En el siglo XV, Ángela, una joven noble, es enviada por Derya, la reina del Imperio Escocés, al Imperio Otomano para recibir una educación de élite. Tras años de instrucción financiera y cultural, regresa a su hogar solo para descubrir que sus padres han concertado su matrimonio con un joven aristócrata. La dulce joven que partió ha regresado transformada en una mujer valiente y decidida.
Derya no solo quería la mejor educación para Ángela, sino también que sanara su corazón roto por Niall, quien la había rechazado antes de su partida. Ahora, de regreso, Ángela se enfrenta a un mundo de intrigas políticas y expectativas familiares, mientras redescubre sentimientos por Niall.
El regreso de la guerrera, narra el viaje de Ángela en busca de su libertad, amor y lugar en una sociedad cambiante.
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Muerte a los bandidos
La noche llegó y todos estaban ansiosos, pues la lucha daría inicio en breve. Lo principal era velar por la seguridad del pueblo. Angela, enviada por la reina Derya, estaba dentro de la cabaña, esperando las señales de los bandidos. Después de una hora de espera, las antorchas comenzaron a brillar en el bosque, anunciando la llegada de los intrusos.
El líder de los bandidos llegó al pueblo, donde el anciano líder de la aldea salió a enfrentarlo. Con voz firme, el anciano les pidió que se marcharan.
— Ya no aguantaremos sus abusos, largo de estás tierras o sufrirán las consecuencias —
El bandido, un hombre que medía cerca de dos metros, se burló en su cara.
—¿Tú, viejo, te atreves a desafiarme? —dijo, riendo a carcajadas.
De repente, una flecha salió de la nada y se clavó en el hombro de uno de sus subordinados, alertando a todos los bandidos. Angela se presentó, espada en mano. El bandido se echó a reír al ver a esa joven, ensangrentada y desafiante.
—¿Qué tenemos aquí? —dijo con desdén—. ¿Una niñita que cree que puede jugar a ser guerrera? Vuelve a tu cabaña, mocosa, antes de que te hagas daño.
Angela no se dejó intimidar y le contestó con la misma gracia y audacia.
—¿Y tú? —replicó ella—. ¿Un hombre grande y fuerte que necesita un ejército para sentirse valiente? Vuelve a tu guarida antes de que te hagamos daño de verdad.
El bandido dio un paso hacia ella, sonriendo con arrogancia.
—Mira a esta pequeña farsante, ¿de verdad crees que puedes detenerme? —dijo, burlándose—. Vete a jugar con tus muñecas, niña, esto no es para ti.
Angela levantó su espada, mirándolo directamente a los ojos.
—Soy Angela, enviada por la reina Derya para proteger este pueblo —dijo con firmeza—. Y tú no eres más que un cobarde que se esconde detrás de sus hombres.
El bandido rió, divertido por la valentía de Angela.
—¿La reina Derya? —se mofó—. ¿Qué sabe esa mujer de guerreros? Pero bien, veré cuánto duras antes de suplicar por tu vida.
En ese momento, Niall, el general que acompañaba a Angela, se unió a su lado.
—No está sola, y no suplicaremos —dijo Niall, desenvainando su espada.
El bandido miró a Niall y luego a Angela, su sonrisa desvaneciéndose ligeramente.
—Bien, veamos de qué están hechos los guerreros de la reina Derya —dijo, sacando su propia espada.
La lucha comenzó, y los guerreros que acompañaban a angela, salieron también a la lucha que se cernía en esa oscura noche en Escocia, angela con una destreza batia junto a su espada, a todo los enemigos que trataban de alcanzarla para hacerle daño, pero estos no tenian exito alguno frente a la destreza de angela.
Los guerreros les llevaban ventaja, y poco a poco los bandidos iban disminuyendo, lo que proporcionó terror al líder de los bandidos. En un momento de descuido, tomó su caballo y se adentró en el oscuro bosque, buscando escapar. Angela, al notar esto, también montó en su caballo para seguirlo. Niall, por su parte, seguía luchando, pero apenas vio que sus guerreros lo tenían todo controlado, subió a su caballo para seguir a Angela y al bandido.
El hombre, a caballo, miraba hacia atrás, tratando de ver si aquella insensata seguía pisándole los talones. Desviando su camino, se fue alejando cada vez más hasta que solo sintió la soledad de aquel lugar. Angela, por su parte, no veía nada a su alrededor, solo sombras y la silueta de los árboles. Ya no escuchaba el galope del caballo del bandido, lo que la hizo maldecir en voz alta.
—Maldición —dijo Angela, frustrada por haberlo perdido en el oscuro bosque.
Niall estaba en las mismas condiciones, avanzando cautelosamente, tratando de escuchar algo que le indicara que Angela estaba cerca. Sus sentidos estaban en alerta máxima, y cada crujido de rama bajo sus pies lo hacía tensarse aún más.
El bandido, por otro lado, comenzaba a relajarse, pensando que había dejado a sus perseguidores atrás. Sonrió al ver que ya nadie lo seguía y se encontraba fuera del alcance de cualquiera. Sin embargo, de repente, un escalofrío le recorrió la espalda. Sintió una presencia y al voltear, sus ojos se encontraron con unos ojos rojos que lo miraban con hambre y ferocidad, como un depredador a su presa.
Preso del pánico, trató de huir, pero en su desesperación tropezó con una rama caída, cayendo de espaldas al suelo. Trató de levantarse, pero la criatura se movió con una velocidad inhumana. El terror lo paralizó cuando la figura oscura se abalanzó sobre él. Un grito desgarrador resonó en todo el bosque, interrumpiendo el silencio de la noche.
Niall, al escuchar el grito, se detuvo en seco. Su corazón latía con fuerza mientras identificaba el lugar de donde provenía el sonido. Guiado por la urgencia, se adentró más en el bosque, sus pasos rápidos pero cautelosos.
Finalmente, Niall encontró a Angela, de pie junto al cuerpo destrozado del bandido. La luz de la luna apenas iluminaba la escena, pero era suficiente para ver el horror en el rostro del bandido muerto. Angela respiraba con dificultad, aún sosteniendo su espada manchada de sangre.
— ¿Que paso? — Fue lo que Niall alcanzó a preguntar
— No lo se, parece que lo atacó algún animal, cuando llegue ya está así — Dijo Angela mira do a su alrededor
—¿Estás bien? —preguntó Niall, acercándose a ella con preocupación.
Angela asintió, sin apartar la mirada del cuerpo.
—Lo atrapamos —dijo, su voz firme pero con un matiz de cansancio.
Niall miró a su alrededor, asegurándose de que no hubiera más amenazas.
—Volvamos al pueblo. Hemos hecho lo que teníamos que hacer.
Angela asintió nuevamente y, juntos, comenzaron el regreso, dejando atrás el oscuro bosque y la siniestra criatura que había puesto fin a la vida del bandido. Angela sentía un escalofrío recorrer su cuerpo, no sabía por qué, Pero lo ocurrido la dejaba un poco extrañada. Niall por su parte procuraba ver qué la criatura no estuviera cerca, eso lo tenía intrigado, ¿Que era lo que ocurría? ¿Si los atacaba a ellos, sobrevivirían? Tal como vio el cuerpo de aquel hombre y su rostro lleno de pavor, supo que quizás era imposible salir con vida de las garras de aquella fiera.