En su nueva vida tras transmigrar a la novela, esta mujer, hija de un general y fallecida en batalla, se encuentra con una segunda oportunidad para perseguir sus sueños postergados.
Con determinación y valentía, decide usar su experiencia militar y su perspectiva única para no solo sobrevivir en este nuevo entorno, sino también para hacer un destino que refleje sus verdaderos anhelos y ambiciones.
Desafiando las expectativas impuestas por el guion original, y navegando por relaciones complejas con los personajes principales y secundarios, ella se embarca en un viaje de autodescubrimiento y redención, decidida a dejar una marca imborrable en la trama y en su propia vida.
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Capítulo 11
Ericka dejó escapar un suspiro profundo al contemplar su casa; por fin habían llegado.
Sosteniendo a su sobrina en brazos, caminó hacia el interior de la casa con paso firme y pensando en las cosas que hará junto a su sobrina.
La mansión de Ericka se destacaba por su imponente fachada pintada en un tono de azul claro, adornada con ventanales limpios e impresionantes que permitían la entrada de luz natural. Sus techos planos añadían una elegancia moderna. En el jardín, ciclamen en plena floración añadían una paleta de colores vibrantes, mientras bancos estratégicamente colocados ofrecían puntos de descanso. En el centro del jardín se erguía una gran estatua de un caballo, capturando la esencia de la gracia y la fuerza. Una terraza espaciosa, perfectamente diseñada para el deleite de momentos de tranquilidad y compañía, ofrecía un lugar ideal para disfrutar de una taza de té mientras se disfrutaba de la vista, cerca de ahí había un hermoso lago natural.
A Grace le llenaba de asombro contemplar la casa de su tía, tan diferente a lo que conocía de su vida anterior. Las construcciones de entonces no se parecían en nada a esta maravilla moderna. Era evidente que los tiempos habían cambiado drásticamente, alterando por completo las normas y estilos de vida.
Ahora, con la mente llena de ideas modernas, ansiaba contemplar cómo lucía un palacio en esta era actual.
En ese instante, sintió la penetrante sensación de estar siendo observada. Al girarse, se encontró con un hombre de aspecto delicado: piel pálida y cuidada, vestido con una camisa roja, pantalones negros impecables y zapatos pulcramente lustrados, esperándolos en la entrada.
Al encontrarse, Ericka y Víctor se abrazaron con ternura y se dieron un beso apasionado, cuidando de cubrir los ojos de Grace con delicadeza.
"Mira, Grei, este es tu tío", anunció Ericka con una sonrisa tierna mientras levantaba suavemente las manos de la pequeña para descubrir sus ojos.
"Tío, ¡eres guapo!" pronunció naturalmente la frase, sin necesidad de pretender ser una niña normal.
Al escuchar el halago de su sobrina, Víctor se sintió orgulloso y enderezó su postura, sintiendo que los segundos que había pasado arreglándose habían valido la pena. Extendió los brazos con la intención de cargarla.
Ericka, por su parte, ignoró la escena y entró directamente a la casa, donde se encontró con su ama de llaves, Paula, una mujer de aspecto firme y formal.
"Paula, he regresado. ¿Están listas las cosas que te pedí preparar?", anunció Ericka con un tono familiar y juguetón, mientras observaba a Paula, una mujer de semblante serio y formal. Paula rara vez sonreía, lo que llevaba a Ericka a tratarla con una cercanía que la ama de llaves consideraba inapropiada; para Paula, las relaciones entre amo y sirviente debían mantenerse estrictamente profesionales.
Paula, resignada a las idas y venidas de su señora, respondió con calma: "Todo está listo. He preparado todo", dirigiendo una mirada hacia la bebé que Ericka cargaba en brazos.
Ericka observó hacia donde Paula dirigía sus ojos mientras hablaban y explicó: "Ella es mi sobrina, se llama Grace. Va a quedarse unos días con nosotros."
En ese momento, la ama de llaves comprendió el motivo detrás de todos los preparativos recientes. Paula había pensado que era porque su señora planeaba quedar embarazada de nuevo o que había adoptado, como lo mencionó la señorita Verónica. En su opinión, Paula no tenía una buena impresión de Verónica y experimentaba una extraña sensación cuando esta se le acercaba.
Olvidó todos esos pensamientos al contemplar la carita tierna de la bebé. "Sus hijos han estado preguntando por usted muchas veces. Como no sabía dónde había ido, no he podido decirles a qué hora llegaría", explicó Paula.
