Con manos cuidadosas, Theo comenzó a desabotonar el traje de su esposo. El sonido sutil de la tela deslizándose hizo eco en la habitación silenciosa.
—Noah… —susurró Theo, en voz baja—. Yo no soy como los demás. En mí corre sangre humana y animal… Soy un híbrido, un espíritu. Por eso… no puedo tocarte como quiero. Me aterra que nuestro vínculo cree otro ser como yo. Y ser como yo… no es fácil.
La sonrisa de Noah se desvaneció poco a poco. La revelación era dura, pero comprensible. Él tampoco había esperado nada físico para esa noche. Pero las palabras de Theo, llenas de sinceridad y miedo, calaron profundamente en su corazón.
Theo tomó una bata estilo kimono, de seda blanca, y la colocó con cuidado sobre los hombros de Noah, atándola con un lazo alrededor de su cintura. Luego lo abrazó suavemente por la espalda, hundiendo el rostro en su cuello.
—Eres una buena persona, Noah… te voy a cuidar siempre.
Noah apretó ligeramente sus manos, sintiendo el calor reconfortante del alfa.
—Gracias, Theo —susurró.
—Ve a bañarte, antes de que la noche se haga más tarde —dijo Theo con una sonrisa leve, soltándolo con suavidad.
Noah asintió y caminó hacia el baño. Theo lo observó hasta que su figura desapareció tras la puerta.
Pero justo cuando iba a sentarse en la cama, lo sintió: un cambio en la energía.
Y allí estaba.
Hera.
Se había materializado frente a él, con el ceño fruncido y los ojos resplandeciendo de furia.
—¡Tú! —gritó al lanzar un ataque relampagueante.
Theo lo esquivó con agilidad, haciendo aparecer sus colas y dejando que sus ojos se tornaran dorados como el sol. Hera atacaba con precisión, pero él no iba a caer fácilmente.
—¡Maldito zorro traicionero! ¡Desaparece de este mundo! —vociferó la diosa, lanzándose de nuevo sobre él.
—Vaya… —Theo sonrió mientras se defendía—. Es la primera vez que veo a una diosa tan enojada. Y resulta que eres bastante hermosa… — Bromeó.
Usando dos de sus colas, Theo la atrapó, inmovilizándola.
—Ahora vete. Mi esposo saldrá del baño en cualquier momento —gruñó.
¡CRACK!
Con un movimiento rápido y violento, Theo lanzó a Hera con fuerza a través del ventanal. El sonido del cristal rompiéndose retumbó como un trueno. No supo a dónde cayó, ni le importó. Y con un chasquido, Theo reparó la ventana.
Justo en ese instante, Noah salió del baño, vestido solo con la bata.
Sus ojos se abrieron de par en par al ver las colas de Theo desplegadas y flotando con un aura feroz. Dio un paso atrás, instintivamente.
—Theo…
Theo se giró de inmediato y, al notar la expresión de Noah, sus colas desaparecieron en un suspiro, y sus ojos volvieron a su tono humano, oscuros y serenos.
—Noah… ¿te asusté? —preguntó acercándose lentamente.
Noah tragó saliva.
—No… solo me sorprendí. Hace tiempo que no veía tus colas —admitió con honestidad.
Theo sonrió, con suavidad, y cuando llegó hasta él, le acarició el rostro con ternura.
—Perdón. La próxima vez que tenga que mostrarlas, te lo haré saber primero.
Noah volvió a sonreír suavemente.
—Entonces... Muéstramelas ahora.
—No son para jugar, Noah —respondió Theo con una sonrisa divertida.
Noah solo se rió, abrazándolo con confianza.
Y así, la noche apenas comenzaba.
...