Cómo Ligarte Sin Querer A Un Millonario

Destiny terminó de hojear la misma revista por enésima vez. A esas horas de la tarde sentía que su odio por James Miller se había triplicado, el muy mezquino sabía a la perfección que no la necesitaba en horas de oficina, ya que nadie se atrevía a conversar con él más de lo estrictamente necesario. Ella se sentía impresionada por el cambio tan drástico que sufrió la personalidad de Miller al entrar en la empresa.

Gloria le había relatado que en un principio los accionistas se opusieron a que el cargo de CEO de la corporación quedara en manos de James después de la repentina muerte de su padre, ya que pocos conocían su audacia en el manejo de las empresas debido a que James hasta ese momento solo se había desempeñado en cargos intermedios en sus filiales en el Reino Unido, donde recibió la mayor parte de su educación y entrenamiento.

Sin embargo le dieron un voto de confianza por ser descendiente de la familia fundadora más un plazo de tres meses para demostrar sus capacidades. Gloria anunció que el período de prueba de su jefe estaba por finalizar con un nivel de aceptación bastante alto de los accionistas. Pero si cometía otro error por mínimo que fuera como los pocos escándalos de citas que habían logrado filtrarse en los tabloides, dentro de unas semanas su nombramiento oficial se vendría abajo.

Destiny se sintió presionada debido a que la proclamación de James dependía del buen desempeño de sus labores. Un escándalo sexual sería fatal para él en esos días. Y eso le hizo entender más el hecho de que él prefiriese pagar por una compañía confidencial que salir con otras mujeres de su clase.

Sus roces con ellas eran mínimos, a excepción de los días miércoles en su reunión VIP habitual en el club de solteros donde lo conoció. Aún así insistía en dar una imagen de falso caballero enviándole costosos arreglos florales a cada una de sus mujeres.

Miró su reloj de pulsera, decepcionada. Faltaban alrededor de noventa minutos para la hora de salida que James le había indicado. Así que mientras él sostenía su conferencia mensual con sus directores delegados, ella se dedicó a cotillear con algunas chicas del piso administrativo, quienes describieron a James como un hombre audazmente intimidante y de carácter volátil.

En pocas palabras, todos en la empresa pensaban que James Miller era un amargado y no el payaso sinvergüenza y sarcástico que ella conocía.

Justo cuando la plática comenzaba a ponerse interesante, Gloria la arrastró con ella a la sala de juntas para servir café.

—Lamento molestarte con estos asuntos, pero al señor Miller no le agrada que el personal de cafetería entre en medio de las reuniones, por ese asunto del espionaje industrial, tú entiendes. Es un poco paranoico, pero me gusta que sea celoso con su trabajo, es igual que su padre en ese aspecto.

Destiny siempre se consideró una buena conversadora, pero Gloria la superaba por mucho, no le dejaba articular ninguna pregunta con toda su palabrería.

—Luego que terminemos con esto, te pediré que te quedes cuidando mi escritorio hasta que acabe la reunión. El señor Miller me autorizó a salir temprano. Hoy inicia la temporada de clasificación de atletismo en la universidad de mi hijo menor y se decepcionará mucho si su madre no llega a tiempo de verlo correr.

Se aproximaron a la sala de juntas y Gloria detuvo su apresurado andar para mirarla.

—Por favor no hables con nadie, limítate a servir la taza de cada uno y salir en la mayor brevedad posible.

Maravilloso. La primera tarea importante que le asignaban en su nuevo trabajo y ella estaba a punto de echarla a perder porque Gloria le había puesto nerviosa.

Las tacitas resonaron unas con otras cuando dio sus primeros pasos dentro de la sala, su mayor preocupación era derramar el líquido caliente encima de los carísimos trajes de esos ancianos con cara larga, probablemente costaban una quincena completa y ella no estaba de ánimos para malgastar su dinero de esa manera.

Entre sus méritos no destacaba el arte de pasar desapercibida, realmente tenía miedo de cometer una tontería, pero en medio del clímax de su nerviosismo, la mirada condescendiente de James la encontró.

Un gesto que valió demasiado para ella. Quedó convencida de que James era una persona totalmente diferente en ese ambiente, a veces incluso demasiado serio y eso le gustaba. Era lindo verlo sonreír pero admirar las largas horas que podía pasar concentrado en un asunto hasta resolverlo, era una experiencia gratificante.

Terminó de repartir el café con seguridad y cuando pasó al lado de James, él extendió discretamente su brazo hacia ella para entregarle una nota. Destiny la recibió y la apuñó entre sus manos con el ceño fruncido. ¿Qué tramaba ese tonto ahora?

Salieron de la sala de juntas y Gloria apenas se despidió de ella mientras recogía sus cosas del escritorio y farfullaba indicaciones sobre las distintas extensiones que debía manejar si entraba una llamada. Por la hora que era, Destiny esperaba que no entrara ninguna.

Antes de abrir la nota, se regañó mentalmente por permitirse sentir simpatía por James. Y no solo eso. Con mucha vergüenza tenía que reconocer que viéndolo al frente de la mesa directiva imponiendo su presencia, lo encontró atractivo.

