Un CEO Para La Villana

EMMA:

La comida junto a Karol fue muy deliciosa y sus temas de conversación me mantuvo entretenida hasta que llegó la hora de volver al trabajo.

—Nos vemos más tarde Karol.

Me despido y ella asiente con una sonrisa marchandose a su puesto de trabajo.

Me detengo frente a la caja metálica y la miro con odio.

—Ni loca volveré a subirme en esa cosa.

Murmuro mirando a la cosa esa con resentimiento y miro a mi derecha observando unas largas escaleras.

—Mucho mejor.

Murmuro comenzando a subir las largas escaleras.

Al terminar tengo mi respiración agitada y el sudor baja por mi frente.

—Este cuerpo no tiene nada de resistencia.

Susurro sosteniéndome de la gran varilla para tomar un poco de aire.

—Señorita Miller, es un placer para mí volver a verla.

Observo como un galante hombre con ropa deportiva se acerca a mí y me quedo embobada por unos segundos.

—Señor Jhonson, el placer es todo mío.

Sonrío con elegancia mientras estrechamos nuestras manos.

El chico me sonríe de vuelta y yo solo miro su perfecto rostro.

—Señorita Miller ¿por qué sube las escaleras? Para eso está el ascensor.

Le sonrío con gracia para luego decir.

—Lo sé, es que estoy haciendo algo de ejercicios... Por cierto ¿A dónde se dirige?

Pregunto comenzando a caminar y él va a par conmigo.

—Necesito hablar con Alexandro... Por cierto ¿Hubo algo entre ustedes? Todos en la oficina mencionan ese tema.

Lo observo por breves segundos y puedo ver que el chico sabe más de lo que quiere aparentar, así que simplemente me encojo de hombros y me ubico en mi espacio de trabajo.

—No es bueno indagar en la vida de los demás señor Jhonson, además me imagino que usted debe de saber todo o ¿Me equivoco?

Le sonrío y el chico me mira mientras se carcajea.

—Estás muy diferente Miller, muy diferente.

Dice, pero antes de continuar una puerta se abre y un enojado italiano nos mira con ganas de matarnos.

—Tú entras aquí, señorita Miller, no le pago para entablar conversaciones que no conciernen a nada de trabajo.

—Entendido señor.

Hablo fuerte y claro para luego concentrarme en lo que estaba haciendo hace alrededor de una hora.

Me concentro tanto en el trabajo que doy un brinco cuando una voz se escucha cerca de mí.

—Señorita Miller.

—Cielos ¿Pero qué le pasa? ¿Acaso quiere matarme?

Coloco una de mis manos en mi pecho y trato de respirar, este me mira frunciendo el ceño para luego decir.

—Cancela todas mis citas de esta tarde.

—¿Por qué?

Le pregunto acomodándome en mi puesto y el hombre me mira alzando las cejas.

—No es de su incumbencia, solo haga lo que le digo.

Abro los ojos mientras observo como se marcha y el señor Jhonson se despide con una sonrisa mientras mueve sus manos.

—Hay, pero que difícil es esto.

Menciono antes de continuar con mi trabajo pendiente.

En eso de las seis de la tarde término con todo mi trabajo y al salir solo está el guardia que vigila la salida.

—Vaya, si que me tardé.

Murmuro para luego salir fuera del establecimiento y respirar aire puro.

—Amor, al fin saliste, ven súbete.

Frunzo el ceño y miro al hombre que es el prometido de este cuerpo, David Moretti.

Se acerca a mi con la intensión de darme un beso, pero giro mi rostro haciendo que él frunza el ceño.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me rechazas? Te estuve marcando todo el día y no respondiste.

Me quedo en silencio observando al desagradable hombre frente a mí y hago una mueca de asco.

—Creo que será mejor irme en un taxi.

Murmuro, pero este toma mi mano y me arrastra a su auto haciendo que entre en ella.

—Ni loco, tú te irás conmigo.

Dice y cierra la puerta con un golpe en seco para luego él entrar al auto y comenzar a conducir hasta llegar a la mansión dónde estoy viviendo.

David apaga el auto y sin mirarme dice.

—Perdoname mi cielo, sabes que eres mi vida y mi todo... Moriría si no estoy contigo, sé que te fallé... Pero dame una oportunidad y te juro que no volveré a fallarte.

Cuándo el termina bostezo de cansancio y sueño.

—¿Ya terminaste? Por qué yo sí, y me urge ir a descansar después de este duro trabajo.

Su rostro se dirige a mí y puedo notar su creciente furia.

—¡Acaso me estás escuchando!

Grita y yo tapo mis oídos.

—Te escuché perfectamente, así que por favor deja de gritar.

Es lo último que digo antes de salir del vehículo y dirigirme a la mansión, pero el muy estúpido me detiene por el brazo a medio andar sosteniéndome con fuerzas.

—¿Es un truco para llenar mi atención? Ya te pedí perdón ¿Qué más quieres?

Su rostro rojo de ira me da lo mismo y respondo con tranquilidad.

—Que terminemos esta estupidez, te gusta mi hermana ¿No es así? Pues vete con ella y a mi déjame en paz, no quiero nada que ver contigo.

Digo y siento satisfacción al mencionar estas palabras... Si al menos en mi antigua vida tuviera oportunidad de expresarme fuera un éxito.

Sin darme tiempo a procesar una bofetada hace girar mi rostro sintiendo como la sangre inmunda mi boca.

levanto la mirada con una sonrisa endemoniada mientras siento el fuego consumidor en cada parte de mi cuerpo.

(Si les gustan no olviden comentar, es muy importante para mí al igual si tienen algún consejo o opinión, será bien recibido.)