No soy una mujer que siga reglas o estereotipos, odio que pretendan gobernarme.
A mis cuarenta y tres años soy la soltera más feliz que existe, no tuve hijos por elección propia. No consideré que para sentirme mujer debería ser madre.
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Papi
René Anderson
Odio trabajar con modelos, no las tolero si no son sus aires de divas, son sus descarados coqueteos, los cuales no soporto.
Por esa razón siempre me incliné, por la fotografía libre. En capturar imágenes de animales, lugares o personas que llamarán mi atención. Mis fotografías son exhibidas y vendidas en galerías de alto prestigio, incluso cuento con mi propio salón de arte. Poder capturar con mi lente, sentimientos y expresiones en un retrato eso es lo que amo, sin estar a merced de un estilo.
Odie, por mucho tiempo a Flor, no soportaba escuchar su nombre, era una herida latente en mi corazón, pero bien dicen que la distancia y el tiempo son el mejor remedio.
Sara entendió el mensaje de mi hija y se mantiene a distancia. Mientras Jessica que es su compañera de set, no deja de ofrecérseme; estoy a punto de votar todo a la mierda. Solo me mantiene aquí una promesa y ver el rostro de felicidad de mi hija.
Observó a Gaby y a Flor, logran ser tan parecidas en sus actitudes, su temperamento de los mil demonios, su obsesión por la puntualidad. Sus deseos de estar siempre hermosas. Sonrió cada vez que las veo en sus disputas, mi pequeña es bastante lista y manipuladora.
Mi teléfono suena, miro la pantalla y es Lena.
—📱 Aló.
—📱 Hola, René.
—📱 ¿No sé qué tramas? Solo quiero recordarte, que Flor es mi hermana y no es ninguna estúpida.
—📱 No entiendo, ¿qué pasa?
—📱 Flor, tarde o temprano, se enterará de la verdad y le tengo mucho miedo a su reacción.
—📱 Lena, no te preocupes por eso, ¿qué crees que puede hacer? ¡Echarme de su vida! Ya lo hizo.
—📱 René, creo que estás tomando las cosas a la ligera, solo cumplo con avisarte.
—📱 Tranquila mujer, no te afanes antes de tiempo. ¿A qué hora crees que estén saliendo?
—📱 Creería que sobre las 6:30 a 7:00, de la tarde.
—📱 Gracias, voy a pasar a recogerlos. Vuelvo y te repito que no hay de que preocuparse.
—📱 Gracias, René.
—📱 Cuidate, nos hablamos.
Sí, busque tranquilizar a Lena, pero conozco a Flor y sé que cuando sepa la verdad, será el adiós definitivo. Solo espero que no me asesine.
Antes de que todo explote, quiero volverla a sentir entre mis brazos, a sentir su piel pegada a la mía.
Sé que aún siente cosas por mí, lo vi en sus ojos, sus celos que no puedo ocultar ante los atrevimientos de Sara. Eso me llena de esperanzas, en poder recuperar lo que una vez tuvimos.
¿Muero de ganas de saber cómo les fue en su travesía? Decido ir a buscarlos.
Los veo venir, parece que pasaron un maravilloso día, todos vienen felices, hablando sin parar.
La mujer que dijo jamás querer tener hijos, se ve hermosa en medio de esos tres adolescentes. Sus ojos brillan, su risa es tan natural y espontánea.
—Buenas noches, —saludo, veo que mi presencia la hace estremecer, pensar que pudimos ser tan felices, pero le hizo caso a sus estúpidas convicciones y prefirió alejarme de su vida.
—Papi, —mi pequeña corre hacia mí y me abraza, la pasamos genial, hubieras venido.
—Hola, mi amor, me alegra que hayas estado feliz, —contesté a mi princesa.
—Buenas tardes, tiíto, —dice Mateo, haciendo, que Flor levante una de sus cejas.
—Hola, ¿cómo has crecido? —digo tratando de disimular.
—Sigo igual de grande, hace solo unos días, que no nos veíamos, —dice Mateo siempre tan espontáneo. Veo como Ella simplemente nos observa y no dice nada.
—Hola, René, —se acerca Simón saludándole con sus saludos de adolescentes. Chochar las manos, el puño. El cual correspondo.
— Hola, chiquillo. —digo en respuesta. Me acerco a Flor quién ha quedado inmóvil.
—Hola preciosa, le doy un beso en la mejilla y le susurró al oído. Ella solo muerde su labio.
—Vamos, papi, muero de hambre, —expresa Gaby y los chicos se unen a la moción. Mi exesposa no ha dicho una palabra.
—¿Manejo? —indago, me pasa las llaves, los chicos se suben, —¿Qué desean comer?
—Hamburguesas, —dicen los tres.
—Yo conozco un lugar donde siempre vamos con mamá y papá, tiíto, ya te envío la ubicación a tu móvil. —dice Mateo. Flor, quien me estaba ignorando y mirando por la ventanilla, gira su rostro hacia mí, levantando sus cejas.
—Nos conocemos porque todos vamos al club y jugamos tenis, cosa que me recuerda que el lunes tenemos entrenamiento. — habla mi hija, tratando de dispersar las dudas de Flor.
—Entiendo.—Solo responde ella, sé que su respuesta no la ha convencido.
Cenamos, los chicos deciden realizar la pijamada, durante todo momento, mi jefa se ha mantenido en silencio, sé que está furiosa, odia los secretos. Odia sentirse como una marioneta, pero es una mujer muy prudente que prefiere callar, llegará el momento de hablar.
Llegamos a la casa de Flor, la cual es enorme, para una mujer sola, trabajan tres personas en el área de servicio. Todo está impecable, se respira riqueza y glamour por donde mires.
—Tiíta voy a enseñarle a Gaby su habitación, para que se Bañe por qué creo que algo huele mal por aquí, —bromea Mateo, sacándonos, unas carcajadas, rompiendo el hielo y ganándose un golpe de mi niña, —¡Ay! Le voy a decir a mi mamá, que venga a buscarme en ambulancia.
—Ahora, si te voy a pegar en serio para que llames a la tía, —sale corriendo Mateo y Gaby detrás persiguiéndolo.
—Creo que voy a separarlos antes de que la enana lo acabe, —pronuncia Simón saliendo detrás de ellos.
—¿Te vas a quedar?
—¿Es una invitación? —Interrogo. Ella cambia de tema.
—¿Quieres un café? Porque siento que lo necesito —dice ella en medio, de su estado de ira, sé que está a punto de explotar.
La tomó por la cintura, la traigo hacia mí y por fin hago lo que tanto quería hacer. Me apoderó de sus labios, la beso, Ella se deja llevar, no pone resistencia, Enlaza sus manos a mi cuello, yo la aprisiono en mis brazos. Disfruto de su deliciosa boca, ¡cuanto la he extrañado!
—Esto no está bien, —susurra.
—¿Quién lo dice? —Vuelvo a adueñarme de sus labios.
—Eres un hombre casado, no quiero ser la tercera en discordia.
—La única señora Villamizar, has sido tú, —le respondo, sé que mi respuesta le ha generado más dudas, pero quiero disfrutar de sus labios, de ella, luego hablaremos.
—¿Y Gaby? —pregunta, cierro su boca volviendo apoderarme de ella, introduzco mi lengua, cuanto la he extrañado, confirmo que es la mujer que siempre he amado.
—Papi ...