Ericka, al recordar a sus hijos, se dio cuenta de que los había olvidado. "¿Dónde están?"
Paula sacó un pequeño juguete de su bolsillo y respondió: "Están en el cuarto de juegos". Había llevado ese juguete consigo con la intención de colocarlo en la nueva habitación, pero no había tenido tiempo de hacerlo.
"Quiero ir abajo", dijo Grace a su tía mientras agarraba el juguete que Paula le había dado.
Ericka giró hacia Paula y preguntó con preocupación: "¿Crees que será seguro bajarla?" Sabía que Paula había tenido una hija en el pasado.
"Es seguro", respondió Paula tranquilamente. "Las alfombras son suaves y están completamente limpias. Toda la casa está alfombrada, así que no hay ningún problema."
Con cierta pesadez, Ericka bajó a su sobrina y exclamó: "¡Vamos a ver a tus primos!"
Con pasos pausados, al compás de los pequeños pasos de la bebé, llegaron al cuarto de juegos.
El cuarto de juegos estaba inmerso en un vibrante color verde, envuelto en la temática de una exuberante jungla. Desde las paredes, pequeños animales colgaban, dando vida al ambiente. Dos mesitas de trabajo, perfectamente adaptadas a las distintas alturas de los niños, estaban equipadas con una pizarra rayada con crayones negros. Una alfombra circular ocupaba el centro, repleta de pelotas de variados tamaños para jugar.
Los estantes en forma de leones se erguían a lo largo de las paredes, sirviendo de guarida para los juguetes después de las aventuras del día. Lámparas simulando enredaderas iluminaban desde el techo, añadiendo un toque mágico y natural al entorno. En una esquina destacaba una impresionante torre construida con Legos, testamento del ingenio y la creatividad de los pequeños.
Para el descanso y la diversión, había cojines peludos con forma de osos, invitando a acurrucarse cómodamente mientras se disfrutaban momentos de juego y aprendizaje en este rincón encantado de la casa.
Grace quedó maravillada ante la escena que tenía frente a sus ojos. A pesar de no ser una niña de verdad, se sintió transportada a una infancia que nunca vivió. Desde que tenía uso de razón en su vida anterior, nunca había conocido el juego ni la libertad de ser una niña. Su padre la había obligado desde muy joven a empuñar una espada, dedicando todo su tiempo al entrenamiento con el arma. La vida de Grace fue dura y monótona, su padre, sin tener hijos varones, la había disfrazado como tal para satisfacer sus propias ambiciones.
Al contemplar sus pequeñas manos ahora suaves y carnosas, no pudo evitar recordar cómo eran en aquel entonces: callosas, duras y a menudo heridas por el rigor del entrenamiento. Observaba a las otras niñas, vestidas con elegantes ropas y joyas, aunque eso nunca le había importado tanto. Lo que sí la afectaba profundamente era la injusticia que veía hacia las mujeres en su época. Según la filosofía dominante, las mujeres nacían para obedecer a los hombres, criar hijos y vivir bajo su dominio. La falta de un hijo varón hacía que las mujeres se sintieran inútiles e inferiores, y la sociedad las trataba con desdén e incluso podían enfrentar consecuencias graves, como la muerte en algunos casos.
A pesar de que a veces extrañaba su hogar, un pensamiento comenzó a germinar en su mente: la idea de no regresar nunca más.
"Mamá, mamá, por fin llegaste", exclamó Vicente mientras dejaba sus juguetes a un lado y corría hacia la puerta. Sin embargo, se detuvo en seco al ver a una niña tomada de la mano de su madre. "Grace, viniste a verme", dijo con alegría en su voz, acercándose directamente a su prima.
Erick, al escuchar el nombre de su prima, salió de detrás de un estante y preguntó emocionado: "¿Dónde está?". Buscó con la mirada hasta encontrarla, luego se dirigió hacia ella, tomándola de las manos. "Ven, te mostraré nuestro cuarto de juegos".
Así, los dos niños se colocaron a cada lado de Grace, extendiendo sus pequeñas manos para sostener las suyas con cariño. Juntos, caminaron hacia el interior del lugar, dejando atrás a Ericka que los observaba con incredulidad, sorprendida por la escena que se desarrollaba ante sus ojos.
Nora de la autora: Ciclamen, es conocido por sus flores elegantes y hojas en forma de corazón que pueden ser blancas, rosas, rojas o moradas.
¿Acaso los quiere por su poder, o se los sustraerá o quizás los utilize como soldados?.🧐🤨😒🤷♀️🤔