"Fueron muchos años de maltratos y humillaciones, pero ya no más, hoy, voy a ser todo lo que yo quiera ser".
Viviana es una chica abandonada por su madre, y en quien su padre descarga todas sus frustraciones. Pero un ángel dará luz a su vida y le ayudará a cruzar las más densas tinieblas.
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Protector
— ¿Puedo saber que sucede aquí? Es muy raro verlo en este humilde hospital doctor Sabat, ¿Qué pasó?
— Doctor Ramírez, justo ahora no tengo tiempo para sus bromas, así que si me disculpa, tengo muchas cosas que hacer.
— ¿Sabe tu abuelo que estás jugando al buen samaritano? ¿Ignoras que nos preocupamos por tu seguridad y la de Pilar?
— Soy completamente consciente de las cosas que hago, y de nuestra seguridad me ocupo yo, gracias por tu preocupación y espero que no le llenes al abuelo la cabeza con historias fantásticas como siempre. Te lo digo en serio, no te atrevas o me vas a conocer.
Soy Adrián Sabat, tengo 21 años y soy médico cirujano. Fui un chico prodigio en la escuela, lo que me permitió ingresar a la universidad a los 14, hace 6 meses me recibí como especialista, y apenas regrese al país, mi abuelo me regaló un consultorio. Allí doy consultas, y vengo al hospital cuando tengo cirugías programadas, el hospital pertenece a mi familia, este y otros seis más a nivel nacional.
Lamentablemente, mi hermana Pilar y yo hemos tenido que lidiar con la preocupación constante de nuestros familiares, especialmente de nuestro abuelo, desde que nuestros padres fallecieron en un accidente aéreo, solo nos hemos tenido a los dos y quisimos vivir solos en nuestra casa y hacernos cargo de nosotros mismos. Siendo tan jóvenes y con tanto trabajo encima, es comprensible que se preocupen por nosotros, pero la verdad es que estamos acostumbrados a llevar una vida muy ocupada, pero aún así nos preocupamos de nuestra seguridad de la mejor manera posible.
En cuanto a mi presencia en el hospital repentinamente, por supuesto que llama la atención y aquí los chismes vuelan, simplemente vengo cuando tengo algunas cirugías programadas que debo realizar y no es usual que me vean por aquí, ya que mi consultorio privado es mi principal lugar de trabajo. Pero en este momento, solo me importa ayudar a esos chicos, la verdad es que el llanto y la preocupación de esa niña me conmovió, no pude evitar pensar en mi hermana y qué haría ella si fuéramos nosotros en su lugar. Luego le pediré comprensión al abuelo y me disculparé si le genero preocupación, pero esto es parte de mi trabajo y de mi vida en general.
— Doctor Sabat, aquí están los resultados de los exámenes practicados al chico, efectivamente es un cuadro infeccioso, y debemos proceder a tratarlo cuanto antes.
— Adelante, haga todo lo que tenga que hacer, cualquier cosa lo trata directamente conmigo, yo estoy a cargo de él y su hermana.
— Si señor.
Teniendo claro que era lo que tenía el chico, me dirigí a la sala de espera, y me sorprendí de verla allí, luchaba por no quedarse dormida, su cabello estaba hecho una maraña, y se notaba que tenía frío. Me quité la chaqueta y la cubrí, apenas sintió el toque se puso de pie de inmediato.
— Señor, ¿Como está mi hermano?.
— Tranquila, no te asustes, tómala, está haciendo mucho frío. Tu hermano estará bien, ya sabemos que lo que tiene es una infección viral, tan pronto iniciemos el tratamiento, él se pondrá bien.
Ella tomó mi chaqueta tímidamente.
— ¿Tengo que pagar algo?
— No te preocupes por nada, este hospital tiene un programa que acoge a personas como uds, que están así en estado de desprotección, no tendrán que pagar nada y tu hermano recibe la mejor atención. Te prometo que yo mismo estaré al pendiente de él hasta que esté totalmente recuperado.
La vi sonreír, y sí, tenía una linda sonrisa, la hacían ver mucho más hermosa esos hoyuelos en sus mejillas, una malformación muscular que la hacía lucir perfecta.
Sacudí rápidamente mi cabeza y le dije que me acompañará, la lleve a la habitación donde estaba su hermano, pedí con antelación que organizarán una pequeña cama para que ella descansará allí.
— Mira, aquí te puedes quedar y cuidar de él, por el medicamento dormirá toda la noche, así que te recomiendo que hagas lo mismo, regresaré en la mañana para ver cómo sigue tu hermano.
Una vez le dije eso me dispuse a salir, pero ella me llamó.
— Doctor, muchas gracias por todo, sin su ayuda no sé que hubiera hecho.
Me giré y le sonreí.
— Lo hago con gusto, ahora descansa por favor.
Salí de la habitación y de repente recibí una llamada de mi hermana.
— Amore ¿Donde andas?
— Trabajando cachorra, me surgió algo de último minuto, así que no le esperes por favor.
— Dijiste que no tomarías turnos de noche, fue una promesa.
— Lo sé, pero no es un turno como tal, estoy ayudando a unos jóvenes que me necesitan mucho.
— Oh, entiendo. Bueno, solo asegúrate de descansar un poco, no te sobre esfuerces. Te quiero, cuídate.
— Gracias, también te quiero hermanita. Descansa y nos vemos mañana.
Colgué la llamada y me dirigí a mi habitación privada aquí en el hospital, sabiendo que tendría que explicarle a mi abuelo lo sucedido. Pero por ahora, solo podía concentrarme en ayudar a esos jóvenes que necesitaban mi atención. La medicina era mi pasión, y no podía permitir que nadie se quedara desatendido, a pesar de las circunstancias. Era mi deber como médico y como ser humano.
Dormí muy poco, así que muy temprano pase por la habitación del chico, y la escena que vi me conmovió. Ella estaba dormida sentada en un pequeño banco, con su cabeza recostada en la cama del paciente, mientras sujetaba su mano. Los analice bien, y la verdad no se parecían entre sí, el chico era pelirrojo y ella era morena. Pero no soy quien para cuestionar parentescos.
Decidí dejarlos dormir un poco más, salí de la habitación y de inmediato la enfermera del turno de la noche me entregó el reporte, al parecer estaba mejorando con el tratamiento.
— Gracias Perla, es una buena noticia saber que está recuperándose.
— Disculpe mi indiscreción doctor Sabat, pero ¿Quienes son los chicos?
—Ellos están bajo mi protección, es todo lo que diré, ¿He saciado su curiosidad?. Ahora puede continuar con su trabajo.
Ella se marchó un poco avergonzada, y la verdad es que yo no soy alguien a quien le guste ser interrogado.