Roisin

-Cuando dije que quería que saques a la Prescott que está dentro de ti, no me refería a la asesina, celosa y posesiva. Pero es un buen comienzo hija. Me siento... orgulloso de que te parezcas a mí. -Me abraza.- Está bien, no te prometo dejar a mi amigo quieto del todo, pero las reglas serán iguales para los dos. Yo no quiero que Peter siga de abejorro contigo, también le volare los sesos cuando vuelva a enterarme de que te ha besado. ¿Está bien? Ya que quieres jugar a la hija toxica, yo jugare el mismo juego.

Me aparto y libero de su abrazo, él sonríe sabiendo perfectamente que me aterra perder la única compañía que tengo aquí.

-Era broma.

Vuelve a abrazarme y deja un beso en el nacimiento de mi cabello.

-Lo sé. No asesinare a la única persona que va a seguir con mi legado, además, Peter es el hombre que me gustaría que sea tu esposo el día de mañana. Se está esforzando mucho para hacerte sentir bien y sé que algún día pude hacerte feliz. Ser lo que somos, no nos hacen personas sin capacidad de amar, de hecho, una vez lo hacemos, es para siempre. Después de tu madre, no tuve interés de conocer a nadie más, nadie seria como ella. No te presiono, pero deberías darte cuenta de que Peter te gusta, obsérvate a ti misma cuando lo miras, cuando te ries y como lo buscas con la mirada cuando no esta cerca, él lo ha demostrado desde que te conoció. No te cierres pequeña flor, tuviste mala suerte una vez, pero no siempre será así. Si no es con Peter, en algún momento será con otro yo solo quiero que seas feliz.

Declan tiene razón, no puedo pasarme los días encerrada en mi habitación. Entonces, cuando se fue, busque lo más adecuado para la cena de esta noche y me regalé un largo baño de espuma.

Horas después, estoy frente al espejo de cuerpo entero y me gusta lo que me muestra Su reflejo. Observé lo que había elegido para esta noche con satisfacción. No estoy para vestidos ni zapatos altos y Declan, me dijo que podía ponerme una cortina y me vería bien de todas formas ya que había heredado de el un cuerpazo de infarto, sexi y estilizado.

TIENE EL EGO MÁS GRANDE DE IRLANDA.

Una blusa suelta de color verde y un pantalón de color negro que combinan con mis zapatos fueron los elegidos parea esta noche. Dejé mi cabello suelto, la humedad y los alisados no se llevan bien, menos los rizos rebeldes que heredé de mi madre. Un mínimo de maquillaje y estaba lista para abandonar la habitación cuando dos golpecitos sutiles en la puerta me apresuran a abrir.

Peter.

-¿Te dije lo hermosa que te ves hoy? Porque si no lo hice soy un idiota. - Me sonríe mientras recorre mi cuerpo de arriba abajo.

El tampoco se ve mal, hoy lleva traje y se afeitó. Su cabello está perfectamente peinado y... Dioses, se ve increíble y su perfume me embriaga.

-Hoy no, hasta ahora nos vemos. Estuviste fuera todo el día ¿No? Y tú también te ves muy bien.

Apago la luz y salgo al pasillo para bajar con Peter.

-Tuve cosas que hacer. Es una reunión a la que asistieron casi todos los invitados de tu padre y todos ellos tienen a su propio personal. No es fácil estar pendiente de todo cuando hay disputas de por medio. Se supone que al estar aquí, deben dejar sus riñas de lado, pero nunca se sabe. Declan me pidió que suba por ti ya que te estabas tardando demasiado.

Me ofrece su brazo y lo tomo con gusto. Caminamos despacio hasta llegar a la escalera y me da vueltas por la mente lo que me dijo mi padre esta tarde y antes de que me de cuenta...

- ¿Por qué le dijiste a Declan que nos besamos?

Él se ríe y bajamos unos cuantos escalones hasta que por fin se decide a hablar.

-¿Qué te hace pensar que yo le dije a tu padre que te besé? Déjame decirte una cosa Roisin. Tu padre no es estúpido y siempre esta cincuenta pasos por delante de todo el mundo. Él sabe que me gustas hace muchísimo tiempo y sí, se dio cuenta que te había besado porque esa noche, después de dejarte en tu habitación salí con una sonrisa estúpida que tu padre vio y eso me delató. Declan estaba afuera de tu habitación ¿Recuerdas que el entro después de mí? - Asiento, entonces... Pudo haber escuchado parte de la conversación que tuvimos después de salir de la habitación de Aiden. Se detiene y baja dos escalones. Toma mi mano y con sus dedos marca círculos en el dorso. No dice nada por un momento, parece que está eligiendo las palabras adecuadas y lo noto por las expresiones de su mirada. - Hermosa, lo único que te puedo decir es que no le dije nada a tu padre, no hace falta tampoco que lo haga. Me conoce como la palma de su mano y no tiene caso negarle nada cuando sabe perfectamente las intenciones que tengo contigo. Te quiero a ti, quiero a tu bebé y me encantaría que después de que olvides a ese estúpido me des una oportunidad a mí. -Suspira y continúa. - Cuando tu padre supo dónde estabas, me envió por mucho tiempo a Alemania. Cuando la tarea se me hizo difícil le pedí por favor que buscara a alguien más para que haga mi trabajo. No soportaba verte de lejos, cuidar cada paso que dabas, ver como tu pareja te engañaba desde que prácticamente se conocieron y en más de una ocasión quise intervenir y desaparecer del mapa al hombre que tenía la oportunidad que yo no tenía. Me enamore de ti sin siquiera haber cruzado una palabra contigo, tu padre me negó lo que le había pedido porque no confía a su hija a nadie más que a mí. ¿Sabes lo que me cuesta tenerte en frente en este momento y no poder besarte? Joder, es malditamente tortuoso. -Estuvo ahí, sin que yo lo supiera y sé que no miente porque Alexander me dijo después que cuando fue a hablar, más bien a exigir que se aleje de mí, Steve estaba con mi mejor amiga. - Pero eso no fue lo peor, lo peor fue cuando te casaste con ese... -Vuelve a hacer silencio y yo no soy capaz de emitir una sola palabra. - No hay insulto para Alexander Harrington que le haga justicia. No tuvimos tiempo de hacer nada porque el día que llegaste, te casaste con él y no pudimos acercarnos a ti por todo un mes. Cuando al fin llegaste a Londres casi no salías de la mansión. Estuve días y días fuera de tu casa esperando el momento para poder hablar contigo sobre tu padre y rogarte para que le des la oportunidad de escucharlo. Ninguno de los dos te merecía, ninguno de los dos valoraba a la chica que todos los días desayunaba un café antes de entrar a la universidad y que compraba libros cada diez días porque es una adicta a las novelas románticas y apuesto a que ninguno de los dos se daba cuenta que tenías días grises aun mostrando una sonrisa. No estoy jugando contigo Roisin, siento cosas poderosas por ti y por eso entiendo que tienes que sanar y dejar tu pasado atrás. Soy tu amigo ahora porque lo necesitas, pero aspiro a más y si después de hacerlo tú no llegas a quererme, me veré obligado a alejarme de ti.