Gruñó abriendo la nota arrugada que guardaba en el bolsillo y su sangre hirvió de rabia leyendo el contenido. «Salvé tu pellejo, la cena de esta noche va por tu cuenta». Los ricos eran unos malditos tacaños, por eso acumulaban más dinero del que podían gastar. Ella fue una ilusa al creer que estaba aproximándose a conocer el lado humano de James Miller.

Dentro de su pequeña rabieta hizo una bola con el papel y lo arrojó contra la puerta del ascensor, sin percatarse del momento en que las puertas se abrieron, haciendo que su inofensiva pelota impactara en la frente de una mujer.

—¡Oh, por todos los cielos! —chilló Destiny, lanzándose a auxiliar a su víctima—, lo siento mucho, no la vi venir. Soy una tonta. Por favor discúlpeme por este incidente.

Destiny se inclinó ante ella, avergonzada. No le sucedían esa clase de incidentes vergonzosos desde el instituto. No tenía ni sesenta minutos que Gloria le había entregado el cargo y ella ya había hecho un desastre.

La mujer se echó a reír, recogiendo el papel estrujado del piso. Podía reconocer la letra de James donde fuera.

—No te preocupes —dijo ella, escrutando a Destiny de pies a cabeza. El mensaje que contenía la nota no era precisamente de carácter laboral, pero April se despreocupó al percatarse que la mujer frente no era del gusto de su ex novio. Y por supuesto, estaba lejos de ser más bonita que ella—. Dime que no fue James quien te ordenó recibirme a golpes.

—¡Por supuesto que no! —exclamó Destiny, escandalizada—. El señor Miller está en una reunión muy importante y no puedo interrumpirlo, pero si tenía cita con él yo puedo...

—Descuida, la culpa es mía por venir sin avisar.

April sonrió y Destiny sintió que sus ojos se derritieron por el encanto que exudaba esa mujer. Era hermosa y por su forma de hablar y vestir podía deducir que era de buena familia.

—Dile a James que estoy impresionada de sus logros, él realmente merece estar aquí —April sacó un sobre de su bolso y se lo entregó a Destiny—. Fue una pena no poder saludarlo. Aunque espero que pueda asistir a mi presentación la próxima semana, esta es su invitación, asegúrate de entregársela.

La misteriosa mujer se retiró sin decir su nombre, dejando a Destiny boquiabierta por la impresión. Le tomó unos segundos recuperar la compostura y examinar el sobre, no tenía sello, por lo que dedujo que no se trataba de ningún secreto de estado.

Eran simples entradas para una obra de teatro, Romeo y Julieta, ¿esa mujer de verdad creía que a James Miller le interesaban las tragedias románticas? Aunque en su defensa destacaba el lujo de reservar un palco exclusivamente para él.

—Listo, Chispita. Soy todo tuyo, ¿dónde piensas llevarme a cenar?

Destiny dio un respingo en su silla y James se lanzó a reír como el hombre más relajado del mundo por haberla asustado. Él era una versión oscura y retorcida de la cenicienta, quien al terminar el horario laboral pasaba de ser un hombre brillante para convertirse en un auténtico idiota. Uno insufriblemente guapo para su desgracia.

—Antes que nada, quiero informarte que vino una señorita a buscarte, no tenía cita, pero te dejó esto y dijo que espera poder verte pronto.

Destiny le tendió el sobre y James se rehusó a sostenerlo, tenía una corazonada de lo que podría contener.

—¿Qué es? —le preguntó a James, con notable angustia en su mirada—. Imagino que ya lo revisaste por mí.

—Sí, lo hice. Temía que fueran suscripciones de sitios para adultos. —Al notar que James no reaccionó a la broma, ella se limitó a completar la información solicitada—. Es una invitación para la obra de Romeo y Julieta que se presentará en el teatro la próxima semana.

—Tíralo a la basura.

—¿No piensas ir?

—Ni de broma —gruñó James—. Tú tampoco deberías quedártela, deshazte de ella, es una orden.

Una orden que Destiny no pensaba obedecer, arrojó el sobre vacío al basurero y guardó las entradas en su cartera. Debieron costar una fortuna y ella no se sentía capaz de desperdiciarlas de esa manera.

Agarró sus cosas y se apresuró a seguir a James, quien ya estaba pidiendo el elevador.

—¿Te gusta la comida coreana? Conozco un restaurante buenísimo...

—Olvídalo, solo quiero ir a casa. Estoy cansado.

Mentira.

Lo único que quería era encerrarse en su habitación y embriagarse con alcohol antes que los recuerdos de April lo hicieran primero. Otra vez se sentía al borde. Pero no se permitiría caer.

—Destiny —llamó James, notando que ella se veía tan afectada como él. Quizá había herido sus sentimientos al rechazar la invitación que él mismo le impuso, pero estaba convencido de que si no se apresuraba a encerrarse bajo llave, correría a buscar a April—. Por favor, por nada del mundo me dejes salir de casa esta noche. ¿Quieres, Chispita? Debes hacer bien tu trabajo, hoy más que nunca.

James le dio una palmada en la cabeza, liberándola del sentimiento de culpa al notar su expresión sombría. Ella no había hecho nada malo, pero tal vez esa mujer que llegó de visita sí. Su nueva tarea sería averiguar lo ocurrido entre ellos y Megan era la mujer ideal para dicha labor.

Tenía que averiguar todo esa misma noche.