El Demonio Que Se Enamoro Del Ángel

Podría decirse que los días pasaban muy tranquilos, pero jamás diría que estaba aburrido de esta vida. Durante la noche regresaba al infierno para poder ayudar a mis hijos si así lo necesitaban, pero con Logan a la cabeza no tenía nada de que preocuparme, realmente hacía muy bien el trabajo de príncipe y al igual que su hermano Caleb, así que podían mantener todo y a todos a raya. Por suerte a mi padre no volví a verlo, mi madre decía que estaba muy ocupado en sus asuntos, pero bien sé que se arrepentía de la decisión que había tomado. Aunque si admito que mis hijos compartían tiempo tanto con el cómo con mis hermanos. Y mi madre había dejado de vivir en el palacio real para mudarse al mío y acompañar a los que ella seguía considerando niños.

En cuanto a nuestra vida en la tierra, los años pasaban de manera demasiado rápida para mi gusto. Mis hijos habían comprendido en el primer momento en que sus poderes se manifestaron, quienes realmente eran y lo aceptaron con mucho gusto. De hecho Logan, se hacía pasar por amigo de Selene y la ayudaba a controlar tanto los poderes de ella como los de sus hermanos.

galadriel amaba cocinar en casa todo lo que aprendía en la panadería y muchas cosas más, de hecho esta vida le sentaba muy bien a ella y se podía ver cuanto le gustaba. Mis hijos eran extraordinarios, no solo ayudaban a su madre en todo, sino que también habían aprendido a pasar todo el tiempo que fuese necesario a su lado, pues ellos sabían que una vez que partiera del mundo terrenal, se irían conmigo al palacio y deberían esperar a que ella renaciera nuevamente para volver a verla.

Ya habían pasado más de 30 años, galadriel iba a celebrar esa noche con toda su familia y con el supuesto novio de Selene, quien en realidad era su hermano, pero le habían mentido a ella. Estaba todo listo para la maravillosa noche, tanto Selene como su hermana Milena y Logan habían ido al pueblo a comprar lo que faltaba, mientras que Erkan con Dante iban a buscar leña al medio del bosque para calentar toda la casa.

galadriel había quedado sola cocinando lo que faltaba cuando de repente tocaron a la puerta. Un hombre de extraño aspecto estaba parado en el pórtico de la cabaña.

Buenas tardes ¿qué se le ofrece?- dijo ella mirando su espalda.

Vengo por usted señorita- dijo y al darse la vuelta el terror se apoderó completamente de la joven. Ese hombre que estaba parado frente a ella la había acosado en varias ocasiones en la panadería y ella había intentado no decirle nada a Erkan porque sabía que era celoso. Pero jamás en sus peores pesadillas creyó que él podría aparecerse de esa manera en su casa.

La empujó hacia adentro, haciendo que cayera de cola al piso y cerró la puerta de un golpe. Mientras ella se arrastraba como podía para intentar alejarse de él, porque realmente temía por su vida.

Él iba acercándose a pasos suaves, pues si había algo que le gustaba era ver era el temor en los ojos de sus presas, pero siempre terminaban igual, las despojaba de sus virtudes, las hundía en la miseria misma y las terminaba matando. Porque él era un asesino en serie, del que muchos comentaban y nadie había podido encontrar. Llevaba muchas mujeres muertas en sus años y aunque ya estaba más viejo que en sus mejores épocas, aún seguía causando el terror en los ojos de quienes lo miraban. Se había quedado embobado con ella, desde que la conoció unas semanas atrás, le había costado saber dónde vivía, pero cuando lo descubrió, sintió una grata sorpresa al ver que tenía toda una familia. Se juró así mismo que primero iría por ella y luego por su hija mayor, aunque esta siempre estaba acompañada de un hombre.

Su sádica sonrisa dejaba ver lo maldita que estaba su alma, estaba gozando con el sufrimiento y el miedo de la pobre mujer que seguía arrastrándose en el suelo. Le piso fuertemente una pierna provocándole una lesión instantánea y un grito de dolor que retumbó por toda la casa. Eso era música para sus oídos, haciendo que su sonrisa se agrandara y se opusieron ver sus dientes amarillos y hasta algunos rotos.

galadriel miraba para todos lados, creyendo que encontraría algo con que defenderse, pues no dejaría que ese hombre le hiciera nada sin antes pelear por su vida. Ella también había estado escuchando las historias sobre un asesino de mujeres, pero jamás pensó que se trataría de él.

El hombre se acercó peligrosamente a ella y a pesar de que recibió manotazos en sus brazos, pudo tomarla por el pelo. galadriel atino a clavar sus uñas en el rostro del maleante y hacerle heridas que quizás jamás se borraría. Enojado por esa agresión le dio un puñetazo en la cara haciéndole sangrar la nariz y partiéndole un poco el labio. El dolor iba haciendo que se empezara a desmayar, pero aún había fortaleza en su alma y no se dejaría vencer sin seguir peleando.

De pronto la puerta se abrió, dejando ver a un ser que no era de este mundo, un joven con ojos rojos, dos cuernos en su cabeza y un pelo largo y tan negro como la noche. Si, Erkan había escuchado el grito de su esposa a pesar de estar a una distancia considerable. Detrás de él Dante también estaba mostrando su verdadera forma y sus ojos eran casi tan rojos como los de su padre. Galadriel hacia un esfuerzo sobrehumano por no desmayarse, por su mente pasaban un sin fin de pensamientos, pero ninguno le explicaba como era posible que su esposo e hijo tuviesen esa forma.

El hombre quien no salía de su asombro por lo que estaba viendo, se arrodilló ante las dos presencias y lloraba pidiendo disculpas, pero sin que nadie se diera cuenta, Erkan ya lo había tomado por el cuello y lo elevaba dejando que sus pies patalearan por no poder tocar el piso.

¿Sabes lo que pasa cuando un insecto se atreve a tocar lo que es de un diablo?- le pregunto dándole una sutil sonrisa que hizo que el asesino se helara.

Padre, deja que el abuelo se encargue- dijo Dante por detrás de él. También esbozaba una tétrica sonrisa.

En cuestión de segundos una grieta se hizo en el piso y Erkan soltó el cuerpo del hombre dejándolo caer por ella mientras lo miraba gustoso del destino que allí abajo le esperaba. Luego se acercó a su esposa quien lejos de temerle, permitió que la levantara en brazos y la llevara suavemente a la alcoba donde la deposito en la cama y curo con magia sus lesiones.

Siempre supe que eras especial- le dijo ella abrazándolo y también sorprendiéndolo. Sinceramente, él creyó que saldría corriendo luego de lo que había visto, pero no como siempre ella hacía lo contrario, ahí estaba, rodeando su cuello con sus brazos y agradeciéndole por haberla salvado.