La Debilidad Del Mafioso

Los días siguientes pasaron sin ninguna otra complicación, la fiesta de fin de año en la casa de ellos iba a ser bastante ostentosa, así que opte por pasarla sola en mi departamento. Al principio, Amelia se enojó y hasta objeto varias veces, pero por suerte tanto Nataly como Isabella le hicieron ver que quizás con los acontecimientos ocurridos el día de navidad, lo mejor era dejarme sola.

Me encontraba repartiendo los pedidos que tenía, ya por suerte era enero, el 15 para ser más exacta. Las calles se encontraban muy apacibles y con poco tráfico, esa es la suerte de los que se pueden ir de vacaciones. Deje primero los dos pedidos más grandes que me hacían peso en la mochila, luego de un buen recorrido decidí para en un kiosco a comprarme un agua para tomar, quien hubiese dicho que ese día iba a hacer tanto calor.

Al salir del kiosco, choque con una niña que venía corriendo sin mirar hacia adelante, grande fue mi sorpresa al ver que era Sofía, estaba toda transpirada, golpeada y llorando.

¿qué es lo que te paso?- le dije cuando la ayude a levantarse del piso.

Kat, me están siguiendo unos hombres malos- no termino de decirme eso que note como una cuadra más lejos dos hombres con pistolas en sus manos venían en nuestra dirección.

La tome de prisa, le puse mi casco y arranque la moto, no se lo iba a dejar fácil a esos hijos de puta que amenazaban la vida de mi pequeña. Conduje lo más rápido que pude por las calles de la ciudad, podía ver por los espejos como dos autos negros nos seguían, la suerte de manejar moto era que podía meterme por espacios chicos y en contra mano.

Mi mamá me dejó ir a la casa de una amiga, pero cuando estábamos llegando, un auto nos chocó, se bajaron cuatro hombres y dispararon a mis custodios. Me iba a subir al auto, pero le mordí la mano a uno y salí corriendo- me decía mientras lloraba.

Tranquila- busque en mi campera mi celular y mientras manejaba busque un número y marque - toma es tu tío dile lo que ocurrió y que nos encuentre-

Seguía esquivando autos, cuando escuche dos explosiones, eran balas, los hijos de puta nos estaban disparando.

Kat ¿qué ocurre?- dijo la otra voz por el teléfono, como lo había puesto en alta voz podía escucharla.

Fabritzio nos persiguen dos autos, encontré a Sofía, la quisieron secuestrar, estoy yendo a la fuente Di Ángel, la voy a dejar a ella escondida ahí- le gritaba mientras ahora escapaba de los autos y de las balas.

Ven a la casa- me dijo en un grito.

No puedo, acaban de dispararnos y estoy segura de que me dieron, mi vista se empieza a nublar, le dejo el celular, te mando la ubicación de WhatsApp para que la encuentres- le dije mientras me metía por un callejón. Sabía que ellos iban a tener que bordear toda la plaza, Sofía podía quedarse escondida detrás de los ángeles que tenía la fuente, jamás la encontrarían.

Fue mi papá tío, yo llegue a escuchar como ellos decían que papá me entrego para luego pedirte que les dieras unos negocios- decía Sofía.

Estoy en camino, solo tienen que esperar por favor Kat, Sofía no se separen- entendía el miedo en su voz.

Llegamos a la fuente, le dije a Sofía que se quedara bien escondida, le deje mi celular con la ubicación en tiempo puesta, seguro la encontrarían rápido, ella me lloro que no me fuera, pero cuando me abrazo sentí el dolor en mi espalda baja y ella miraba horrorizada su mano llena de sangre, como todavía tenía la adrenalina bien alta no me había desmayado.

La deje ahí, bien escondida y salí por otro de los callejones, pero no llegue a hacer ni diez cuadras, cuando uno de esos autos se cruzó delante de mí haciendo que lo choque y pase volando por encima del capot. La mochila amortiguó todo el golpe y me salvo de dar la cabeza contra el pavimento. La sangre que brotaba de mi cuerpo me estaba desmayando, así que deje de luchar por mantener los ojos abiertos, escuchaba los disparos y sirenas, podía sentir como alguien me alzaba en brazos y me pedía que no me durmiera, aunque la verdad en ese momento, solo desea verlos a ellos, quería cerrar mis ojos y pedirle a mi corazón que dejara de latir para encontrarme con la razón de mi vida, volver a ver los rostros de quienes se habían ido antes de tiempo. Estaba siendo cobarde, pero lo cierto es que jamás me perdone por salir de ese accidente con vida, yo también tendría que haberme muerto.

Podía escuchar muchas voces a mi alrededor, hasta el llanto de varias personas, pero mis párpados pesaban demasiado como para abrirlos. Quería levantar mi mano y tocar esos rostros que seguramente Estaban muy preocupados, pero el peso que sentía en el cuerpo a penas me dejaba respirar.

Sentía que me daban pinchazos en los brazos, pero ni siquiera era capaz de quejarme. De momento sentía demasiado frío en el cuerpo, sabía que eso debía a la perdida masiva de sangre y el conocimiento iba y venía. Las voces empezaron a hacerse tan lejanas, la oscuridad me empezó a envolver y me dejé llevar. Ya no servía de nada luchar, me estaba yendo y el único dolor que podía sentir en mi corazón, era el de no haberme podido despedir de aquellos que habían hecho de mis últimos meses los mejores en estos casi dos años de sufrimiento.

Quería agradecerle a Amelia y Nataly por su hospitalidad y por todo lo que habían hecho por mí. Darle a Sofía un último abrazo y pedirle disculpas por prometerle volverla a ver. Decirle a Isabella que era una mujer sumamente fuerte y que estaba impresionada en la persona que se había convertido luego de sacar a ese lastre de su vida. Volver a reírme con Cristián y sus ocurrencias al intentar conquistarme, como odiaba que siempre fuera tan meloso, pero al mismo tiempo me encantaba que hiciera de todo por sacarme una sonrisa. Inclusive quería poder repetir ese beso salvaje y al mismo tiempo apasionante que Fabritzio me había dado. Pero supongo que ya todo eso son solo cosas pendientes que me quedaron.