Drama
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EL AMOR MÁS PURO
Últimamente he estado pensando en que tal vez deberías dejar de trabajar tanto, para que puedas descansar mejor. - continuó Alejandro.
- no, yo no quiero dejar de trabajar, porque en cuanto nazcan los bebés, nosé cuánto tiempo me llevará para volver a mis actividades. - respondió Jazmín.
- porque eres tan necia, yo te podría mantener sin problemas, no necesitas trabajar. - alegó Alejandro. - pero esta bien, no te lo voy a prohibir, entonces creó que es mejor que contratamos a alguien para que se haga cargo de la limpieza en el departamento y que te ayude con los niños. - continuó.
- no había pensado en eso, pero, pues si tienes razón. - contestó Jazmín incrédula ante las palabras de Alejandro.
《¿Podría ser que Alejandro, estuviera realmente arrepentido, por eso la estaba tratando tan bien últimamente?》se preguntaba Jazmín en su mente, cuando Alejandro la hizo volver a la realidad.
- muy bien amor, entonces no se diga más, hablaré con una persona de confianza para ofrecerle el puesto, y en una semana nos mudaremos para que ella comience a trabajar. - finalizó Alejandro.
A la semana siguiente, Alejandro y Jazmín, estaban comenzando a mudarse al nuevo departamento. Una vez que todo estuvo listo, la señora July, llevó a Petra a presentarla.
- hijo, esta es mi amiga Petra, la conozco de hace mucho tiempo, es una persona confiable. - dijó July. - además sabe hacer bien su trabajo, no como las mujeres de ahora, que son muy perezosas para atender los asuntos del hogar. - continuó con la última frase enviándole indirectas a su nuera.
Jazmín sin deseos de discutir, saludo cordialmente a Petra, quien no dejaba de observarla de pies a cabeza como si fuera un bicho raro.
- un placer conocerlo Don Alejandro, y a usted señora. - dijó con un tono amable fingido.
Los días pasaron tan rápido y con ellos los meses, entre papeleos y demás, Jazmín estaba tan ocupada que no sintió pasar el tiempo, ya solo le faltaba unos días para que diera a luz, así que se apresuró a dejar todo listo en la oficina y en su casa.
Le emocionaba tanto la llegada de los bebés que había comprado tantas cosas para ellos. Sin embargo, no se podía dar el lujo de seguir gastando, porque no sabía si realmente Alejandro había dejado esa aventura, no podía arriesgarse a confiar en su marido. Cuando recién se enteró de la infidelidad le afecto tanto que se deprimió durante un tiempo, gracias a sus bebés fue que decidió pensar en una manera de protegerse.
Así fue que durante los meses anteriores Jazmín se dedicó a trabajar, hasta llegaba a hacer horas extras (como Alejandro andaba tan ocupado con la amante, nunca se dió cuenta de que su esposa trabaja hasta tarde en su casa). Para entonces Jazmín ya tenía algo de dinero ahorrado en caso de emergencia. Decidió que ya no sería tan tonta como antes que le daba su sueldo a Alejandro para los "gastos de la casa". En su lugar, ella misma compraba la despensa tratando de aumentar los precios y se aseguraba de que Alejandro también diera de su sueldo. Su suegra siempre le decía que gastaba mucho, hasta llegó a decir que era una interesada; la realidad es que Jazmín ni siquiera se acercaba a esa descripción, pero por sus hijos era capaz de todo.
Por fin el día tan esperado llegó, estaba amaneciendo cuando Jazmín empezó con un pequeño dolor en la espalda baja, ella ya sabía que era momento de prepararse. Horas después se intensificó el dolor, sin embargo, Alejandro no contestaba el teléfono, y ya estaba por entrar la noche. A la única persona con la que pudo comunicarse para anunciar su estado fue su mamá, Doña Marcela.
Petra, quien estaba en la casa haciendo su trabajo era la única que la estaba acompañando. Hasta que Jazmín decidió que no esperaría más y se fue al hospital, pero pidió a su empleada que la se fuera con ella.
Ya estando en el hospital, Jazmín pidió a Petra antes de ser internada, que siguiera intentando comunicarse con Alejandro para darle la noticia. Las horas pasaban y Jazmín desde adentro no sabía si ya había llegado su esposo o algún otro familiar a preguntar por ella.
Los minutos y las horas se hicieron eternas con las contracciones y la incertidumbre de porque su esposo no llegaba. Por segundos se quedaba dormida debido al cansancio, y luego el dolor la hacía despertar. Eran ya las ocho de la mañana, cuando por fin fue ingresada al quirofano, minutos después se escucho el llanto de un recién nacido, a los cinco minutos otro llanto de una hermosa niña resonó en la sala de partos.
Los bebés ya habían nacido, un niño y una niña, al estar a lado de Jazmín, su corazón experimento por primera vez un amor tan puro y sincero, a partir de ese momento no podría imaginarse la vida sin ellos.
Después de tenerla en observación unas horas, la pasaron al cuarto de visitas. El doctor muy amables dijo que saldrían a dar la noticia a sus familiares.
Jazmín quedó con sus bebés en el cuarto esperando a que él papá de sus hijos entrará por la puerta, sin embargo, se quedó inmóvil cuando vió entrar a la persona que menos pensaba que iría.
- ¿cómo te sientes? - preguntó Macario algo preocupado por su hija, y aunque no lo hizo notar, sus hijos e hijas eran muy importantes para él.
- bien papá, gracias. Acércate para que conozcas a tus nietos. - expresó Jazmín un poco incomoda.
Macario, podría haber sido un mal padre, pero en cuanto vió a esos pequeños, los recuerdos de cuando Jazmín era pequeña vinieron a su mente, haciendo que se ganaran ese corazón tan duro. En ese mismo momento entró doña Marcela, ella que siempre había sido tan cálida, abrazo inmediatamente a uno de los niños para dárselos a su esposo y uno abrazo ella.
Así pasaron gran rato, hasta que el padre de Jazmín se le ocurrió preguntar por Alejandro.